Hay pocas dudas acerca de que Robert A.Heinlein fue, junto a Isaac Asimov y Arthur C.Clarke, uno de los Tres Grandes de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción. Fue pionero de muchos subgéneros e ideas y, de los tres, el único capaz de crear personajes sólidos y carismáticos y escenas de diálogo frescas y verosímiles. Entonces, ¿por qué son Asimov y Clarke mucho más recordados y leídos que él?
Hay un factor de exposición mediática, claro. Asimov y Clarke aparecieron regularmente como asesores en películas de ciencia ficción, prestaron su nombre para publicaciones y programas televisivos, firmaron abundantes trabajos divulgativos, fueron entrevistados innumerables veces y, en general, tuvieron una mayor disposición a aparecer ante los medios. No es que Heinlein no fuera una persona activa ni comprometida (todo lo contrario), pero ya desde comienzos de los setenta su salud empezó a deteriorarse rápidamente, impidiéndole mantener una presencia pública tan intensa como la de sus colegas.
Pero hay algo más. De los tres, Heinlein fue el que más volcó en sus obras su ideología política y

Como hemos visto en otras entradas sobre sus obras de la primera época, Heinlein comenzó a escribir contando ya con un sólido y variopinto bagaje vital (había estado en el ejército, en el mundo empresarial y en los círculos políticos) que enseguida se reflejó en sus relatos. Desde el primer cuento que escribió se convirtió en uno de los pilares del editor Joseph W.Campbell para la nueva ciencia ficción que postuló en la revista “Astounding Science Fiction”.

No obstante, y a pesar de que su carrera profesional dependía cada vez menos de “Astounding


Lorenzo Smythe, de nombre artístico El Gran Lorenzo, es un actor en paro que pasa por horas bajas. Pomposo, arrogante y xenófobo, es contratado para asumir la identidad de un conocido líder político con el que guarda un gran parecido. Dicho personaje, John Joseph Bonforte, líder del Partido Expansionista, ha sido secuestrado por sus adversarios en un momento crítico de la escena política interplanetaria, puesto que estaba a punto de ser adoptado como “nativo” o miembro del Clan por los alienígenas de Marte, lo que equivaldría a que éstos contaran con un representante en la Asamblea del Imperio Galáctico, hasta ese momento exclusivamente humana. La poderosa facción xenófoba, que rechaza cualquier alianza u acercamiento con especies extraterrestres, quiere hacer fracasar el inminente acuerdo y está dispuesta a cualquier indignidad para alcanzar su fin.
El secuestro no puede hacerse público dado que la inflexible tradición marciana no admite

A pesar de que la política pro-marciana de Bonforte no sintoniza precisamente con la sensibilidad de Lorenzo, éste cumple a la perfección con su papel de “doble” hasta que el político es liberado. Pero el estado de salud de éste es muy delicado y el actor se ve obligado a continuar con el fraude. Poco a poco, Lorenzo profundiza más y más en la mente y filosofía de Bonforte y su propia visión del mundo comienza a cambiar más de lo que al principio hubiera deseado.
Aunque su trama nos pueda parecer novelesca en exceso y recordarnos a “El Prisionero de Zenda”, “Estrella Doble” se inspiró en un hecho real ocurrido en la Segunda Guerra Mundial. El australiano Mayrick Edward Clifton James sirvió con el ejército británico en la Primera Guerra Mundial antes de convertirse en actor. Años después, sus habilidades interpretativas le valieron ser asignado a un grupo de entretenimiento de segunda fila dependiente del ejército de su Majestad y dedicado a escenificar obras patrióticas… hasta que

James debería aprender todos los manierismos de Montgomery y hacerse pasar por él durante cinco semanas, viajando a Gibraltar y El Cairo, como parte de un plan destinado a confundir a los alemanes en las semanas previas al Desembarco de Normandía, haciéndoles creer que el verdadero mariscal estaba preparando un plan de invasión del sur de Francia. Ello llevaría a una concentración de tropas alemanas en esa zona y un debilitamiento de las mismas en Bretaña, facilitando de este modo el verdadero plan aliado. Nunca se sabrá si el plan tuvo la efectividad que pretendía y si verdaderamente engañó a los alemanes (a diferencia de Montgomery, James fumaba y bebía en abundancia y tuvo problemas para dejar esos vicios mientras encarnaba el papel), pero el caso es que cuando fue desmovilizado, sin reconocimiento alguno por su labor, fue incapaz de encontrar trabajo como actor y se vio obligado a vivir de los subsidios para

