A comienzos de los años 80 del pasado siglo, muchos autores empezaron a encontrar nuevas oportunidades de mostrar su trabajo gracias a jóvenes editoriales que distribuían sus comics exclusivamente a través del Mercado Directo, esto es, librerías especializadas. Pocos estaban mejor situados para entrar en ese circuito que las compañías que controlaban la distribución. Y en 1981, fueron dos distribuidoras las que se aventuraron en el mundo de la edición. Una fue Pacific Comics, fundada por los hermanos Bill y Steve Schanes, con base en California. Y la otra fue Capital Comics, de Madison (Wisconsin), emanada de Capital City Distribution y dirigida por el editor Richard Bruning.