(Viene de la entrada anterior)
Pasó el tiempo, pero ni McGregor ni Russell olvidaron lo satisfactoria que había resultado su colaboración. Deseaban trabajar juntos de nuevo en el personaje pero faltaba el catalizador que los reuniera e impulsara un nuevo proyecto. Ese catalizador fue Archie Goodwin, una de esas personalidades de la industria del comic de la que todo el mundo sin excepción habla bien y que por entonces, a comienzos de los ochenta, era editor del sello Epic. Él y McGregor se habían conocido años atrás en la editorial Warren y fue él quien convenció a ambos para recuperar a Killraven y continuar la historia.
Aunque Marvel publicitó esa segunda colaboración como el epílogo de la etapa de “Amazing

Para entonces, Russell era un artista mucho más experimentado y con un sentido estético más aguzado. Una de las cosas que pidió a McGregor fue evitar el llamado “método Marvel”, esto es, el guionista entrega una sinopsis más o menos detallada al dibujante, a partir de la cual éste elabora la separación en viñetas y páginas, realizando el dibujo y devolviendo el resultado a aquél para que inserte los diálogos. Russell opinaba -con razón- que en su etapa en "Amazing Adventures", la combinación de su inexperiencia como dibujante y la verborrea literaria de McGregor había dado como resultado páginas con un excesivo abigarramiento. En esta ocasión el escritor entregó a Russell un guión completo con todo el diálogo, de forma que éste pudo integrarlo desde el principio en su planificación y realizar una composición estéticamente más equilibrada.

Desgraciadamente, los bellos dibujos de un Russell en plena madurez artística no vinieron acompañados de una historia a la misma altura. "Killraven: Warrior of the Worlds" es un relato lento, melancólico, casi amargo, en el que realmente no llega a resolverse nada. La intención de McGregor no era, como hemos dicho, terminar la historia iniciada en "Amazing Stories" -algo que, habida cuenta del lánguido ritmo que el guionista había impreso a la narración, hubiera resultado imposible en tan sólo una novela gráfica-. Sí quería, en cambio, cerrar las principales cuestiones pendientes en aquel título y establecer nuevos puntos de partida.
Sin embargo, la meta geográfica que se habían fijado los personajes, el parque de Yellowstone, hubo de ser eliminada puesto que McGregor lo había utilizado ya en otro de sus trabajos de los setenta posteriores a Killraven, "Sabre". Optó entonces por fijar la acción en Cabo Cañaveral e introducir a un nuevo e interesante personaje, Jeanette, una madura astronauta que se convierte en el nexo de unión con los tiempos pre-invasión.
Pero lo cierto es que "Killraven: Warrior of the Worlds" cuenta bien poca cosa y vuelve a


Sin embargo, la continuación deseada por McGregor y Russell nunca se concretó. Hubo conversaciones sobre ello y, de hecho, el guionista comenzó a escribir una historia en la que los personajes viajaban a Marte y la cual Russell accedió a ilustrar. Iba a ser publicado en entregas de ocho páginas dentro de la colección Marvel Comics Presents de tal forma que a su conclusión pudiera ser recopilado y editado como un volúmen de 64 páginas.
Pero a McGregor se le fue de las manos. Tras ciento cincuenta páginas de guión, Killraven aún no había llegado a Marte. Aunque el compromiso de Russell aún seguía en pie, Marvel todavía no había dado el visto bueno a la recopilacion final en volumen -lo que hubiera supuesto una garantía financiera para los autores-. El dibujante pensó que era invertir demasiado tiempo en un proyecto que quizá jamás viera la luz o, peor aún, que lo hiciera en un formato barato y con mala reproducción. Tras dibujar los lápices de un par de páginas, lo abandonó; y McGregor se negó a seguir adelante con otro dibujante que no fuera Russell.
Los intereses artísticos y temáticos de Russell han discurrido por caminos muy alejados de la épica superheróica, abarcando desde las adaptaciones de óperas hasta la fantasía infantil, y él mismo ha manifestado no estar ya muy interesado en retomar al rebelde guerrero del futuro.
Otras manos fueron las que en 2001 recuperaron a Killraven dentro del sello "adulto" Marvel

Fue una historia más compacta que las de McGregor, con un Killraven que se situaba gráficamente a mitad de camino del musculoso héroe diseñado por Neal Adams y el joven etéreo de la última etapa de Russell. Desgraciadamente, fue una historia a la postre insustancial, poco más que una larga conversación entre dos personas, un episodio con poca historia que desarrollar y en la que el protagonista y su entorno no registran aportación relevante alguna.
McGregor siempre pensó que Killraven era algo suyo y nunca aceptó de buena gana que otros autores dieran sus propias interpretaciones sin contar con él. Esto fue así incluso en el caso de un artista tan sólido y recomendable como Alan Davis.

