
Cyrano, famoso duelista, satírico y librepensador francés, tuvo una azarosa vida que ha sido

Había estudiado con el filósofo y matemático Pierre Gassendi, cuya vida y obra estuvieron dedicadas a cambiar la percepción que la sociedad tenía de la ciencia. Admirado en su época como un gran comunicador científico, algo tuvo que ver en ello la influencia y reputación de su alumno Cyrano, establecida gracias a la trilogía de "L´autre Monde" ("Otros Mundos"): "Les États et Empires de la Lune" (1657), "Les États et Empires du Soleil" (1662) y el trabajo perdido "La Historia de las Estrellas".
Copérnico, Kepler y Galileo habían sido hombres píos y creyentes. Cyrano era todo lo contrario. El obispo Godwin y John Wilkins creían en la vida fuera de la Tierra como prueba del poder y la majestad de Dios. Pero el enfoque de Cyrano sobre tal asunto era mucho más ateísta. Bajo la influencia de Descartes, eliminó a Dios de los cielos y adoptó la razón como única guía.
Cyrano sintonizó con el carácter de los tiempos que le tocaron vivir, lo que demuestra el enorme éxito que cosecharon sus libros en toda Europa así como la influencia que ejercieron en los trabajos de satíricos como Voltaire o Swift. Los dos primeros volúmenes de su trilogía resultaron tan estridentes para la sensibilidad de la época que las ediciones iniciales hubieron de retocarse para rebajar el tono herético de su contenido.
Y es que Cyrano disfrutaba escandalizando a la Iglesia. Las implicaciones ateístas que acechaban en las esquinas de la nueva ciencia salieron plenamente a la luz en su ciencia-ficción. La noción de un Universo favorable a la vida fue despojada de cualquier implicación divina: no daba por sentado que sus mundos debían ser el trabajo de un Creador Supremo. Sus novelas eran un ataque osado y sin precedentes al antropocentrismo, pensado para provocar un profundo desengaño religioso en el creyente.


En "Los Estados e Imperios de la Luna", el narrador es un hombre llamado Dircona, anagrama de (D´)Cirano, quien como ingenioso medio de propulsión utiliza el rocío embotellado: atando unos recipientes alrededor de su cintura, el vaho, al evaporarse, impulsa a nuestro héroe hacia la Luna. Pero no consigue su objetivo y acaba cayendo a la Tierra, a la colonia francesa del Canadá, establecida por Jacques Cartier tan sólo un siglo antes. Capturado por el virrey, éste le interroga sobre su viaje y la nueva astronomía. Dircona afirma: "Creo que los planetas son mundos que rodean al Sol y que las estrellas inmóviles son también soles, con planetas alrededor". El virrey concluye que el Universo es infinito y que Aristóteles estaba equivocado. Por fin, utilizando fuegos artificiales atados a una máquina, nuestro protagonista consigue, ahora sí, llegar a la Luna.
De acuerdo con Arthur C.Clarke, de Bergerac es el primero en inventar el jet: "Comprendía muy bien que para llenar el vacío, se atraería una gran cantidad de aire, lo cual impulsó mi caja; y que la corriente, forzada a pasar por un agujero y sin poder llegar hasta el techo, penetraría furiosamente en la máquina generando fuerza hacia arriba". En pocos años, los "espíritus lunares" de Kepler y los gansos salvajes de Godwin que sirvieron de impulsión a sus respectivos viajeros espaciales fueron sustituidos en la ficción por el cohete.
La Luna que se encuentra Dircona es muy similar a la imaginada por Godwin. Poblada por una raza de gigantes que caminan a cuatro patas, reciben con incredulidad al pequeño bípedo caído de "su luna" -nuestra Tierra-. Incluso las bestias selenitas se desplazan a cuatro patas, resaltando de esta manera aún más la absurda apariencia del protagonista. Si los humanos ni siquiera se pueden comparar con las bestias lunares, no digamos ya con los extraterrestres inteligentes.

Cyrano no se conformó con eso. Tras narrar la aparición de la vida en el Universo sin la intervención de dios alguno, coloca al racionalismo como la principal característica de la ilustrada cultura lunar, una cultura más avanzada y refinada que la humana: sus miembros se alimentan de aromas y duermen en colchones de flores, utilizan la poesía como moneda y tienen el convencimiento de que las estrellas están habitadas. Interpretan la muerte como la culminación de la vida y la fe humana en Dios como un defecto del raciocinio.

Dircona es finalmente sometido a juicio acusado de creer que su propio planeta es un mundo, no una "luna". Los selenitas defienden la total insignificancia de la especie humana. De hecho, los bípedos son descritos como "loros desplumados" carentes de inteligencia. Irónicamente, la decisión del tribunal es declarar a Dircona como "hombre" para que así pueda ser condenado a retractarse públicamente de sus erróneas creencias. Tras una larga comida y una discusión con un nativo sobre religión y cosmología, el protagonista decide que su interlocutor está poseído por un demonio, se agarra a él y vuela de regreso a la Tierra, aterrizando en Italia.
En "Los Estados e Imperios del Sol", la especie humana es humillada todavía más. Tras su viaje a

Dircona es capturado y juzgado por las aves. Para los sabios e ilustrados pájaros, el hombre es

El Sol y la Luna de Cyrano son mundos como el nuestro. Los pájaros solares hacen gala de la misma arrogancia que el hombre. También se creen seres supremos, los más racionales e inteligentes del Universo. Y son igual de crueles. Condenan a Dircona a una terrible muerte: ser devorado por moscas, destino del que, no obstante, consigue escapar gracias a la intercesión de un loro al que había liberado algún tiempo antes. Los selenitas, por su parte, tratan a los humanos como monstruos de feria igual que éstos harían con aquéllos si viajaran a la Tierra; se divierten vistiendo a Domingo Gonsales como un mono y, aún así, éste continúa exhibiendo una vanidad absurda cuando afirma que toda la vida en el Universo ha sido creada para que los españoles la dominen.

Más concretamente, Cyrano volvía sobre la cuestión de la pluralidad de mundos habitados. Los esfuerzos combinados de Kepler, Godwin y de Bergerac consiguieron que todas las cosmologías de ficción importantes desde entonces hayan contemplado la existencia de vida extraterrestre como principio básico, indiscutible y central.
No hay comentarios:
Publicar un comentario