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martes, 19 de noviembre de 2019
1993-STAR TREK: ESPACIO PROFUNDO NUEVE (6)
(Viene de la entrada anterior)
Al término de la tercera temporada de “Espacio Profundo Nueve”, era evidente que la audiencia había ido desertando desde su estreno. Tomándose en serio las quejas de sus fans, los productores y guionistas realizaron cambios importantes en la serie y, así, cuando se estrenó la cuarta temporada el 2 de octubre de 1995, se tomaron elementos presentados en la tercera para desarrollarlos y poner así el foco en algo completamente diferente, especialmente si lo comparamos con la primera temporada.
La secuencia de créditos mostraba ahora a la estación espacial vibrante de actividad, con muchas naves, incluida la Defiant, volando alrededor o atracando. Originalmente, Espacio Profundo Nueve aparecía al comienzo de cada episodio sola, aislada y en total tranquilidad en este rincón de la galaxia. El compositor Dennis McCarthy regrabó la música para darle más energía y un ritmo más dinámico. Como veremos, Michael Dorn pasaba a formar parte del reparto principal y el actor Siddig El Fadil, el doctor Bashir, cambiaba su nombre por el de Alexander Siddig.
Ira Steven Behr, sin embargo, afirmó en una entrevista que no creía que tales cambios en la secuencia de crédito reflejaran un giro en su dirección temática y que sólo respondía a la imagen que todo el equipo tenía de la estación espacial como un personaje más. Dijera lo que dijese Behr, lo cierto es que los productores sabían que debían implementar cambios, ir más allá de una mera transformación sutil, hacer algo que los fans no pudieran ignorar. La solución fue añadir otro ingrediente importado de “La Nueva Generación”: los klingons. Aunque esta raza había sido presentada en la serie original de los sesenta, fue la Nueva Generación la que la colocó en un lugar capital dentro del universo trekkie. Los productores esperaban de esta manera aprovechar su tirón entre los fans para ganarse su favor.
Así que, además de mezclar a los klingons en la intriga política que ya libraban los bajoranos, los cardasianos, el Dominio y la Federación, se añadió a Worf, de La Nueva Generación, al personal fijo de Espacio Profundo Nueve. El oficial klingon aportaba una rigidez de carácter que contrastaba con la distensión y camaradería existente entre la mayoría de personajes –con la excepción de Odo-. El comandante Sisko lo solicita inicialmente como asesor en la cultura y estrategia klingons, pero pronto opta por integrarse definitivamente como responsable de seguridad por parte de la Federación (Odo sigue estando al cargo de la seguridad de la estación). Sus congéneres del Imperio Klingon, mientras tanto, dejan de ser aliados de la Federación para pasar a ser una amenaza. Los peligros, por tanto, se multiplican tanto en el Cuadrante Alfa como en el Gama.
Aunque Behr explicó que el conflicto con los klingons fue incluido tras decidir añadir a Worf al reparto con el propósito de mejorar los ratings de audiencia, el productor Rick Berman lo negó. Él afirmaba que contratar a Michael Dorn fue una decisión creativa tomada después de que el equipo de producción acordara revivir a los klingons y que, por pura lógica, debía haber algún klingon en la estación. Ahí entraba Worf.
No fue tampoco una adición inicialmente bienvenida por Behr, quien había tratado desde el principio de levantar EPN como una serie independiente de La Nueva Generación y sin apoyarse en sus personajes. O´Brien venía de ese programa, claro, pero al fin y al cabo apenas había tenido un papel relevante, mientras que Worf era uno de los protagonistas y con un arco argumental propio. De todas formas y haciendo de su capa un sayo, productor y guionistas –entre los que se encontraba Ronald Moore, responsable del magnífico tratamiento dado a los klingons en LNG- supieron integrar perfectamente a Worf en la estación y darle una nueva vida respetando al mismo tiempo su pasado.
Sin embargo, aquellos planes estuvieron a punto de irse al garete porque Paramount no le ofreció a Dorn el suficiente dinero como para compensar el riesgo de que su compromiso con EPN le impidiera participar en futuras películas con el reparto de la Nueva Generación. Por no hablar de lo gravoso en todos los sentidos que era someterse al fuerte maquillaje propio de su personaje. Al final, Dorn firmó un contrato por tres años con Paramount que le garantizaba su inclusión en las películas de LNG, además de prometerle que las sesiones de maquillaje no sobrepasarían la hora.
Recordemos brevemente que Worf era un klingon educado por humanos en la Tierra y graduado en la Academia de la Flota. Sirvió a bordo de la Enterprise bajo el mando del capitán Picard durante siete años y su misión ahora sería la de ayudar al comandante Sisko en sus difíciles relaciones con un cada vez más hostil Imperio Klingon. Se esperaba que su incorporación aportaría aire fresco al programa y mejoraría las oportunidades de añadir más acción y aventuras en el espacio. Pero también hubo rumores de que otros miembros del reparto temían verse relegados por él, rumores que Dorn se apresuró a neutralizar afirmando que no albergaba intenciones de tener ni más ni menos protagonismo que otros personajes.
