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martes, 19 de agosto de 2014
1977- JUEZ DREDD (1)
Dredd es el más duro, estricto, despiadado y eficiente de toda una élite policial conocida como “Jueces”, encargados del mantenimiento de la ley y el orden en las ciudades terrestres del siglo XX. Su ámbito de actuación es Mega-City Uno, una enorme conurbación que comprende toda la vertiente oriental de Norteamérica, habitada por 800 millones de potenciales infractores de la ley. En el segundo episodio de la serie se la describía así: “En 2099, las ciudades americanas del Este se habían fundido en una vasta mega ciudad que se extendía desde Montreal en el norte hasta Georgia al sur”. Existen además otras grandes ciudades-estado repartidas por el territorio norteamericano, separadas por grandes páramos contaminados producto de las guerras atómicas libradas años atrás.
La única forma de mantener semejante aglomeración humana bajo cierto control, siempre precario, es hacer cumplir estrictamente las leyes y mantener tolerancia cero con los criminales. Así, la ciudad está dirigida autocráticamente por el Consejo de los Cinco, una oligarquía que supervisan a los conocidos como Jueces de Calle. Éstos patrullan la ciudad a bordo de sus poderosas motocicletas a la busca de delincuentes y criminales y tienen autoridad para apresar, condenar e incluso ejecutar en el acto a los infractores. Y el más riguroso, eficaz e inconmovible de todos ellos es el Juez Dredd, uno de los personajes más emblemáticos del comic mundial.
En 1977, dos guionistas británicos, Pat Mills y John Wagner, unieron sus talentos para dar forma a un novedoso proyecto. Mills había sido nombrado editor de “2000 A.D.”, una nueva revista de historietas de ciencia ficción editada por I.P.C. Publishing, la principal compañía editorial de Inglaterra.
Tradicionalmente, los comics ingleses aparecen con cadencia semanal en lugar de la mensual propia de los comic books americanos, por lo que sólo ofrecen entregas de cuatro u ocho páginas de cinco o seis series regulares. En este sentido, “2000 A.D.” estaba destinada a seguir las pautas del resto de la línea de I.P.C., si bien con un obvio énfasis en la ciencia ficción que obedecía al interés por participar en el boom que el género estaba experimentando a raíz del estreno de “Star Wars”. Ciertamente, la revista no pretendía atraer a los más maduros aficionados del comic británico y americano, sino que su material estaba más bien dirigido a un público de edades comprendidas entre 7 y 14 años, intervalo en el cual se hallaban el grueso de lectores de comics en Inglaterra.
El nombre “Juez Dredd” fue creado originalmente por Pat Mills para una posible historia de temática ocultista (en realidad era “Dread” “Pavor”), pero cuando Wagner le comentó su idea para una serie policiaca ambientada en el futuro y en la que el personaje principal sería juez, jurado y verdugo, Mills decidió cederle a él esa denominación con un ligero cambio de grafía –que no de sonoridad-. A continuación, Wagner escribió un guión introductorio sobre el que Mills efectuó algunos cambios.
El siguiente paso consistía en buscar un dibujante para la serie. Ambos se habían sentido impresionados por el trabajo de un artista anónimo publicado en una revista de temática bélica de la competencia. Y digo anónimo porque en aquellos años la práctica habitual de las editoriales británicas era la de no acreditar a los autores de las historias, escondiendo así sus mejores bazas a la atención de otros editores que pudieran pujar para arrebatárselos. Mills y Wagner no se amilanaron y tantearon a todos los agentes artísticos buscando a aquél que representara a ese desconocido dibujante. Finalmente dieron con él. Se trataba del español Carlos Sánchez Ezquerra y, aunque se trataba de un trabajo incierto –“2000 A.D.” era una cabecera nueva y nadie podía garantizar su continuidad- consiguieron convencerle para embarcarse en su proyecto.
Fue por tanto Ezquerra quien diseñó las bases de la apariencia visual del Juez Dredd: sus ojos eternamente ocultos por un impresionante casco, expresión pétrea, mandíbula cuadrada, aspecto indestructible y uniforme de cuero negro. Su armamento consiste en una enorme pistola que dispara proyectiles de diferentes clases y conduce una poderosa motocicleta acorazada con la que patrulla por las calles de Mega-City Uno. (Por cierto, Ezquerra también diseñaría y dibujaría durante muchos años otro de los personajes más longevos del comic británico, “Perro de Estroncio”, igualmente para “2000 AD”).
Cuando dibujó la primera entrega, Ezquerra incluyó de fondo, casi de forma casual, unos enormes rascacielos que formaban parte del paisaje urbano de la Nueva York de 2099, el lugar y la época en la que Dredd iba a vivir inicialmente sus aventuras. Mills se fijó en esa ambientación y decidió otorgarle una mayor entidad, pidiendo a Ezquerra que realizara una viñeta a toda página en la que se mostrara con mayor detalle la ciudad. Un director artístico de I.P.C., Doug Church, señaló que esa urbe futurista parecía demasiado colosal como para ser “simplemente” Nueva York, por lo que los creadores decidieron agrandarla aún más y bautizarla como Mega-City Uno.
Fue un acierto, porque Mega-City se convirtió desde entonces en una parte integral de la serie, con un protagonismo solo superado por el de los propios Jueces. Sus innumerables localizaciones, compañías y productos comerciales han proporcionado a John Wagner (que a veces firmaba con pseudónimos como John Howard o T.B.Grover) multitud de ideas para todo tipo de argumentos, especialmente los gigantescos edificios, capaces de alojar hasta 60.000 personas y que ostentan nombres de celebridades como Will Eisner, Enid Blyton, Sonny Bono… El universo del Juez Dredd se ampliaría posteriormente con otras urbes, como Mega-City Dos, la Luna, la Tierra Maldita, el Sovblock Ruso, Texas City o Mega-City Tres.
