lunes, 11 de mayo de 2020

2014- AL FILO DEL MAÑANA – Doug Liman


Atrapado en el Tiempo” (1993), aquella película en la que Bill Murray quedaba cautivo de un bucle temporal, condenado a vivir el mismo día una y otra vez, es un clásico muy popular de la comedia fantástica. Su premisa básica, la del hombre obligado a repetir interminablemente la misma secuencia temporal hasta que reúne todo lo que ha aprendido y da con la estrategia ganadora que le permitirá escapar de la situación, fue adoptada desde poco tiempo después de su estreno por otras muchas películas, como “12:01, Testigo del Tiempo” (1993), “Retroactive” (1997), “Repeaters” (2010)... De esa idea bebió incluso toda una serie de televisión, “Atrapado en el Tiempo” (2006-7). Quizá la más destacable de todos esos productos sea “Código Fuente” (2001), film en el que Jake Gyllenhall se veía proyectado a la mente de otra persona del pasado inmediato y tenía que repetir una y otra vez los últimos minutos a bordo de un tren que iba a ser destruido por una bomba terrorista.

Pues bien, “Al Filo del Mañana”, basado en la novela juvenil “All You Need Is Kill” (2004), escrita por Hiroshi Sakurazaka, recupera esa premisa (el autor reconoció expresamente la influencia en ella de “Atrapado en el Tiempo”), aunque abordándola desde el subgénero de la ciencia ficción bélica. El guión cinematográfico, eso sí, efectúa cambios respecto a la novela para hacer más comprensible su ciencia ficción, especialmente lo referente a las reglas que gobiernan los bucles temporales, y reformular la trama en algo más afín a la narrativa tradicional hollywoodiense.



La Tierra ha sido invadida por una especie alienígena tipo colmena que se han apoderado de todo el continente europeo excepto Gran Bretaña, que resiste a duras penas. El comandante William Cage (Tom Cruise), un antiguo profesional de la publicidad que ahora ejerce de relaciones públicas para el ejército americano, es transferido contra su voluntad a las fuerzas armadas inglesas. Cuando se entera de que el general Brigham (Brendan Gleeson) quiere enviarle a Francia para rodar la inminente ofensiva de la coalición internacional, que se espera definitiva, contra los alienígenas, Cage se resiste e intenta chantajear a Brigham. El resultado es que acaba fuera de combate por unos tasers y despierta ya en la base desde la que se prepara el asalto a través del Canal de la Mancha, tachado de desertor y asignado a la unidad J de infantería.

Sus súplicas e intentos de razonar con sargento Farrell (Bill Paxton) son inútiles y a la mañana siguiente, encajado en un exoesqueleto acorazado de combate que no sabe utilizar, es lanzado al campo de batalla. La masacre de humanos ante unos alienígenas imparables y letales es inmensa y parece que estos les hubieran estado esperando. Justo cuando Cage empieza a entender el funcionamiento del traje, es atacado por una criatura, muriendo ambos en el choque… O eso parece, porque recupera la conciencia encontrándose con que está de nuevo en el día anterior, justo cuando se unió al pelotón de infantería. Trata de impedir la cadena de acontecimientos que va a llevar, como él ya sabe, a la aniquilación de todo el ejército, pero muere otra vez…y vuelve a despertarse en el mismo punto.

Ese ciclo se repite una y otra vez. Al saber lo que va a suceder tras cada uno de sus pasos justo
antes de cada muerte, Cage va consiguiendo sobrevivir un poco más en cada intento y salva a Rita Vrataski (Emily Blunt), una heroína de guerra gracias a sus hazañas en el campo de batalla de Verdun. Resulta que ella también adquirió esa misma habilidad… y la perdió. Le explica a Cage que la razón del fenómeno es que en el momento de morir absorbió sangre del alienígena, el cual era una subespecie bautizada como Alfa, la cual tiene la capacidad de resetear el tiempo veinticuatro horas. Al “resucitar” en un punto anterior de la línea temporal con los recuerdos intactos, los alienígenas saben los pasos que va a dar el enemigo en el futuro por lo que su triunfo bélico es inevitable. Durante días y días, meses y meses, mientras muere y resucita, Cage es adiestrado por Rita en el uso de su traje para que sobreviva el tiempo suficiente como para localizar y destruir al alien Omega, el cerebro que controla a todos los demás y que se encuentra oculto en algún punto del continente europeo.

