En la década de los 80 y primeros 90, Arnold Schwarzenegger no sólo fue uno de los iconos del cine de acción sino un actor que cambió el género y lo imprimió a fuego en el recuerdo de toda una generación de espectadores. Sin embargo, a finales del pasado siglo, su estrella había empezado a declinar tras participar en una serie de fracasos comerciales como “El Último Gran Héroe” (1993) o “Batman y Robin” (1997). Durante ese periodo, el actor se esforzó sin éxito por recuperar su estatus de héroe de acción en películas como “Eraser” (1996) o “El Fin de los Días” (1999). Tampoco “El Sexto Día”, para el que se rodeó de un director y unos actores secundarios a priori competentes en un último intento de replicar glorias pasadas, le trajo a Schwarzenegger el éxito que esperaba aun cuando pueda considerársele el mejor film de entre los que protagonizó esos años.