martes, 26 de julio de 2016

1984- NAUSICAA DEL VALLE DEL VIENTO – Hayao Miyazaki


Hayao Miyazaki (Tokio, 1941) emergió como uno de los referentes de la animación mundial en la década de los noventa y con la entrada del nuevo siglo pasó a ser considerado como el mejor creador del medio. Aunque su primera vocación fue la de dibujante de manga, tras estudiar Economía Política, se incorpora a mediados de la década de los sesenta, a los estudios de animación Toei Doga, donde conocerá a Isao Takahata. Ambos congenian inmediatamente tanto en sus ideales artísticos como políticos –eran militantes del partido comunista-. El trío genial lo completa otro animador, Yasuo Otsuka. Aunque venga firmada por Takahata, los tres colaboran en “Las aventuras de Hols, el príncipe del Sol: La princesa encantada” (1968), en la que se ven claras intenciones de superar los moldes impuestos por el estudio en todas sus producciones.


Los desacuerdos surgidos con Toei durante la realización de esa película les anima a abandonar el estudio y transitar por diferentes compañías, trabajando en series televisivas como “Lupin III” (1971-72), “Panda y sus amigos” (1972), “Heidi” (1974), “Marco” (1976), “El Perro de Flandes” (1975) o “Conan, el niño de Futuro” (1978). Por fin, casi a sus cuarenta años, Miyazaki encuentra su oportunidad como director de una película de animación: un spin-off de Lupin III, “El Castillo de Cagliostro” (1980), en el que estableció las líneas de lo que sería su obra a partir de ese momento: amor por la aventura, fascinación por los castillos y los aeroplanos y un estilo muy personal a la hora de construir sorprendentes secuencias de acción. Sin embargo, no se libró de las críticas de aquellos que le acusaban de haberse distanciado en exceso del tono oscuro y algo violento que poseía el material original.

Con su segundo film, “Nausicaa del Valle del Viento”, Miyazaki ya no tendría que preocuparse
por ser más o menos fiel a una obra preexistente, porque fue él mismo quien la escribió. Esta película original, desasosegante y lírica fue la primera en llevar su sello exclusivo y aquella que dio origen poco después al hoy legendario Estudio Ghibli.

Nausicaa es una vivaz adolescente que vive mil años después de que la Tierra haya quedado devastada por un holocausto nuclear. Auténtico espíritu libre, es la princesa de los pacíficos habitantes del Valle del Viento, que viven una precaria existencia amenazada tanto por los Ohmu, una especie de colosales trilobites, como de enjambres de insectos voladores mutantes provenientes del Bosque Contaminado. También de aquí salen las esporas de plantas tóxicas, que los moradores del Valle deben eliminar rápidamente con lanzallamas para evitar que engullan todos sus cultivos y tornen la tierra estéril. Intrigada por los misterios del Bosque, Nausicaa
frecuenta sus espesuras a la búsqueda de respuestas, aprendiendo poco a poco a comunicarse con los seres que allí viven. Además de dominar el arte del vuelo, es también una feroz guerrera si ello fuera necesario, pero lo que la caracteriza es su afinidad y devoción por todos los seres vivos y su entrega a la defensa del más débil.

El Valle del Viento no es el único enclave en el que han logrado sobrevivir los humanos. Existen otros reinos que, además de estar continuamente en guerra entre sí, han de batallar contra los monstruosos insectos y la expansión de especies vegetales tóxicas. Un día, sin previo aviso, el valle es invadido por las naves de guerra de uno de estos reinos feudales, Tolmekia, cuyo líder, la princesa Kushana, anuncia su intención de eliminar el Bosque Contaminado recurriendo a uno de los Grandes Guerreros –un robot gigante de gran poder destructor- que provocaron el holocausto un milenio atrás. Tras ver a su padre asesinado, Nausicaa es tomada como rehén de su pueblo, pero escapa a bordo de su nave y acaba cayendo en el propio Bosque, donde descubre que las plantas que allí crecen no sólo no ensucian el aire, sino que lo limpian absorbiendo las toxinas. Mientras los tolmekos ultiman su insensato plan para reactivar al robot, ella empieza una carrera contra reloj para impedir que una horda de enfurecidos Ohmus en estampida lleguen al Valle y lo arrasen por completo. ¿Será ella la anunciada por una antigua profecía, aquélla que logrará renovar los lazos entre la Tierra y el Hombre y unir a los pueblos enfrentados?

