
Con las consabidas excepciones, nunca me han gustado las adaptaciones al comic de obras cinematográficas. Aunque son artes hermanas, los lenguajes de ambos medios son diferentes e intentar una trasposición literal sólo se consigue con éxito en muy pocos casos.
Para cuando Fritz Lang estrenó sus famosas obras "Doctor Mabuse" (1922) y "Metrópolis" (1926) la industria del cómic aún se hallaba en su infancia y las adaptaciones de películas al lenguaje de las viñetas era algo que ni se planteaba, mucho menos el de películas alemanas de estética expresionista. Y, sin embargo, su influencia artística perduró en el tiempo y trascendió generaciones y países. En España, en los años ochenta, un novel autor de historietas llevó al papel, no una adaptación, sino una fusión retrofuturista de ambos filmes, plasmada con un diseño expresionista y narrada con el pulso propio de las revistas pulp de los años treinta.
“Doctor Mabuse” fue la ópera prima de un joven autor, Jose Mª Beroy, quien tras un desesperante periodo en el que sus páginas no logran ser publicadas en ninguna revista, decide intentarlo por última vez antes de tirar la toalla. El resultado le alzó a la categoría de “joven promesa”, para afianzarse posteriormente como uno de los creadores más sólidos del panorama nacional.
La propuesta argumental, por lo demás bastante endeble, transcurre varios años en el futuro del

Desgraciadamente, nunca se llega a profundizar en ninguno de los personajes involucrados en la tragedia: Mabuse es frío y astuto, pero no se nos revela nada sobre sus orígenes, su personalidad o el trasfondo de su plan; Fredersen es el tirano agobiado y semienloquecido a punto de perder el poder, pero su temperamento no va más allá; y los diferentes peones que Mabuse manipula y mueve no son más que figuras de cartón piedra sin perfil definido. Por otro lado, no se nos ofrece apenas detalle alguno sobre la vida de la ciudad ni sobre los acontecimientos que han permitido avivar las llamas de la nueva revolución.

Aquí, la arquitectura y ambiente de Metrópolis cobra una vida, diferente pero igualmente

El dibujo en blanco y negro -que se complementa con una acertada aplicación de las tramas grises para añadir textura- incluye guiños al tecno (Kraftwerk, Ultravox), el diseño industrial (los edificios se asemejan a grandes piezas de una maquinaria aún mayor), el art decó, la moda de los ochenta, la línea clara y diversas películas.
La historia fue inicial e inexplicablemente (puesto que su temática es claramente CF y no terror) publicada por entregas en la revista "Creepy" en 1985 y recopilada en álbum al año siguiente.
En resumen, una historia entretenida aunque no genial, bien narrada y con una resolución gráfica que sería la envidia de cualquier dibujante principiante y muchos veteranos. Una obra recomendable para todos aquellos a los que fascine "Metrópolis", que disfruten con la arquitectura imaginaria, el diseño y la recreación de ambientes retrofuturistas.
Por favor, evite la palabra "techno" cuando se refiera a Kraftwerk, Ultravox y otras viejas bandas electronicas.
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