“Estrella Doble” es una novela corta, compacta y escrita con un ritmo rápido cuya acción se desarrolla a lo largo de tan solo unas cuantas semanas. Consigue bosquejar la situación política con gran efectividad y ligereza pero sin perder por ello la profundidad necesaria como para que el lector comprenda lo que está en juego. Y es que en realidad esta obra es más un thriller político que una space opera de aventuras en la que los cánones de la ciencia ficción tengan una importancia capital. La trama narra una lucha por el poder que bien podría haber transcurrido en la Tierra del siglo XX –o del XIV-, sustituyendo los alienígenas por gentes de otras culturas y reduciendo el entorno galáctico a algo más cercano y familiar a nosotros.

En esa segunda etapa, Heinlein utilizaría de forma cada vez más acusada sus obras como plataforma para airear de forma dogmática sus posturas libertarias y sus poco convencionales opiniones sobre la sexualidad, algo que iría restándole credibilidad y apoyo no sólo entre sus seguidores, sino también de otros colegas de profesión y aquellos lectores que fueron incorporándose al género a partir de mediados de los sesenta.
Pero en “Estrella Doble”, Heinlein aún mantiene un buen equilibrio entre la narración y el contenido y consigue no perjudicar la intriga y los momentos más emocionantes con un exceso intelectual. Ello no quita para que introduzca observaciones

La Ciencia Ficción es la literatura adalid del progreso; y la filosofía que subyace en buena parte de la misma es esencialmente liberal. Mucha –aunque no toda- de la ciencia ficción más popular y perdurable está asentada firmemente en la tradición del liberalismo occidental, una idea relativamente reciente en virtud de la cual se plantea como posible y deseable el aumento por parte del hombre de su poder sobre la Naturaleza mediante la acumulación y ampliación de conocimientos; y que la libertad –libertad política, autonomía personal, libertad de pensamiento y de intercambio de mercancías- es un fin en sí mismo. “Incrementar el poder del Hombre sobre la Naturaleza y abolir el poder del Hombre sobre el Hombre” es una formulación del Bien Social en el que podrían haber estado de acuerdo el bolchevique Leon Trotsky y el liberal americano John Dewey, aunque hubieran diferido apasionadamente en cuanto a la ética y la moral.

Aunque el político al que Lorenzo Smythe sustituye, John Joseph Bonforte, apenas participa de forma directa en la trama, su influencia está siempre presente ya que el actor debe sumergirse e identificarse en su ideario. El principal mensaje del libro es su oposición a la xenofobia-racismo, oposición que se justifica más desde un punto de vista político -como un obstáculo para la expansión de la especie humana por el cosmos-, que en base a la ética. Aunque tratándose de ciencia ficción, el papel de “El Otro” recae en los marcianos, la cercanía temporal de la novela al comienzo del Movimiento por los Derechos Civiles pone de manifiesto la sensibilidad de Heinlein hacia esa materia; una materia que, a mediados de los cincuenta, seguía siendo tabú para los políticos y el grueso de la sociedad estadounidenses.
“Estrella Doble” es una novela inusual en tanto en cuanto presenta de forma realista –dejando

El papel del Willem de la novela es mucho más ceremonioso y nominal que el de su antepasado. Rodeado de lujo y boato en su espectacular palacio de la Luna, el emperador reina pero no gobierna. Esta última tarea recae en su primer ministro, quien ha de enfrentarse a la ingrata tarea de integrar a los extraterrestres en el Imperio. Como contrapartida al personaje del emperador, aparentemente una figura decorativa pero

La novela contiene también varias observaciones agudas sobre la política en general: “No se pueden conseguir más votos por acudir personalmente a los mítines del partido. Todo lo que se logra es agotar al orador. A esos mítines sólo van los incondicionales”. O: “¡Demos nuestra opinión! ¡Tomemos partido! A veces podemos estar equivocados…, pero el hombre que no quiere decidirse por uno u otro lado siempre estará equivocado! ¡El cielo nos libre de los cobardes que temen decidirse por algo!”. Y, hacia el final: “El pueblo admite cierta cantidad de reformas y luego quiere descansar. Pero las reformas perduran. El pueblo no desea el cambio en realidad, ningún cambio… y la xenofobia está profundamente oculta en sus almas. Pero progresamos,cumpliendo con nuestro deber… si es que queremos alcanzar las estrellas.”
También se apuntan ya algunas de las filosofías que luego desarrollaría más extensamente en

“Estrella Doble” es claramente un producto de la ciencia ficción de los cincuenta, no sólo por el tratamiento que hace de las mujeres o su optimista final (de lo que hablaremos un poco más adelante) sino, y esto es inevitable, por las caducas referencias tecnológicas que aparecen y que se hacen evidentes, por ejemplo, en la terminología utilizada (“estéreo-video”), la confianza en la hipnosis para solucionar cualquier problema mental o conductivo desde los prejuicios a la histeria; o que toda la maravilla tecnológica necesaria para realizar viajes espaciales y fundar colonias en otros planetas se haya conseguido sin computadoras y recurriendo exclusivamente a la vieja regla de cálculo.