Se ha dicho a menudo que “Nausicaa en el Valle del Viento” es la adaptación al cine de un comic escrito y dibujado por el propio Miyazaki. Esto es cierto sólo a medias. Tras “El Castillo de Cagliostro”, el cineasta quería sacar adelante un proyecto propio, un empeño que no era en absoluto sencillo. Entonces como ahora, los productores tienden a apostar siempre por productos de popularidad demostrada, normalmente mangas que durante su serialización en revista o
recopilación en volúmenes hayan acumulado un apreciable número de seguidores que garanticen la rentabilidad de una posible adaptación en un negocio tan competitivo como es el del anime. Dado que la idea era original de Miyazaki y nunca había sido plasmada en ningún otro medio, esa condición previa no se satisfacía con “Nausicaa”.

Y ahí es donde entra en escena Toshio Suzuki, redactor jefe de la revista “Animage”, dedicada al mundo del anime. Con motivo de un número especial dedicado a Miyazaki en 1981 a raíz del estreno de “El Castillo de Cagliostro”, Suzuki tuvo la oportunidad de entrevistar al cineasta. El periodista quedó fascinado por su imaginación y talento y decidió colaborar con él para sacar adelante su próximo proyecto, una historia de corte postapocalíptico con orientación ecologista. Suzuki presentó la idea ante el grupo empresarial al que pertenecía “Animage”, Tokuma Shoten, pero allí se mostraron reacios. Sin desanimarse, Suzuki le propone entonces a Miyazaki que escriba y dibuje un manga basado en su argumento para la película. Él se encargará de publicarlo en “Animage”. Y así, en 1982, tan solo unos meses después de aquella trascendental entrevista, empieza a serializarse “Nausicaa del Valle del Viento”.

El éxito es inmediato y a los pocos meses –ignorando que Suzuki ha inflado algo las cifras de
ventas- los ejecutivos de Tokuma Shoten dan el visto bueno a la financiación de la película, que empieza a realizarse en 1983, con Miyazaki como director e Isao Takahata y Toshio Suzuki como productores.

Así, podemos decir que “Nausicaa” es en realidad la adaptación de un manga que, a su vez, era la adaptación de una idea para una película. De hecho, el manga seguiría publicándose después del estreno del film, en marzo de 1984, prolongándose nada menos que hasta marzo de 1994. Dado que los hechos narrados en la película sólo comprenden los dos primeros volúmenes de los siete de que acabaría constando la obra gráfica, es lógico, por tanto, que ésta disfrute de más profundidad y que incorpore mayor cantidad de ideas y temas.

“Nausicaa” fue originalmente distribuida para el público occidental a través de una versión americana muy mutilada (eliminaron unos veinte minutos de un metraje total de dos horas) de la que Miyazaki quedó tan descontento que a partir de entonces añadiría siempre cláusulas contractuales para que ninguna de sus películas sufriera recorte alguno. Afortunadamente, gracias al reconocimiento mundial de su figura y obra, hoy disponemos de excelentes ediciones en Blu-Ray de toda su filmografía.

Resultan llamativas las inspiraciones y préstamos de Miyazaki a la hora de concebir “Nausicaa, empezando por “Dune” (1965), de Frank Herbert –y cuya adaptación cinematográfica a cargo de David Lynch, curiosamente, apareció el mismo año que la película de Miyazaki-. Ambas historias tienen como protagonista a un príncipe-princesa cuyo padre es asesinado cuando un ejército invasor conquista su pacífico enclave. El/la protagonista de ambas descubre tener unos poderes que le/la ayudarán a liderar la resistencia; las dos obras presentan enormes criaturas similares a gusanos y pueblos que tratan de sobrevivir en un medio ambiente hostil en el que sólo triunfarán aquellos que logren comprender y vivir en armonía con el entorno; y también ambas cuentan con un clímax espectacular en el que juegan un papel importante los seres gusanoides.

No es “Dune” la única referencia que toma Miyazaki para escribir y diseñar visualmente su
película. Está, por ejemplo, “La Odisea” de Homero. En ésta, cuando Ulises es llevado por la marea a la playa tras su naufragio, una joven acude a rescatarle: Nausicaa, amante de la naturaleza y responsable del renacimiento del héroe. En cuanto a la tradición oriental, Miyazaki se fijó en un cuento del siglo XI titulado “La Dama que Amaba los Insectos”, sobre una muchacha a caballo entre dos mundos: el natural y el de la corte.