El que “El Filo del Mañana” aborde un tema que ha sido tratado bastantes veces antes no le quita el mérito de ser una película inteligente, emocionante y técnicamente bien realizada (más sorprendente incluso teniendo en cuenta su carácter de blockbuster veraniego para aquel año). Hay una delgada línea divisoria que el equipo guionista (Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y Christopher McQuarrie) y el director podrían haber cruzado convirtiéndose en un simple y alocado espectáculo de acción y efectos especiales a lo Michael Bay, dominado por las explosiones, los tiroteos y la destrucción masiva (y, ciertamente, el asalto a las ruinas del Louvre con un avión destrozado en el climax, tiene algo de esto). Sin embargo,
aunque el elemento de acción y efectos especiales existe y, desde luego, juega un papel importante, está subordinado a la historia que se desarrolla en primer plano.

Historia que no es, como uno podría pensar conociendo solo la premisa, hacer que el protagonista viva una y otra vez el mismo día mientras trata de encontrar la forma de salvar a “la chica” manipulando los elementos de ese muy concreto periodo de tiempo. Lo verdaderamente importante aquí no es la subtrama romántica (que existe, pero sólo de forma secundaria) sino encontrar el modo de derrotar a los aliens. Y en este sentido es muy interesante la forma en que el guión y el montaje consiguen introducir una serie de giros siempre sorprendentes. No se trata de jugar a encontrar una solución metafísica al bucle temporal, sino de algo mucho más sencillo: lo único que tiene que hacer Cage es llegar un poco más lejos cada vez que vive ese día, sobrevivir un tramo más de campo de batalla.

C
uando un sendero de actuación demuestra ser infranqueable y no llevar a nada, se abre otro nuevo, lo que permite a la historia ir presentando nuevos escenarios en tres países diferentes e incorporar otros personajes a la trama. Hasta cierto punto, se parece mucho a la estructura de un videojuego (no en vano, el autor de la novela se declara gran aficionado a esa forma de entretenimiento): Cage tiene una serie de dificultades que salvar. Si fracasa, muere y tiene que repetir otra vez la misma secuencia –aunque el montaje solo le hace revivir toda ella pocas veces para evitar cansar al espectador. Cuando encuentra la forma de sortear el obstáculo que lo ha venido matando, obtiene una nueva información que abre una “puerta” narrativa a otro nivel o escenario y les permite a él y a Rita proseguir su misión. Y esto se hace, además, respetando la inteligencia del espectador y no cayendo en un exceso de explicaciones a cada paso. Ejemplo de ello es que en el tercer acto se nos revele por sorpresa que Cage ha vivido diferentes y alternativas secuencias de acontecimientos que los otros personajes –y el espectador- sólo ahora ven por primera vez y que están más allá del campo de batalla donde siempre parecía morir. Que esa estructura funcione tan afinadamente como aquí es mérito del editor James Herbert. Éste corta y pega las escenas del interminable día de Cage dando el efecto deseado: a veces discurre más rápido, otras más lento, pero siempre de forma que el espectador sepa lo que ocurre, dónde ocurre y cuándo ocurre.

La historia tiene unos personajes fuertes y bien construidos. La mayor parte de los films de acción presentan ya de primeras a un protagonista duro, cínico, letal y completamente seguro de sus capacidades. En cambio, en esta ocasión tenemos un personaje, el mayor Cage, que evoluciona mucho. Lo conocemos como un figurín elegante e inteligente pero también arrogante y físicamente cobarde que trata de evitar como sea el combate hasta el punto de arriesgarse a chantajear a su superior confiando en su propio poder publicitario. En su largo arco argumental, lo vemos entrenarse, experimentar abundantes fracasos, ganar seguridad con su equipo y sus posibilidades de supervivencia hasta transformarse en un líder capaz de convencer a sus compañeros para que le apoyen en una misión suicida pero que puede poner punto y final a la guerra.

