Con más de medio siglo transcurrido desde su publicación, nadie parece acordarse ya demasiado de “La Fuga de Logan”. El libro. Porque la película que se basó en él (decir “adaptar” sería incorrecto) sí ha pasado al panteón de los clásicos y, de hecho, fue precisamente el éxito de ésta en 1976 lo que llevó a la publicación de dos secuelas literarias (“El Mundo de Logan” y “La Búsqueda de Logan”, escritas ya por Nolan en solitario), una serie de televisión y un comic de Marvel entre otras adaptaciones.
Mientras que la película se estrenó a mediados de los setenta, en un momento en el que el tema de la superpoblación y su amenaza sobre los recursos y el medio ambiente preocupaba a grandes sectores ilustrados de la sociedad y, consecuentemente, se trasladaba a la ficción en forma de libros (“¡Hagan Sitio, Hagan Sitio”, “Todos sobre Zanzíbar”) o películas (“Cuando el Destino Nos Alcance”, “La Fuga de Logan”), la novela aparece en septiembre de 1967, justo al finalizar el conocido como “Verano del Amor”, tras una década de ascenso de la juventud,

En la presentación de la novela, sus autores establecen lo que creen puede ser la causa del próximo e inminente desastre. El baby-boom de la posguerra duró en Estados Unidos veinte años, entre 1945 y 1964 y trajo al mundo 76,4 millones de niños. Solamente en 1946, nacieron 3,4 millones de bebés, más de los que habían nacido nunca en un solo año, y las cifras no hacían sino crecer: 3,8 millones en 1947; 3,9 en 1952 y más de cuatro millones anuales entre 1954 y 1964. Lo que Nolan y Clayton no pudieron anticipar en aquel momento es que la tasa de natalidad iba a acabar cayendo no mucho después. Pero desde luego y lo que era patente era que esa brecha generacional se había convertido en un catalizador de cambios sociales, económicos y culturales.
Así, la novela comienza con estas palabras: “Los hechos que causaron la Guerra Menor tuvieron su inicio cierto inquieto verano a mediados de la década de 1960 en que hubo sentadas y manifestaciones de estudiantes, y la juventud tanteó sus fuerzas. A principios de 1970, más del 75 por ciento de la población mundial tenía menos de veintiún años. Los moradores de la tierra continuaron aumentando... y con ellos el elemento juvenil. En 1980 se elevaba al 79,7 por ciento.

La acción transcurre en un futuro que parece haber alcanzado la siempre tan ansiada utopía. Todo el mundo es joven y hermoso (y si alguien no lo es, siempre puede cambiar su apariencia con facilidad). Puede obtenerse lo que se desee, ir a donde a uno se le antoje y hacer lo que se sueñe. Una sociedad, en definitiva, hedonista y en la que es posible conseguir cualquier cosa, natural o artificialmente. Sólo hay una pega: todo el mundo tiene que morir al cumplir los veintiún años.
El cómo se ha llegado a ese futuro se detalla avanzada la novela: “El primer combate de la Guerra Menor tuvo lugar en la encrucijada de las calles Quince y K, frente al «Sheraton Bar and Grill», en el mismo centro de Washington. Desde hacía más de un mes muchos jóvenes afluían a la ciudad, concentrándose para una gran marcha de protesta contra la Enmienda Treinta y Nueve a la Constitución. Igual que otras prohibiciones establecidas con anterioridad, aquella Ley de Control Obligatorio de la Natalidad era imposible de poner en

El conflicto terminó con la imposición de un gobierno de jóvenes encabezado por un carismático líder. “La joven América aceptó de buen grado aquel nuevo y atrevido sistema de autocontrol, y el Pensador fue instaurado para que lo gobernase. Los ciudadanos que sobrepasaban los veintiún años fueron ejecutados, y la primera de las gigantescas instalaciones para producir el «Sueño» quedó inaugurada en Chicago. Los jóvenes estaban bien seguros de una