En el diseño del nehve –la aeronave- de Nausicaa y los tentáculos de los Ohmus vemos reminiscencias del comic “Arzach” (1975), del dibujante francés Moebius, mientras que en algunas de las escenas aéreas se puede adivinar el sentido poético que del vuelo transmitían los escritos (“Tierra de Hombres”, “Vuelo Nocturno”) del autor-aviador Antoine de Saint-Exupéry,
uno de los preferidos de Miyazaki. La mascota de Nausicaa recuerda a la que tenía el protagonista de la saga de Terramar, escrita por Ursula K.Leguin y la idea de la vegetación mutante desbocada aparecía en “Invernadero”, de Brian Aldiss…

Pero todos esos homenajes y/o préstamos de la ficción de otros autores no son más que eso, porque “Nausicaa del Valle del Viento” es una historia original que se sostiene por sí sola. Mientras que “El Castillo de Cagliostro” ya había presentado pinceladas de algunos de los temas, ideas e imágenes que estarían presentes en toda su obra futura, “Nausicaa” sitúa todos ellos en primera línea y añade aún más contenido. Así, tenemos máquinas voladoras grandes y pequeñas, y castillos y reinos de corte medieval; pero también autómatas; la batalla entre el Hombre y la
Naturaleza, la Tecnología y la Magia; y, sobre todo, su protagonista-tipo: una joven e inteligente muchacha que alberga en su corazón toda la compasión de la que carecen quienes la rodean y cuya alma navega entre dos mundos. Lo sorprendente es que barajando siempre las mismas ideas y temas, Miyazaki haya conseguido reinventarse e innovar en cada película tocando géneros diferentes.

Puede que el que la protagonista sea una princesa de dulces facciones haga pensar a alguien que no haya visto la película que este puede ser uno de esos cuentos edulcorados al estilo Disney.
Nada más lejos de la realidad. “Nausicaa en el Valle del Viento” es, sin lugar a dudas, una narración postapocalíptica, aunque tenga poco que ver con ese paisaje de restos oxidados de coches, salvajes de la carretera y ciudades en ruinas que tanto se prodigó en las películas de acción real por esa misma época a raíz del estreno de “Mad Max 2” (1981). Por el contrario, Miyazaki puso el acento en la defensa del medioambiente (tema éste que pasaría desde entonces a permear buena parte de su obra y que hallaría una evidente continuación en “La Princesa Mononoke”, 1997), retratando un futuro en el que, aunque la tecnología está lejos de desaparecer, la Naturaleza juega un papel fundamental en la vida de las comunidades.

Gran parte del anime futurista de los últimos treinta años se ha concentrado en imaginar frías utopías tecnológicas de las que la naturaleza se halla ausente. Al fin y al cabo, los japoneses eminentemente urbanos de las nuevas generaciones están más familiarizados con la continua aparición de nuevas maravillas electrónicas que cambian el mundo que con milenarios bosques
donde reina el silencio. Pero Miyazaki prefiere mirar atrás en lugar de hacia delante, hacia el interior en vez del exterior. En el futuro que él plantea para “Nausicaa”, la gente depende no de la tecnología, sino de la Tierra y sus vecinos; pone el énfasis en los paisajes verdes punteados por el agua de lagos y ríos; más que en los hombres, dominados por la violencia, confía en las mujeres, a las que considera la llave del progreso de la humanidad; y en los jóvenes más que en los adultos, puesto que aquéllos no han perdido la capacidad de maravillarse y luchar por la esperanza de un mundo mejor. Ese credo personal es, como ya he apuntado más arriba, el motivo por el que prácticamente todas sus películas están protagonizadas por niñas o adolescentes (“Porco Rosso” sería una excepción, aunque hay aquí también una adolescente generosa, inteligente y compasiva que juega un importante papel en la trama).

De hecho, todos los papeles principales de la historia están encarnados por mujeres: Nausicaa, claro; su adversaria, la también princesa Kushana, la profetisa Obaba… Los personajes masculinos, en cambio, tienen un carácter más secundario: el padre enfermo de Nausicaa funciona como el necesario sacrificio que hace avanzar la trama; el espadachín Lord Yuba es el mentor de Nausicaa y quien evita que sucumba a los sentimientos de venganza; el joven Asbel, heroico a su manera, ayuda a la princesa en su misión pero sin asumir el papel de rescatador o salvador.