Así, a pesar de los evidentes lastres propios de la ciencia ficción clásica y aunque en sus páginas abunden los marcianos, los venusianos, las naves y los imperios galácticos, el tono retro nunca ahoga la esencia de la historia ni hace perder el foco de lo que es realmente importante: la trama y los personajes.
O, más bien habría que decir “el personaje”. Porque Lorenzo Smythe eclipsa a todos los demás

Su actitud altanera está reflejada no obstante con simpatía al igual que su racismo: “A mí no me gustan los marcianos. No consigo convencerme de que una cosa que recuerda a un tronco de árbol rematado por un salacot pueda ser objeto de los mismos privilegios que un hombre (...) Y otra cosa más: ¡no puedo soportar su olor! Eso no significa que se me pueda acusar de tener prejuicios raciales. No me importa la religión, la raza o el color de un hombre. Pero los hombres son hombres; en cambio, los marcianos son sólo cosas. A mi modo de ver, ni siquiera puede decirse que sean animales (…) encuentro ofensivo que se les permita la entrada en los bares y restaurantes frecuentados por hombres”.

Pero gradualmente, y conforme su misión le obliga a profundizar en la mente de Bonforte para interpretarlo en público a la perfección, su actitud empieza a cambiar gradual pero imparablemente. Su antigua personalidad se ve obligada a someterse a una profunda remodelación para ajustarse a los principios que tan apasionadamente defendía Bonforte. La imitación deja paso a la emulación y el actor se convierte en su personaje, transformándose en el proceso en un gran líder que se preocupa sinceramente del destino de la Humanidad y su destino en la galaxia. Como Bonforte hizo antes que él, se da cuenta de que el Hombre debe superar sus estúpidos prejuicios y evitar convertir a las estrellas en otro imperio sostenido por la explotación y la discriminación.
Por tanto, otro de los temas para la reflexión que propone la novela es el de la identidad y el

Los personajes secundarios están bastante más desdibujados y carecen de la personalidad y encanto de Lorenzo. Heinlein tenía tendencia a crear héroes increíblemente competentes en multitud de ámbitos y que sabían más que nadie de su entorno. Para algunos lectores, esto no supone ningún problema; para otros, resta credibilidad a sus protagonistas. El reparto de “Estrella Doble” no es el mejor ejemplo de ello, pero el que más se aproxima es Dak Broadbent, varonil, experto piloto, miembro de la Asamblea, doctor en Física, irresistible a las mujeres, cordial, sensato y eficiente.
Llama la atención hoy –aunque en la época no era sino lo normal- la ausencia de mujeres con papel. Lorenzo admite haber aprendido su profesión de su padre, pero no parece tener nada que decir de su madre. Penny Russell, la ayudante y secretaria de Bonforte –y luego de Lorenzo-, es una muestra de la contradictoria actitud que Heinlein mantenía hacia el sexo femenino. Es una profesional inteligente que ocupa un escaño en el Congreso y su trabajo es