Así, en ese futuro, todos los habitantes llevan desde el nacimiento una flor de cristal fusionada a la palma de la mano cuyo color va marcando su edad: hasta los siete años, el cristal es amarillo; de los siete a los catorce, azul; a partir de ese momento, adopta el color rojo. Al cumplir los veintiún años, el cristal empieza a parpadear alternando los colores rojo y negro. Es la señal que indica que ha llegado el Último Día y que la persona tiene veinticuatro horas para presentarse al obligatorio Sueño, donde será ejecutado mediante la inhalación de un gas tóxico pero placentero. Si transcurre ese tiempo de gracia y uno no se ha personado ante las autoridades, el cristal se torna negro y se pasa a ser considerado como la peor clase de criminal, un Fugitivo. Éstos son perseguidos por unos agentes especiales, los mencionados Vigilantes, que los cazan y los asesinan sin piedad y sin excepciones.
Logan 3 es un Vigilante, uno de los mejores de hecho. Pero cuando su propio cristal empieza a parpadear, toma una decisión crítica. Por pura suerte, llega a su conocimiento información sobre un legendario lugar al que se conoce como Santuario, donde dicen que la gente puede

Así, los dos parten en un largo y accidentado viaje por el planeta a la búsqueda del Santuario y la libertad, perseguidos por un ex colega de Logan, un vigilante llamado Francis que, en el momento crítico, les hará una sorprendente revelación acerca de Ballard, el legendario líder rebelde de los fugitivos.
William F.Nolan nació en Kansas City, Missouri, en 1928 y a finales de los años cuarenta se mudó a San Diego, California, donde pasó de su inicial interés por las artes gráficas al mundo literario. En 1952, conoció a Ray Bradbury, quien le animó a trasladarse a la zona de Los Angeles y formar un pequeño grupo de escritores con el mentado Bradbury, Charles Beaumont

Como tantas obras de ciencia ficción, “La Fuga de Logan” puede leerse como una alegoría de la sociedad contemporánea. En ese futuro que se nos presenta prácticamente nadie se da cuenta de que vive inmerso en una cultura opresiva o, si es el caso, no le importa demasiado. Sumidos en el hedonismo vacío, pocos son lo suficientemente maduros como para darse cuenta de que el régimen que gobierna sus vidas es una tiranía… hasta que llega el Último Día. De la misma forma, en nuestro propio mundo mucha gente no se da cuenta de que forma parte de una sociedad opresora y opresiva hasta que lo experimentan en sus propias carnes de una

La historia plantea un dilema verdaderamente fascinante: ¿Estaríamos dispuestos a morir a una edad prefijada e improrrogable a cambio de llevar hasta ese momento una vida confortable, absolutamente placentera y sin preocupaciones de ninguna clase? Puede que los 21 años sea demasiado pronto, pero ¿qué edad propondría cada cual como justa para semejante intercambio? Por otra parte, se proponen otras cuestiones igualmente interesantes: en una sociedad totalmente hedonista, ¿sería posible llegar al hastío? ¿Qué motivaciones podríamos encontrar en nuestras vidas cuando cualquier cosa está al alcance de la mano? Fue Warren Buffet quien en 1986 dijo que deberíamos dejar a nuestros hijos suficiente dinero para que pudieran hacer cualquier cosa pero no tanto como para que no hagan nada, una frase que se ajusta perfectamente tanto a la novela como a nuestra propia realidad.
Por supuesto, también se encuentra aquí un mensaje acerca de, como he apuntado, la dictadura de los jóvenes. Dado que fueron los adultos los que corrompieron la sociedad, se instauró como he dicho un régimen de eutanasia obligatoria para impedir que nadie pudiera alcanzar la madurez. Se prefirió por tanto eliminar la sabiduría que da el tiempo para confiarlo todo a la vitalidad de la juventud. Ahora bien, esto pervirtió el orden natural de las cosas y, libres de

