La "Guía del Autoestopista Galáctico" es uno de los libros más notables y, desde luego, uno de los más exitosos que hayan publicado jamás las grandes empresas editoriales terrestres. Su edición suele ser la de bolsillo y su extensión no llega a las 200 páginas. Se presenta con una cubierta de papel plastificado, sobre la que se ven impresas, en letras grandes e inconfundibles, las palabras "La Guía del Autoestopista Galáctico, de Douglas Adams". Lo que voy a contar en este artículo no es su historia (un libro de gran éxito basado a su vez en un serial radiofónico de éxito más moderado) sino la de la película que, gracias a un grupo de ineptos ejecutivos de Hollywood, tardó casi treinta años en llegar a la pantalla.