Por desgracia, los problemas editoriales empezaron pronto. Mills entendió que la historia del Juez Dredd preparada para el Prog. 1 de “2000 AD” (los números de esa revista se denominan “Prog.”) era demasiado violenta y los personajes y su entorno no se hallaban adecuadamente presentados, por lo que decidió no publicarla. Ello motivó el enfado y la marcha de Wagner y Ezquerra. El primero, necesitado de dinero y animado por la dirección que había adoptado la revista y las posibilidades creativas que ofrecía, volvería al Juez Dredd a partir del Prog.9. A Ezquerra le costaría más, pero ello no fue impedimento para que acabara convirtiéndose en uno de los artistas más representativos y prolíficos de la serie.
Con Wagner y Ezquerra fuera del proyecto, la primera historia de Dredd, respetando eso sí el concepto básico de Wagner, fue escrita por un guionista independiente llamado Peter Harris, dibujada por Mike McMahon –entonces un joven artista cuyo estilo recordaba algo al de Ezquerra, aunque posteriormente evolucionaría hacia una visión muy particular y adecuada al carácter de Dredd- y publicada en el segundo número de “2000 A.D.” (marzo de 1977) bajo la leyenda: “Conoce al más duro hombre de la ley…”.
El entorno de esa primera historia era todavía –y por última vez- la Nueva York de 2099. Era una presentación muy sencilla en la que un criminal llamado Whitey asesinaba al Juez Alvin y luego era capturado por Dredd, que lo sentenciaba a “Isla del Diablo”, una colonia penal. No es que fuera un debut particularmente memorable, pero al menos establecía en pocas páginas tanto la seca y monolítica personalidad del Juez Dredd como la premisa principal que iba a sostener la mayor parte de sus aventuras futuras.
Poco a poco, con cuentagotas, se van desvelando datos biográficos del personaje. En el Prog.30 se nos revela que Joe Dredd fue adiestrado desde su nacimiento para convertirse en Juez junto a su hermano, Rico Dredd. Éste acabó corrompiéndose y Joe se vio forzado a exiliarlo a una colonia penal durante veinte años para ejecutarlo más tarde cuando aquél regresó en busca de venganza. En Prog.34 se descubre que el año de nacimiento del Juez fue el 2066. Pero en realidad poco de todo esto importa. Lo único que el lector necesita saber del Juez Dredd es que es un individuo eternamente circunspecto y absolutamente dedicado a su misión pacificadora. Dredd vive para la Ley.
Su inflexible personalidad viene dada, al menos en parte, por el adiestramiento físico y psicológico al que se somete a todos los jueces desde la infancia. Éste comienza en la Academia de Jueces de Mega-City en la que los alumnos comienzan cuanto tienen cinco años. La formación se prolonga durante quince años y tras la graduación atraviesan un periodo de prueba supervisados por un Juez cualificado. Sólo tras superar esa etapa se les permite asumir la identidad de un Juez. El mejor representante de todos ellos es Dredd, cuya frase favorita es “Yo soy la Ley”.
Es, por tanto, un personaje a mitad de camino entre la Policía del Pensamiento de la distópica “1984”, de George Orwell y Harry el Sucio, connotaciones fascistas incluidas. Pero incluso entonces, los comics del Juez Dredd eran considerados por cualquier lector con sentido común no como una literal exaltación de fantasías justicieras, sino como una sátira de ciertas actitudes ultraconservadoras hacia el crimen y el castigo. Así, por ejemplo, los Jueces sentenciaban a infractores de tráfico o simplemente a peatones que tiraban un papel al suelo con ridículas penas de cárcel de varios años. Hasta el día de hoy, Wagner siempre ha renegado de los superhéroes americanos y virtuosos luchadores contra el crimen en general, y utilizó este personaje como vehículo para explorar esa aversión.
Los primeros siete episodios de Juez Dredd mantuvieron el mismo tono. Ninguna de las historias guardaba continuidad respecto a las demás sino que se limitaban a añadir más detalles e información sobre Dredd y su trabajo. Mega-City Uno ya estaba evolucionando y aumentando su complejidad y la serie en general empezaba a mostrar un considerable potencial.
Los dibujantes que participaron en esta etapa inicial fueron el mencionado Mike McMahon, Ron Turner y Massimo Bellardinelli. Los dos últimos demostraron ser inadecuados para el tono de la serie. Ezquerra regresó para dibujar al personaje que él mismo había creado. Hubo otros dibujantes que probaron suerte con la serie, pero solo Ezquerra, McMahon y, algo después, Ian Gibson (luego muy conocido gracias a “Robo-Hunter”) mantuvieron cierta continuidad en estos primeros pasos del Juez.
El éxito de Dredd fue una sorpresa para todos, porque en realidad se esperaba que el estrellato de “2000 AD” se lo llevara la nueva versión del clásico héroe “Dan Dare”, inmensamente popular en Inglaterra. Sin embargo, tanto se alejaba Dredd del héroe de carácter más tradicional que cautivó completamente a los lectores de la revista hasta el punto de que no solo pasó a ocupar el puesto central de la misma, sino que se convirtió en su única serie verdaderamente regular.
(Continua en la siguiente entrada)
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excelente reseña !
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