La carrera de Wells como escritor fue longeva, extendiéndose desde finales del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial. Sus libros lo convirtieron en uno de los personajes más famosos del mundo. Buen conocedor de la Literatura –a pesar de sus humildes orígenes, parecía que lo había leído todo, desde Platón a Mary Shelley- así como de la Ciencia -durante un tiempo estudió biología con un discípulo de Darwin, Thomas Henry Huxley, abuelo del también escritor Aldous Huxley-, Wells no sólo se hallaba en la posición ideal sino que tenía el talento necesario para fusionar las diferentes corrientes de la tradición de la CF y convertirlas en un torrente de ideas que alimentaría a todos los autores del género del siglo XX; no sólo los escritores británicos inmediatamente posteriores, como Aldous Huxley, Olaf Stapledon o George Orwell, sino extranjeros como el ruso Yevgeny Zamyatin, el frances Maurice Renard, el checo Karel Capek y, a través de la revista editada por Hugo Gernsback, "Amazing Stories" (que reeditó la mayoría de las obras de Wells de sus primeros años), a todos los autores norteamericanos de relatos pulp.
En 1913, H.G.Wells, George Bernard Shaw y Sydney y Beatrice Webb fundaron el semanario "New

De alguna manera, la sociedad utópica a la que Wells tantas vueltas había venido dando desde hacía treinta años, bebía al menos en parte del idealizado modelo ruso: su élite gobernante, los factores de producción organizados por el Estado, el sentido colectivo, los grandes proyectos... Con el paso del tiempo, el escritor devenido profeta fue elevando más y más la voz a la hora de defender su idea de un Estado Mundial de corte socialista. Y, al mismo tiempo, al correr los años, su amargura y pesimismo fueron aumentando al ver que sus sueños se veían cada vez más lejanos e irrealizables.
"La vida futura" fue un aviso de lo que se avecinaba al tiempo que una declaración de principios ideológicos. Es un libro dominado por la fe de Wells en la figura de un Estado Mundial como solución a los problemas de la humanidad. Predice el estallido de una gran guerra mundial que se prolongará hasta la década de los sesenta. Ni siquiera los países que se mantienen al margen (Estados Unidos o Inglaterra) se salvan, ya que el impago de sus préstamos a los países beligerantes les aboca a la crisis económica, el desempleo masivo y la inestabilidad social. Lo único capaz de detener el conflicto resulta ser una plaga devastadora -ya sea natural o producto de la guerra bacteriológica- que entre 1956 y 57 prácticamente aniquila la ya maltrecha civilización. Hacia 1960, la población del mundo ha caído a la mitad.
Sigue un periodo oscuro de anarquía y hambre. El tejido industrial y económico ha desaparecido. No

Sin embargo, el orden es restaurado gracias a una dictadura benevolente que surge a partir de los controladores de lo que queda de los antiguos sistemas de transporte, los únicos que aún ostentan un poder global. Esa dictadura promueve el avance científico, instaura el inglés como lingua franca y erradica la religión, dirigiendo al mundo hacia una utopía pacífica. Cuando los dictadores encuentran conveniente quitar de enmedio a algún oponente político, se les da a éstos la elegante oportunidad de emular a los grandes filósofos clásicos Sócrates y Séneca: tomar una píldora letal y hacerle un favor a todo el mundo evitando una desagradable ejecución.
Finalmente, tras un siglo de construcción de la nueva civilización mundial, la dictadura es derrocada mediante un golpe no sangriento. Los antiguos gobernantes son jubilados con todo tipo de comodidades y el Estado Mundial va disolviéndose en una amorfa sociedad utópica que recuerda a la imaginada por Edward Bellamy en "Una mirada retrospectiva".

El libro carece de la estructura narrativa clásica de la novela. Se limita a conectar una serie de hechos al estilo de una crónica histórica. Wells utiliza la conocida argucia de afirmar que el libro no es sino la edición de las notas de un eminente diplomático, el Dr.Philip Raven, en cuyos sueños se le aparecía un supuesto libro de historia publicado en 2016.
Su frialdad estilística y distancia respecto al panorama de sufrimiento humano y reconstrucción social que describe, así como el establecimiento de una escala temporal lógica, lo acerca a otro clásico de la ciencia ficción publicado poco antes, "Primera y Última Humanidad" (1930 ), escrito por su compatriota Olaf Stapledon y cuya influencia el propio Wells admitió.