Davis conocía bien al personaje y había leído sus aventuras siendo un niño. Sin embargo, nunca estuvo de acuerdo con la dirección que McGregor imprimió al gladiador pelirrojo. En su opinión, Killraven no había satisfecho nunca las expectativas iniciales de convertirse en un auténtico líder de la resistencia terrestre, limitándose más bien a servir de víctima pasiva perdida en sesudas disquisiciones. Deseaba recuperar al indómito guerrero concebido por Roy Thomas y Neal Adams, pero pronto se dio cuenta de que para ello debía prescindir de casi toda la etapa McGregor/Russell.
Y eso hizo. La miniserie "Killraven", con seis episodios publicados entre 2002 y 2003, supuso

El autor nos presenta de nuevo al héroe, sus compañeros y su mundo postapocalíptico y a medida que se narra la aventura principal -repleta de drama, romance, persecuciones, luchas y traiciones en la mejor tradición pulp- Davis no sólo cuenta el origen de los personajes, sino que dirige la historia en una dirección definida. Por otra parte, realiza una encomiable labor actualizando los tópicos de ciencia ficción, atando cabos sueltos y dando mayor consistencia a detalles algo difusos de la etapa anterior.
Efectivamente, la ciencia ficción había madurado considerablemente desde principios de los setenta. No sólo los descubrimientos más recientes de Marte hacían implausible la propuesta original de Thomas, sino que los aficionados exigían un mayor detalle y verosimilitud en los conceptos y unos personajes más trabajados. Davis ofrece una explicación a la invasión marciana (relacionada con el deterioro ecológico de su planeta), así como a su actitud hacia los humanos, su aparente crueldad y la tecnología que utilizan, otorgando de esta forma una cualidad más rica al entorno en el que se desarrolla la aventura.

En el apartado gráfico, Davis no decepciona. La acción es espectacular y bien dosificada,

Estamos ante un comic de factura sólida y en absoluto aburrido. Y, sin embargo, el resultado no es totalmente satisfactorio. Para los conocedores del personaje, no hay aquí nada realmente nuevo, sino una actualización y reformulación de un escenario y personajes ya conocidos. Los lectores más jóvenes se encontrarán ante una historia entretenida y vibrante, pero, de nuevo, inconclusa, un prólogo a nuevas aventuras que nunca llegaron. Fueron quizá esa indefinición de fondo junto al tono oscuro y poco heróico del relato los responsables de las escasas ventas que registró la miniserie. Una lástima, porque Alan Davis no sólo es un magnífico dibujante, sino un sólido guionista capaz de combinar la acción y la aventura con la construcción de personajes. Con todo, su versión de Killraven es, a mi juicio, la más recomendable hasta la fecha por mucho que la etapa de McGregor y Craig Russell haya quedado investida con la engañosa aureola de "serie de culto".

Pero el personaje apareció en un momento en el que los comic books estaban atravesando un periodo de experimentación en el que muchos autores trataron de forzar los límites de ese formato. Al mismo tiempo que se encargaba de escribir "Amazing Adventures", McGregor escribió las aventuras de Pantera Negra en "Jungle Action". Los resultados de esta última fueron más compactos, mientras que Killraven nunca llegó a despegar del todo, indeciso entre la ciencia ficción, la fantasía heroica o los superhéroes. Los intentos posteriores de retomar al guerrero pelirrojo -incluida su reconversión como historia de fondo para los Guardianes de la Galaxia- no han aportado nada nuevo.
Es increíble lo que has hecho con esta reseña, resulta que ha sido bastante interesante y entretenida, jamás pensé que se pudiera sacar tanta cuerda de la historia un personaje “menor” como Killraven.
ResponderEliminarGracias opr tus palabras. Efectivamente, Killraven parece destinado a quedarse relegado a la categoria de "personaje de culto". sin embargo, como ya comento en la entrada, eso de "culto" es muy relativo y en demasiadas ocasiones -éta entre ellas- no es más que una ilusión. Los nombres que han intervenido en el personaje son relevantes, sí, pero para ninguno de ellos fue su mejor trabajo.
ResponderEliminarMuy interesante, es fascinante la historia de este personaje menor al que sólo conocía uno de los números de Marvel Zombies 5 (una extravagante serie limitada de la de por sí bizarra serie Marvel Zombies, en la que MachineMan y Howard el Pato se enfrentan a la amenaza de los zombis en 5 universos alternativos de los títulos de Marvel que no se relacionan directamente con los superhéroes)... Es una lástima que una historia con un punto de partida tan interesante no llegase nunca a plasmarse del todo bien
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