En términos de caracterización, Logan es un individuo torturado que ha dedicado su existencia a ser un asesino defensor de la ley –por muy contradictorio que pueda sonar la combinación de esas palabras-, pero que al mismo tiempo siente un innegable aprecio por su propia vida. Durante buena parte de la novela, mientras él y Jessica viajan por un exótico e incoherente territorio del futuro, nunca queda claro del todo si Logan quiere encontrar el Santuario para salvarse y continuar viviendo o para destruirlo encontrando así un sentido a su propia y breve vida. En cambio, Jessica es un personaje muy directo, claro y fácil de comprender: ansía vivir, así de simple. Pero no tiene más registros aparte de ese y uno se pregunta para qué se molesta Logan en llevarla arrastras durante toda la peripecia. Su personalidad es tan plana que bien podría haber sido un robot y su súbita confesión amorosa al final no resulta sorprendente sino inverosímil por completo.
Literariamente, “La Fuga de Logan” es un libro mediocre, cuyas ideas, personajes y entornos –algunos de ellos muy sugerentes, como la ciudad submarina en ruinas, la prisión del Ártico, el ciborg asesino o la recreación de una batalla de la Guerra Civil americana con robots- se presentan de forma tan apresurada o deslavazada que resulta imposible comprender cómo funcionan y qué papel exactamente juegan en ese mundo. Todo en este relato tiene un sabor

De hecho y muy posiblemente, de no haber existido la película de 1976, pocos se acordarían hoy de esta novela –no por nada lleva descatalogada décadas-. El guión original que elaboraron Nolan y Clayton para la película se acercaba bastante más a su propio libro que lo que acabó llegando a la pantalla. Pero debido a un parón en la producción y el reemplazo del productor George Pal por Saul David, el libreto que se utilizó finalmente fue uno escrito por David Zelag Goodman en el que se eliminaba el mensaje último de la novela: que una sociedad dominada por los jóvenes sería algo hueco y endeble, que hace falta experiencia, sabiduría y madurez para construir una auténtica cultura.
Pero en otros aspectos, la película de 1976 y de la que hablo en otra entrada, sí tiene un armazón argumental más sólido. En ella, la gente vivía hasta los treinta años (el tema de la edad se ajustó al alza para que los actores elegidos pudieran encajar en sus papeles evitándonos así la incomodidad de ver a jovencitos de doce años practicando sexo y drogándose), el “Sueño” era un ritual colectivo de tintes religiosos y a la gente se le hacía creer que los participantes en el mismo eran “renovados” y reencarnados en los bebés que luego nacían en la ciudad. Todo esto hacía que las dudas de Logan y sus sospechas hacia el sistema resultaran más verosímiles. (Con todo, la película tiene sus propios y graves problemas y dista de ser una obra redonda).
“La Fuga de Logan” es una novela llena de carencias a la que el tiempo no ha tratado bien. Hay, como he dicho, buenas ideas y el potencial para construir un relato mucho mejor de lo que acabó siendo, pero todo está a medio cocinar y conceptos interesantes se presentan de forma ridícula o superficial. Teniendo esto en cuenta, su lectura puede ofrecer un entretenimiento ligero que combina aventura y comentario social con cierto toque de fábula y que podría recomendarse a los aficionados al subgénero distopico. Por otra parte, no sólo ofrece una alegoría sobre el contexto social que la vio nacer sino que, como he apuntado, suscita debates sobre algunos temas que –desgraciadamente- no han perdido actualidad. Al fin y al cabo, ese es el propósito último de la ciencia ficción: tomar problemas del momento y proyectarlos hacia el futuro para ver lo que podría suceder y qué medidas podríamos tomar…o no tomar, como es el caso.
Deseo conseguir el Libro. En Mexico, vi la serie televisiva. Pero NO pude ver cuando finalmente encontraban el SANTUARIO. Agradeceré infinitamente me indiquen donde puedo conseguirlo o si alguien puede enviarmelo por PDF
ResponderEliminaransace@hotmail.com
MUchas gracias