Otras partes del libro son ominosamente certeras. Por ejemplo, afirmar que las absurdas fronteras de Polonia acordadas en el Tratado de Versalles serían el detonante de la guerra; o el papel de los submarinos balísticos de largo alcance que, aunque en la novela lanzan torpedos químicos en lugar de misiles nucleares, cuentan con la misma capacidad destructora. Aún más, predijo que tales armas no se utilizarían sino como elemento de disuasión entre las potencias.
Sin embargo, aunque Wells vaticinó con acierto no sólo la utilización de aviones como armas

Por otro lado, aunque puso a Polonia en el centro del conflicto -concretamente a la ciudad de Danzig-, quienes aparecen en su libro como víctimas indefensas son, precisamente, los alemanes, que por aquel entonces se hallaban sumidos en la miseria tras una guerra desastrosa y una crisis económica igualmente devastadora. Los polacos en cambio, que fueron arrollados por los Panzer nazis en un abrir y cerrar de ojos en septiembre de 1939, son retratados como una beligerante dictadura. Si Wells no pudo imaginar -y no se le puede culpar por ello- la Alemania militarizada y enloquecidamente nacionalista de 1939, tampoco podría esperarse que acertara con el resto de su cronología futura ni mucho menos con su idealizado Estado Mundial.

Incluso teniendo esto en cuenta, sus proyecciones históricas son simplistas y su ideología condenable. Por ejemplo, siguiendo las máximas marxistas, la formación del Estado Mundial se da por hecha, es algo inevitable. Ahora bien, si el Estado Mundial es una maravillosa utopía que todo lo arregla, ¿por qué para mantenerlo es necesario imponer una dictadura militar represora durante un siglo? Wells no supo resolver esa contradicción y prefirió taparla de forma burda: a aquellos que lo defienden se los presenta de forma beatífica como visionarios inmaculados que predican entre una horda de ignorantes.
La libertad de pensamiento o de creencia no es admitida por ese Estado Mundial. Éste debe tener el monopolio sobre la educación con el fin de modelar a su conveniencia la mente de sus ciudadanos. Así, el Islam es abolido por la Policía Aérea, las mezquitas demolidas y el árabe sustituido por el inglés sin que se produzcan mayores disturbios -algo que hoy resulta imposible de creer-. El budismo se desvanece con menos problemas todavía y el pueblo judío, tras una larga y violenta historia de persecuciones, abandona su identidad de buena gana para integrarse en el Estado Mundial. Tan solo el cristianismo -y, concretamente el católico, del resto de ramas de esa confesión nada se dice- se resiste a desaparecer, estableciendo sus últimos bastiones en Irlanda y Sudamérica antes de ser finalmente subyugado.
Wells no duda en exterminar en su ficción a todo aquel que se opone a sus nobles proyectos políticos.

En resumen, ¿se puede aconsejar la lectura de "La Vida Futura? No es un libro para todos ni fácilmente accesible en fondo y forma. Es una obra que vuelve a demostrar la desbordante imaginación de su autor, abundante en detalles cronológicos y cotidianos sobre ese mundo ideal de 2105. Pero torpedea sus propios logros con su estilo fríamente aburrido y su espíritu dogmático. Una obra quizá sólo recomendable para aquellos aficionados a Wells que quieran asomarse a los amargos pensamientos que dominaban su mente en la última etapa de su vida.
Es la única novela de Wells,me refiero a su obra de ficción,que me falta por leer..¿Está publicada en castellano?Porque la he buscado mucho y no la encuentro....La adaptacion al cine es un clasico de la s-f inglesa.Un saludo
ResponderEliminarHola Felipe. Pues hasta donde yo se, permanece inédita en castellano. Puede que exista alguna edición antigua que, tanto da, sea casi inencontrable. Yo la leí en inglés. Y la verdad es que por el momento veo difícil que alguien se anime a publicarla porque el autor tiene obras con muchas más posibilidades comerciales.
ResponderEliminarEn cuanto a la película, tengo mis reservas respecto a su calidad. Pero de eso ya profundizaré en una próxima entrada.
Un saludo!
Hola, Manuel:
ResponderEliminar¿Recuerdas si en el libro el personaje de Cabell realiza esta pregunta: "sink back in dust or, upstart, lust for Mars"?
Muchas gracias por adelantado.
Un saludo cordial.
Ariadna
Hola Ariadna. Pues no recuerdo nada de eso, no. El libro no tiene la estructura clásica de una novela con personajes. Esa frase más parece poesía.
ResponderEliminarUn saludo
No he leído el libro, pero el artículo me parece muy interesante. La película, en cambio, me resultó insufrible.
ResponderEliminarHola Billiard. La película la tienes también comentada en este mismo blog... y sí, es dura de masticar. Un saludo
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