Es cierto que “Nausicaa” puede relacionarse con “Mad Max 2” en tanto en cuanto a que ambas
cintas son hijas de la Guerra Fría y el miedo a la carrera armamentística nuclear asociada con ella e impulsada de forma expresa por el presidente norteamericano Ronald Reagan a mediados de los ochenta. Pero mientras que “Mad Max 2” y sus múltiples copias evitaban la inclusión de mensajes políticos, “Nausicaa” adopta una postura clara y comprometida. El Valle del Viento podría representar el Japón pacifista, enemigo de las armas, que se encuentra atrapado entre dos superpotencias enfrentadas que contemplan la utilización de armamento devastador como posible solución a un conflicto. De hecho, “Nausicaa” podría incluso interpretarse como una crítica directa a la presencia militar norteamericana en Japón.

“Nausicaa del Valle del Viento” es un film de profundo humanismo cuya heroína representa al
individuo que debe enfrentarse en solitario a dos facciones guerreras armado tan solo con su generosidad, pacifismo e intensa fe en la convivencia armoniosa de Hombre y Naturaleza como único camino para recuperar una antigua edad de oro. Es un pensamiento relacionado con las creencias taoístas, que sostienen que el hombre debe coexistir en paz con el medio natural que le rodea y contiene. Ese mensaje, además, se articula de forma positiva, sin recurrir a la demonización, la moralina o el sermoneo. Así, parte de la belleza conceptual de la historia reside en el descubrimiento, a mitad de metraje, de que el Bosque Contaminado no es una amenaza, sino una herramienta de la propia Naturaleza para limpiar la Tierra de la suciedad dejada por el hombre. El Bosque y sus criaturas dan miedo, sí, pero no son retratados como seres grotescos sino como criaturas maravillosas dignas de estudio y hasta compasión. Nausicaa no vence, triunfa; no derrota a su adversario, sino que lo comprende y acepta. Como en “La Princesa Mononoke” años después, el clímax de “Nausicaa” es un momento de extraordinaria belleza formal e impacto emocional en el que se fusionan las fuerzas de la Naturaleza y de la creatividad humana.

Miyazaki se niega a simplificar el conflicto que se desarrolla en la película y recurrir al maniqueísmo fácil, lo cual es refrescante e incluso admirable considerando su público objetivo. El núcleo de la historia es el enfrentamiento del bien contra el mal, claro, pero éste no se expone de forma infantil o simplista. Cada grupo tiene sus motivos para actuar como lo hace, motivos que se pueden entender en el contexto de la trama. Ninguna solución es fácil y puede que ni siquiera exista tal solución. Pero a pesar de esta complejidad moral tan inusual en un film de animación, Miyazaki consigue tejer una historia compacta, comprensible y sincera en su mensaje. Ello requiere una profunda comprensión de la
mente infantil: saber en qué se fijara el pequeño espectador y de qué forma exponer el mensaje sin caer en la condescendencia. El cineasta nipón lo logra no sólo gracias a su talento como narrador, sino a su capacidad para visualizar absorbentes y detallados mundos imaginarios.

“Nausicaa” fue realizada a mediados de los ochenta, antes de la fundación del Estudio Ghibli y de que, gracias a contar con más medios técnicos y humanos, Miyazaki pudiera dotar a sus películas de ese tono contemplativo y detallados fondos cuidadosamente coloreados que han pasado a ser su sello personal. Fue también antes de la generalización de la animación por ordenador, lo que hace que el aspecto visual de la película sea más limitado y cercano al anime tradicional que se podía ver en la televisión. A pesar de ello –y de la escasa banda sonora instrumentada con sintetizadores al estilo de los ochenta-, Miyazaki construye una película muy hermosa y emotiva.

Como sucede con la mejor animación japonesa, sus dibujos tienen una calidez y suavidad
–conseguidas en buena medida gracias a su magnífico coloreado- que permiten a los espectadores aceptar y empatizar fácilmente con lo que ven en la pantalla. Sus personajes, lugares y narrativa transmiten vida y emoción en una narración que alterna los momentos de acción con los de meditación. Miyazaki no necesita, como sí les sucede a muchos de sus colegas animadores, recurrir a lo empalagoso, el ritmo frenético, los gags predecibles o el estilismo chirriante para capturar el interés de su público.

El tío de Miyazaki era dueño de una fábrica de piezas de aviones en la ciudad de Kanuma, donde
la familia del futuro animador se trasladó huyendo de los bombardeos que asolaban su Tokio natal durante la Segunda Guerra Mundial. El contacto con el mundo de la aviación en su infancia más temprana dejó una huella indeleble que le acompañaría para siempre. En todas sus películas suele introducir algún elemento que refleje tanto su amor por el vuelo como la capacidad que éste simboliza para superar nuestras limitaciones. “Nausicaa” no es una excepción: está repleta de máquinas voladoras, desde la heroína deslizándose por las corrientes de aire con su vehículo a mitad de camino entre el jet y la tabla de surf, a las enormes y amenazadoras aeronaves tolmekas, semejantes a bombarderos B-52, pasando por un vehículo volador que parece haber sido concebido originalmente como un acorazado y luego equipado con alas y hélices.

