(Viene de la entrada anterior)
La primera temporada de “Silo” había sido una propuesta que, aunque con algunos defectos, resultaba entretenida; una mezcla de ficción distópica, thriller de conspiraciones y melodrama que se desarrollaba en un entorno intrigante y bien construido y a hombros de actores sólidos. En fin, que sus virtudes compensaban cómodamente sus defectos. Por desgracia, éstos se acentúan pronunciadamente en la segunda temporada sin que haya nuevas aportaciones que los neutralicen: el ritmo se ralentiza y las dos tramas principales en que se divide la historia quedan muy descompensadas en cuanto a interés.