La prosa de Heinlein es directa, lineal y sin ambiciones estilísticas que distraigan la atención de la trama. Como apunté antes, es una novela que discurre a buen ritmo y que se lee con agrado incluso en aquellos momentos en los que se torna algo inverosímil. La intriga política, que podría haber hecho de la historia algo árido, está punteada de momentos emocionantes y muy bien descritos, como el viaje de Lorenzo a Marte, las conversaciones con el Emperador o la parte en la que a punto está de ser desenmascarado públicamente por un traidor. El final es tan satisfactorio como predecible y poco arriesgado.
Habrá quien argumente que hoy esta historia no sería merecedora de un premio, pero es necesario adoptar la perspectiva de la época. En 1956, la ciencia ficción todavía no había acumulado la enorme cantidad de obras en todos los formatos (literarios, cinematográficos, televisivos, gráficos), abarcando cualquier tema imaginable. La idea de servirse de los tópicos de la space opera para contar una intriga política tampoco era totalmente nueva, pero el talento de Heinlein como narrador, la presencia de un carismático protagonista, la toma de postura ideológica y la inclusión de inteligentes reflexiones sobre el mundo de la política –con las que se puede estar de acuerdo o no, eso no importa- mezclada con la aventura y toques de sátira, fue algo que sobresalió claramente de entre el grueso de ciencia ficción del momento.
“Estrella Doble” es una novela entretenida y fácilmente legible para el lector actual aun cuando, como hemos dicho, contiene algunos elementos que la anclan claramente a su época. Aún hoy sigue contándose tanto entre los títulos más asequibles y apreciados de Heinlein como entre los imprescindibles para comprender el pensamiento, estilo y trayectoria de ese Gran Maestro de la Ciencia Ficción.
Posiblemente una de las mejores novelas del maestro. También me gusta mucho de él Puerta al verano. No quiero pecar de pedante, pero tengo todo lo que se ha traducido en español de este autor y debo confesar que muchas de sus novelas no están al alcance de cualquiera, quizá por pesadas o aburridas; ahí tenemos, por ejemplo, El gato que atravesaba las paredes, entre otras. Este autor cabreado por no poder haber seguido en la marina por causas de salud, escribió unos relatos francamente memorables como Universo, que trata sobre el tema de las naves generacionales que creó escuela o, Todos vosotros zombis, una paradora temporal excepcional. No sé si has leído las memorias de Asimov; este hombre cultísimo no habla muy bien de Heinlein, pero como persona, creo que fue muy pedante y que se tenía muy creído que era el puto amo (aunque lo fue en el género). Todavía se discute si su obra oculta ideologías militaristas y de derechas, pero a mí eso me da igual. Soy un nostalgico de la ciencia ficción clásica y gracias a ello puedo detectar las trampas de los supuestos nuevos escritores del género, como por ejempo, Andy Weir con su El marciano, con un ojo puesto en el cine y un personaje a lo Tom Cruise y que Ridley Scott está rodando con el pánfilo de Matt Damon. Yo pregunto en voz alta sobre el eterno tema del Robinson Crusoe del espacio: ¿Alguien ha leído o conoce la novela Naugrafio de Charles Logan? Una historia poética con dosis de lo que podría pasar realmente, es decir, un tipo solo y abandonado en un planeta inhóspito y con pocas posibilidades de que salga con vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego, Heinlein debía ser un tipo algo difícil. No obstante, se ocupó de echar una mano a algunos colegas cuando lo necesitaron (consiguió trabajo para Asimov en un laboratorio durante la guerra, si no recuerdo mal). Lo cierto es que para cuando se convirtió en escritor ya llevaba un largo camino recorrido en la vida, lo que le alejaba de novatos como Asimov, quien no era más que un chaval cuando comenzó a escribir y cuya trayectoria vital no fue ni de lejos tan agitada como la de Heinlein. Éste, además, no sólo no tenía ideas políticas y sociales muy claras, sino que presumía de ellas y las plasmaba en sus novelas. Por contra, Asimov era en este sentido un autor mucho mas, digamos, "blanco". En privado, por otra parte, su visión de como debía ser el mundo -presente, no solamente el futuro- difería mucho de Heinlein, por lo que no es de extrañar que chocaran. Por otra parte, coincido con lo que comentas de que muchas obras (literarias o cinematográficas) actuales beben de material clásico. Si las nuevas generaciones mostraran más interés por las raíces de la ciencia ficción moderna, encontrarían que mucho de lo que se vende como nuevo no lo es tanto.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu comentario.
Me gusta mucho Heinlein, aunque no lo he leído tanto como debería ser. Siempre me intrigó de qué se trataba esta novela y por lo que me he enterado gracias a ti, su trama me ha resultado toda una sorpresa. Por cierto, he encontrado muy completo tu análisis (claramente quisiera poseer tus habilidades a la hora de hacer mis propios textos). Si bien se desprende desde el punto de vista simbólico el significado del nombre de esta novela (lo de "Estrella Doble" por el "astro" de la actuación que debe hacer del doble del político en cuestión), creo con humildad que solo te faltó referirse a ese aspecto en tu trabajo.
ResponderEliminarGracias por tus halagos Elwin, aunque tus artículos no tienen nada que envidiar a los mios. Efectivamente, no mencioné el tema del título, no se, quizá me pareció tan evidente!!... Un saludo.
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