La película es muy consciente de lo que es y lo explicita en muchas ocasiones. Ahí tenemos las armas de tamaño exagerado, el adiestramiento del guerrero novato, el sargento y sus arengas a base de clichés, el grupo de soldados duros… Recoge muchos de los tópicos de las películas de acción militares que uno espera ver en una cinta de este tipo pero con los que no quiere perder demasiado tiempo. Y efectivamente, el director no lo hace.

Tampoco es que “Al Filo del Mañana” sea una película perfecta. Quizá su punto más débil sean
los alienígenas. Aunque cuentan con un diseño terrorífico, constituyen una amenaza poco definida u original. No sabemos qué quieren, quiénes son y cómo luchan más allá de que pueden enterrarse y emerger de repente, lo cual es muy conveniente para que el director ponga en escena momentos de suspense y sorpresa. Pero aparte de eso y de que son muy rápidos y difíciles de matar, carecen de trasfondo, alma, inteligencia o siquiera un estilo de lucha definido más sofisticado que arrollar todo lo que se les pone por delante. En cualquier caso, los aciertos de la película, en mi opinión, superan a los fallos.

Tom Cruise es uno de esos actores que despiertan pasiones, bien sean éstas negativas o positivas. Pero lo que no se le puede negar es que es un consumado profesional que se involucra en todo lo que hace y que trata de que los films en los que participa disfruten de la mayor calidad posible. Aquellos que estuvieran cansados de ver al actor aporrear villanos y hacer heroicas acrobacias de combate mientras conduce una moto o está colgado de un risco, lo podrán descubrir aquí en un registro más dramático que de costumbre. Y es que se nos presenta como un cobarde arrogante con el que resulta difícil simpatizar, la última persona que querría al lado antes de entrar en combate. Durante buena parte de la película lo vemos asustado, desconcertado, gimoteando y arrastrándose por el barro del campo de batalla. E incluso cuando trata de averiguar cómo luchar, lo hace no por heroísmo sino por mero instinto de supervivencia. Por supuesto, no sería esta una película de Tom Cruise si el protagonista no cambiara hacia un perfil más heroico, pero esa transformación, como apuntaba antes, es gradual y está bien justificada. Cruise funciona bien tanto en el registro dramático como en el de acción pura y dura, transmitiendo la esencia del personaje: alguien que no quiere morir pero que tampoco quiere que lo hagan otros y que aprende a dejar atrás la peor versión de sí mismo para encontrar el héroe que lleva dentro.

La británica Emily Blunt era ya entonces una actriz a la que tener en cuenta pero que muchos asociaban con los típicos dramas de época ingleses o las comedias románticas. No parecía tener el perfil adecuado para encarnar a una curtida heroína de acción –aunque ya apuntaba ciertas maneras en “Looper” (2012)-. Por eso fue una sorpresa verla aquí dar vida a una guerrera que se desenvuelve perfectamente en el campo de batalla, poco dada al sentimentalismo y capaz de poner a Tom Cruise en su sitio. Blunt interpreta bien a una soldado que, tras su fachada de profesional absolutamente centrada en su misión, esconde múltiples cicatrices emocionales dejadas por las terribles experiencias y muertes que tuvo que soportar antes de perder la capacidad de reseteo temporal.

Y, por supuesto, hay que destacar a Bill Paxton, que se hace con todas las escenas en las que
participa. Actor de gran presencia pero poco prolífico en el cine, llena completamente su personaje de sargento veterano dándole además un eficaz toque cómico.

