Después del enorme éxito comercial y de crítica que fue "Tommy" (1969), una ópera rock sobre un niño maltratado, The Who empezaron a buscar un concepto igualmente ambicioso con el que dar unidad a su siguiente álbum. Para el guitarrista y compositor Pete Townshend, éste debía titularse "Lifehouse" y se trataría de una ópera rock de ciencia ficción que ampliaría la participación del público a unos límites nunca antes vistos. El disco se complementaría con una película y conciertos para convertirlo en una experiencia multimedia completa.
La historia de "Lifehouse" pasó por varias versiones, pero la idea general era esta: en un futuro cercano, la degradación medioambiental obliga a la mayoría de la gente a permanecer en sus casas todo el día, siendo su único contacto con el mundo una conexión a una red de experiencias y entretenimiento llamada “The Grid” (La Red). Sí, algo muy parecido a lo que hoy conocemos como Internet. La gente se pasa la vida conectada a esa realidad virtual mejorando la experiencia con unos trajes de retroalimentación sensorial.
Por supuesto, en 1970 no había terminología popular para la realidad virtual o los trajes de retroalimentación sensorial. Nadie había visto Matrix ni siquiera la CF había abundando demasiado en el tema. Y esa ignorancia fue quizás lo que explica que “Lifehouse” muriera antes de empezar. Cuando Pete Townshend intentó explicar su idea a sus compañeros del grupo y al manager, no lo entendieron.
En este mundo dominado por la realidad virtual, un hacker llamado Bobby descubre el rock'n'roll, una música prohibida por la Red. Bobby vive fuera de ese mundo virtual -se podría decir que ha tomado la pastilla roja- y desde su refugio en una comuna de gente alternativa y granjeros, comienza a transmitir rock clásico a los incautos adictos a la Red. La música se interpretaría en directo desde una sala de conciertos llamada Lifehouse y a cargo nada menos que The Who. Al igual que habían hecho los Rush con "Mothership", esta historia promocionaba su propio arte, presentando la música como una fuerza poderosa, incluso mística, clave a la hora de liberarse de la opresión.
La narrativa de "Lifehouse" se centraba en una familia de humildes agricultores que también vivían fuera de la Red, en la naturaleza aún no contaminada de Escocia. Cuando su hija adolescente, Mary, se escapa para ir al concierto, divergen las diferentes versiones: en algunas, ambos padres van tras ella juntos; en otros es solo el padre, Ray. De cualquier forma, Ray y Sally llegan al festival de rock justo a tiempo para encontrar a Bobby y la banda tocando La Nota (One Note), un sonido místico, en absoluta sintonía con las vibraciones del universo, capaz de unir a todas las personas en una paz mundial.
Quizás incluso más complicado que la realidad virtual fuera la concepción que tenía Townshend de la música como una fuerza metafísica. La idea era que Bobby, en su búsqueda de La Nota, creara canciones que representaran de manera única a cada uno de los miembros del público, conectando así directamente con sus respectivas almas. Más osado aún, Townshend imaginó que los Who serían capaces de hacer lo mismo en el mundo real. Pero claro, una cosa es imaginar lo sobrenatural y otra aspirar a conseguirlo. Y así lo admitió Townshend en 1978 para "Trouser Press": "Lo que fracasó... fue que intenté hacer realidad esta ficción que había escrito. Ahí es donde me equivoqué, al intentar hacer realidad un concepto perfecto".
Sus intentos de capturar lo sublime comenzaron y terminaron en el Young Vic, un teatro de Londres que el grupo reservó durante meses. El objetivo era desarrollar el concepto a través de conciertos diarios en los que la sinergia de la banda con el público culminara orgánicamente en una completa armonía. Lo que ocurrió en realidad fue que un confuso auditorio interrumpió el nuevo material y exigió escuchar los éxitos del pasado.
Bajo presión del resto de la banda, Townshed renunció a regañadientes a "Lifehouse". Redujeron el material a las canciones más potentes y las convirtieron en la base de un álbum no conceptual, "Who´s Next", considerado uno de los mejores discos de rock del siglo XX. Entre sus temas encontramos algunos de los mayores y más recordados éxitos del grupo, como "Baba O´Riley", "Won´t Get Fooled Again" y "Behind Blue Eyes".
Pero Pete Townshend continuó interesado en los elementos fantacientíficos de "Lifehouse" y nunca abandonó del todo su visión. Lo utilizó como inspiración para su álbum en solitario "Psychoderelict" (1993). En 1999, la BBC produjo "Lifehouse" como una teatralización radiofónica. Y en 2000, Townshend lanzó una caja de seis discos llamada "Lifehouse Chronicles", que incluía demos originales de 1971 de las canciones de "Lifehouse", grabaciones en directo, nuevas grabaciones de estudio, arreglos orquestales para la obra radiofónica y la emisión de radio propiamente dicha. Desafortunadamente para los aficionados en busca de rarezas, la caja completa está agotada y es difícil de encontrar por un precio razonable. Como sustituto puede buscarse "Lifehouse Elements", un sampler de un solo disco con once pistas, mejor distribuido y con el que podemos obtener una visión de lo que podría haber sido ese vanguardista sueño de Townshend.
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