El director canadiense Vincenzo Natali tomó al cine fantacientífico independiente por sorpresa en 1997 con “Cube”, una película conceptualmente sorprendente que se basaba prácticamente en su totalidad en la fuerza de sus ideas y que Natali supo rodar con una notable economía de medios en un solo set. Este film le proporcionó una considerable reputación y obtuvo espacio en múltiples festivales internacionales. Su siguiente película fue “Cypher”, con la que confirmó su aspiración de figurar entre los directores de género más prometedores del nuevo siglo y en la que volvía a afrontar el desafío de confinar una idea fascinante y la historia a la que da lugar en un espacio limitado, utilizando decorados minimalistas.