Doug Liman empezó a llamar la atención a finales de la década de los 90, con películas independientes y muy inteligentes como “Swingers” (1996) y “Viviendo sin Límites” (1999). En los siguientes años, confirmó su capacidad con una serie de sólidas películas como “El Caso Bourne” (2002), “Sr y Sra Smith” (2005) o “Caza a la Espía” (2010), tropezando solo con su primera incursión en la ciencia ficción, la película sobre mutantes teleportadores “Jumper” (2008).

Liman dirige la película con eficacia y buen pulso. La acción no decae en ningún momento y ni siquiera las pocas escenas más tranquilas detienen su ágil ritmo. Liman demuestra que sabe hacer una película de acción, género que había dominado gracias a la saga Bourne, de la cual dirigió una entrega y produjo el resto. Mueve
bien la cámara para que el espectador tenga sensación de movimiento, caos y violencia, pero permitiéndole asimilar la información precisa y no mareándole con esos molestos e innecesarios temblores que han lastrado tantas películas de acción modernas.

Por otra parte, acierta al no darle demasiado protagonismo a la subtrama romántica, encajándola en el tercer acto sin dejarla caer en el sentimentalismo fácil. También, y sin pretender hacer comedia abierta como hizo Bill Murray en “Atrapado en el Tiempo”, incluye toques de humor negro, como la resignación con la que Cage y Rita afrontan sus muertes diarias (a veces a manos el uno del otro); o el gag –recurrente en todas estas historias de bucles
temporales- del protagonista ya tan familiarizado con las respuestas y reacciones de la gente con la que interactúa que acaba pudiendo contarles sus propias vidas o esquivar golpes con los ojos cerrados.

Las razones por las que “Al Filo del Mañana” funciona -a pesar de algunos deux ex machina en el tramo final- cuando otras producciones de CF moderna no lo hacen, son varias. En primer lugar, no peca de ambiciosa. Es una historia de acción con un trasfondo bélico que no trata de epatar al espectador con un giro sorpresa final ni conceptos tremendamente elaborados. Su único propósito es ofrecer un entretenimiento sólido que utilice bien los resortes propios de la CF: establece una premisa (que
el protagonista deba revivir una y otra vez una situación) y luego explora las ramificaciones de la misma. En segundo lugar, nos permite ver a un Tom Cruise que no hace de sí mismo. Y, además, siendo una película con un claro aliento épico (la última resistencia de la especie humana frente a una invasión alienígena, con grandes movimientos de tropas, acciones heroicas y batallas desesperadas), no cae en el patrioterismo barato de otras cintas similares, como “Invasión a la Tierra” (2011).

En resumen, una película que no es brillante, puede que ni siquiera muy buena, ni va a cambiar el género de ninguna forma; pero sí sabe manejar su formato de una manera tan habilidosa que el resultado es muy disfrutable y divertido sin caer en ningún momento en lo pretencioso.

4 comentarios:

  1. Bro Código Fuente es del 2011 creo. Saludos muy bueno tu blog.

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  2. Aprovecho el comentario de esta pelicula para una pregunta no relacionada (no encuentro seccion inespecifica en tu blog, o tu mail): hay algun motivo que no hayas incluido a Ursula K. Le Guin en tu lista? Estoy seguro que no es casualidad. Gracias

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    1. Hola. Pues créalo o no, sí es por casualidad. Hay autores importantes que todavía no he tenido tiempo de reseñar, pero desde luego no es que tenga prejuicios contra Ursula K.Leguin o no la considere una de las grandes del género. Paciencia, que aparecerá...Un saludo

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  3. Una excelente película que m3 sorprendió en su momento, porque la sinopsis y la presencia de Cruise no me invitaba al optimismo. Y en cambio es muy entretenida conservando la gran virtud de las películas con ese tipo de premisas de repetición: se pueden volver a ver con más frecuencia que otras sin perder frescura. Blunt fue también un descubrimiento en este papel. El único defecto que le veo es el (también) típico problema de las historias con viajes en el tiempo: la paradoja del abuelo. Pero suelo desconectar ese área del cerebro al ver el género:)

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