
Un lector novel de CF podría tener la impresión de que el género ha estado tan preocupado por la exploración de otros mundos, otras galaxias e incluso otros universos, que a menudo ha ignorado nuestro propio planeta. Pues bien, si este es el caso, significa que debería retroceder un poco más en el tiempo y revisar algunas excelentes obras incluidas en ese subgénero bastardo que se conoce como "Mundos Perdidos".
Los relatos encuadrados bajo esa denominación están habitualmente protagonizados por aventureros que emprenden un largo viaje de exploración, viviendo intensas experiencias y corriendo todo tipo de peligros hasta llegar a territorios ignotos, ya sean valles olvidados, cavernas profundas, reinos submarinos o selvas impenetrables. Allí encontrarán criaturas fantásticas o razas de seres más o menos humanos agrupados en civilizaciones, avanzadas o no, de gran antigüedad.
A mitad de camino entre la aventura, la fantasía y la ciencia ficción, este subgénero ya contaba con una larga lista de títulos ("Symzonia", "Viaje al Centro de la Tierra", "La raza venidera"...por nombrar solo algunos ejemplos revisados en este blog) cuando apareció publicada la novela cuyo título pasó a denominar genéricamente a todos ellos: "El Mundo Perdido", de Arthur Conan Doyle. Los exploradores, sin embargo, iban cubriendo rápidamente los espacios en blanco de los mapas que lucían ese atractivo letrero de “aquí hay dragones”. No quedaban mundos secretos por descubrir y pronto se hizo demasiado inverosímil que alguien, por muy avezado que fuese y por muy lejos que viajase, se diese de bruces con un dinosaurio superviviente del Cretácico. El lógico paso siguiente fueron las estrellas.
Arthur Conan Doyle es mundialmente conocido por su detective amateur Sherlock Holmes. El


Se trata de un relato inteligente, dinámico y lleno de emoción, que combina con habilidad los diferentes elementos propios del género de la aventura con otros del fantástico -aunque justificados convincentemente por la ciencia en forma de teoría de la evolución-. En primer lugar, están los dos escenarios que sirven de marco a la acción y que componen un intenso contraste: por una parte la ciudad, Londres, entorno urbano y civilizado en el que comienza y termina la aventura; y, por otra, la jungla amazónica, grandiosa, aislada, misteriosa, hostil… un terreno abonado para la aventura.
En segundo lugar, tenemos los personajes, de entre los cuales destaca el profesor Challenger,


Como contrapartida física e intelectual del pintoresco Challenger, el profesor Summerlee es enjuto, apagado y flemático, opuesto por principio a todo lo que defiende Challenger a menos que la evidencia no le deje otra escapatoria que retractarse. Las discusiones y diatribas entre los dos sabios constituyen uno de los contrapuntos humorísticos a las escenas plenas de suspense y acción.
Ajenos a las controversias científicas, otros dos aventureros completan el grupo: Lord John

La novela de aventuras ha evolucionado mucho desde los tiempos de Conan Doyle, y los personajes que hoy la protagonizan han ganado complejidad, matices y humanidad, alejándolos de los superhombres o arquetipos que se estilaban hace cien años. Con todo, Conan Doyle supera en caracterización la mayor parte de las novelas de Julio Verne que aquí hemos tratado (aunque no se escapa al tratamiento racista, por otra parte generalizado en la época, de todo aquel que no es blanco y sajón: negros, indios, criollos...siempre subordinados a sus patrones y con un comportamiento que oscila entre lo traicionero y lo estúpidamente servil).

En otros medios, este el relato ha sido llevado al cine en numerosas ocasiones (la primera en 1925) con un grado diverso de fidelidad al original. También ha disfrutado de versiones radiofónicas y televisivas. Otras películas, como "King Kong" (Merian C.Cooper y Edgar Wallace, 1933) optaban por una narración muy similar
"El Mundo Perdido" fue la primera novela de una serie de narraciones protagonizadas por el profesor Challenger. Entre estas hay cuentos ("Cuando la Tierra gritó" (1928), "La máquina desintegradora" (1929)) y novelas, la segunda de las cuales fue "The Poison Belt" (191

Las visiones apocalípticas disfrutaron de un momento dorado a comienzos del siglo XIX. La más notable de ellas fue “El Último Hombre” (1826), de Mary Shelley, en la que toda la humanidad sucumbe a una misteriosa plaga; o el cuento de Edgar Allan Poe “La conversación de Eiros y Charmión” (1839), en la que se sentaban las bases de la catástrofe de origen cósmico cuando un cometa que atraviesa la atmósfera terrestre altera la composición de ésta y convierte en inhabitable nuestro planeta. Pero no fue hasta finales de aquel siglo cuando los desastres se convirtieron en uno de los temas clásicos de ficción popular. Las colisiones de cometas popularizadas por el escritor francés Camille Flammarion se pusieron de moda, aunque los escritores solían preferir acontecimientos menos apocalípticos.
Conan Doyle se apoyó en esa moda para escribir "The Poison Belt": el profesor Challenger descubre que la Tierra va a atravesar una extraña zona gaseosa ("éter") del espacio exterior que afectará a su atmósfera, transformándola en un gas letal para la vida. El pánico se extiende por todo el planeta y el profesor Challenger y sus compañeros deben actuar rápido. El sabio piensa que él y sus amigos podrán sobrevivir en el interior de una habitación de su casa en las afueras de Londres, una estancia sellada cuyo oxígeno provenga de depósitos instalados para tal fin. Pero, ¿por cuánto tiempo? Y, más importante aún, ¿merecerá la pena vivir en un mundo donde todos han muerto? ¿Cómo se podrá sobrevivir cuando toda actividad económica vital para el


Por desgracia, el profesor Challenger siguió en su siguiente y última aventura larga, "The Land of Mist" (1926 "La Tierra de las Brumas") el mismo camino esotérico que su autor, un enfoque que entraba en clara contradicción con el racionalismo pragmático de que tan ostentosamente había hecho gala en las novelas precedentes. En su vejez (murió en 1930), Conan Doyle se convirtió en un entusiasta del espiritismo, quizá como reacción a la muerte de su hijo, hermano



Es el más flojo de los libros de Doyle integrados en la saga de Challenger, con un tono abiertamente proselitista que alaba a sus correligionarios y critica a los descreídos. Entre sus cuentos, de calidad inferior a las novelas, podríamos todavía destacar "Cuando la Tierra gritó" (1928), en la que el profesor Challenger trata de demostrar la insólita idea de que nuestro planeta es un ser gigantesco que no tiene conciencia de la existencia de los humanos, diminutos seres que habitan sobre la capa más exterior de su piel. ¿Que ocurrirá cuando Challenger comience a perforar hacia el interior de la Tierra?
Arthur Conan Doyle revolucionó la ficción policiaca con su inmortal detective. Pero también hizo mucho por la CF, aportando temas e iconos que serían revisitados una y otra vez. Sus primeros romances científicos, además, procuraron incluir en su narración cierta credibilidad intelectual. "El Mundo Perdido" sigue manteniendo su validez no sólo como clásico de nuestro género preferido, sino como homenaje al espíritu aventurero en todas sus formas
Así es, aunque la Doyle no menciona el país más allá de situarlo en la selva amazónica, las formaciones que describe se encuentran en Venezuela. Ciertamente, Doyle escribió más títulos no protagonizados por Sherlock Holmes, pero si ha pasado a la historia ha sido por este personaje. El resto, salvo excepciones, nunca estuvo a la misma altura.
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