Pero sobre todo, la belleza de “Nausicaa del Valle del Viento” reside en su mareante sentido de la
escala: los pequeños y frágiles humanos del Valle, indefensos ante las fuerzas colosales que emergen del Bosque Contaminado; o las escenas del clímax, con la heroína enfrentada a la inmensa horda de Ohmus, el horrendo poder desencadenado por el robot, la delicadeza con la que las criaturas insectoides levantan el cuerpo inerte de Nausicaa para reanimarlo… Son todas ellas escenas que rezuman un talento cinematográfico indiscutible.

Nausicaa fue la primera muestra de lo desbordante que es la imaginación de Miyazaki y sus posteriores films no harían sino confirmarlo. Sólo Pixar ha conseguido estar a su altura a la hora de construir nuevos mundos, imágenes, sonidos e historias en cada film. Pero Pixar es un conjunto de artistas (todos los cuales, por cierto, admiran al cineasta japonés) mientras que Miyazaki trabaja casi en solitario a la hora de concebir y desarrollar conceptualmente sus películas. Mientras que incluso los directores más grandes han de confiar en el reparto de actores y expertos en diferentes campos técnicos, Miyazaki es lo más cercano al término “autor” que pueda
encontrarse en el cine (lo cual ha sido la fortaleza del Estudio Ghibli pero está por ver si no será también su perdición cuando su fundador desaparezca).

Es difícil hablar del trabajo de Hayao Miyazaki sin recurrir a alabanzas, pero es que ningún otro animador ha producido una obra tan admirada e influyente en los últimos cuarenta años. Y en el mundo de la animación, “Nausicaa del Valle del Viento” es una de sus obras seminales: dio origen al Estudio Ghibli, sintetizó sus principales preocupaciones temáticas, estableció las líneas y lugares comunes que poblarían trabajos posteriores y, sobre todo, ofreció una historia imperecedera para todas las edades que mezclaba a partes iguales sentido de la maravilla, ternura y crudeza. Es al tiempo una carta de amor a la Naturaleza; un retrato de la estupidez, ceguera y violencia del hombre; y un canto a la esperanza de que seamos capaces de tomar conciencia de nuestros errores antes de que sea demasiado tarde.


3 comentarios:

  1. Precisamente ahora me estoy releyendo el manga. La peli la he visto un par de veces pero no la tengo reciente. El manga es impresionante. No lo recordaba tan bueno. El Miyazaki es una bestia en todo, hasta en las escenas bélicas y de combate, que en su cine apenas aparecen. En cuanto a la historia, también es genial. Ciencia Ficción New age, estoy de acuerdo contigo en todas las referencias, sobre todo de la BD, compleja y profunda.

    Yo discrepo en lo de la Guerra Fría, al menos en el manga. Uno de los 2 bandos remite a Japón. El otro a Rusia, pero la medieval, que para un japonés es más familiar que la occidental (el manga es una auténtica fusión de motivos occidentales y japoneses donde el sintoísmo es lo que más destaca). En mi opinión el manga es, dado la vida de Miyazaki, un alegato contra llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias. No piensa en el presente, piensa más en que no se repita el pasado. Las escenas bélicas remiten más a las 2 Guerras Mundiales o a la retirada japonesa de Manchuria que a cualquier escenario en el que la URSS y EEUU se enfrentasen.

    En fin, el manga es buenísimo.

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  2. Preciosa película tan importante para muchos de nosotros que amamos la ciencia ficción, las buenas historias en general, el animé y a Ghibli (y por supuesto a Hayao Miysaki). Por otro lado, como en habitual en tus posteos, genial análisis tuyo que bien querría yo conseguir algo la mitad de bueno, con lo que intenté hacer hace unos meses atrás en mi propio blog. Esperaré con ansias que escribas sobre "Laputa", de igual manera a caballo dentro de la fantasía científica.

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  3. Lei tus artículos sobre el Estudio Ghibli y me parece que no tienen nada que envidiar a este. Recomiendo sin reservas su lectura para todos los que recalen por aquí. Y, por supuesto, sí que comentaré próximamente Laputa -o "El Castillo en el Cielo", como se tituló por aquí-. Un saludete

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