Aunque hubo algunas reacciones opuestas a la incorporación de Worf cuando ésta se anunció en verano, lo cierto es que el capítulo en el que hace su reentrada, el primero de la temporada y titulado “El Camino del Guerrero”, obtuvo una excelente acogida y permitió ampliar el rango argumental con nuevos elementos. En este episodio, una flota Klingon se estaciona en las proximidades de EPN. Insiste en que sus intenciones son pacíficas pero también quiere registrar todas las naves que salgan o entren de la estación. Worf descubre el plan klingon para controlar Cardasia y convertirla en una base de avanzada contra el Dominio. Cuando Sisko ayuda a Gul Dukat a defender Cardasia, los klingons responden atacando la estación y finiquitando el tratado con la Federación. Toda esta situación provoca terribles brechas entre las potencias del Cuadrante Alfa, dinamitando su unidad ante una posible invasión del Dominio. También complica las relaciones entre Bajor, Cardasia, los movimientos rebeldes bajoranos y la Federación.
Los klingons nacieron como villanos en la serie de los sesenta, pero con la firma de una alianza entre ellos y la Federación casi diez años atrás, habían sido de alguna forma diluidos en su supuesta ferocidad. Lo único que podían hacer los guionistas era jugar con sus intrigas políticas internas y la familia de Worf. Ahora, con los klingons de nuevo en el tablero de juego como una civilización guerrera y agresiva, podían por fin demostrar su valía como enemigos de altura.
No pasó mucho tiempo antes de que los temores del reparto ante la llegada de Dorn se disiparan. No sólo no había adquirido un protagonismo mayor que el resto sino que su inclusión daba lugar a dinámicas muy interesantes y prometedoras con personajes como Odo, Quark o Dax (con la que se acabaría casando), por no hablar del buen humor y camaradería que trajo al set de rodaje.
La adición de Worf, además de conectar la serie con el universo Star Trek ya establecido en “La Nueva Generación”, sirvió también para subrayar las diferencias entre la vida en Espacio Profundo Nueve y la Enterprise. Por ejemplo, en el episodio “Juramento Hipocrático”, cuando Worf se queja de sus problemas para ajustarse a las más complicadas condiciones de vida y trabajo de la estación, Sisko le confirma que a menudo los oficiales de la Flota tienen dificultades para adaptarse a una situación para la que “no hay manual” y rigen “reglas no oficiales”. Worf replica que, en la Enterprise, al menos podía distinguir a sus amigos de sus enemigos. Sisko le contesta: “Digamos que EPN tiene más tonos de gris”.
Precisamente, el tono más ambiguo y el ambiente de peligro que estaban ahora perfilando los guionistas de EPN halló un buen reflejo en el cambio de imagen de Benjamin Sisko, que se afeitó la cabeza consiguiendo un porte quizá algo más agresivo. Kira también fue sometida a un cambio de imagen, con un nuevo peinado, tacones y un uniforme más sexy. Las luchas políticas de Bajor pasaron a un segundo plano respecto a conflictos interplanetarios más tradicionales. El Defiant, la nave de la Federación presentada en la tercera temporada, recibió armamento más potente y se mejoraron las defensas de la estación en previsión de una invasión del Dominio.
Este año fue también el del estallido de la guerra contra el Dominio, una coalición de razas alienígenas liderada por los Fundadores o Cambiantes, la especie de Odo. Entre los más destacados se encuentran los Jem´hadar, que veneran a los Fundadores como dioses y que fueron genéticamente diseñados por éstos como abnegados siervos guerreros dependientes del suministro de una sustancia imprescindible para su supervivencia. También importantes son los Vorta, que comandan las tropas y ejercen de enviados diplomáticos ante otras especies.
En este punto y como ya dije, Michael Piller se retiró del programa aunque nominalmente seguía ejerciendo de consultor. Leía todos los guiones y aportaba numerosas notas y sugerencias, pero quien dirigía la serie ya con total autonomía era Ira Steven Behr, que construyó una densa y compleja narrativa con multitud de personajes muy bien delineados que interaccionaban en tramas que se desarrollaban durante temporadas enteras. Aunque esto no es nada nuevo para el subgénero de la space opera, sí lo era para la franquicia de “Star Trek”, que tradicionalmente se había apoyado en episodios autoconclusivos. Era un cambio de formato adecuado al propio espíritu de la serie. Como apuntó Robert Hewitt-Wolfe: “Cuando estás en una estación espacial, no puedes alejarte volando de los problemas cada semana”. Ya no se trataba de llegar a un planeta, resolver el problema en cuarenta minutos y luego marcharse. Y en este sentido, Sisko tenía una misión mucho más compleja que las habituales de Picard: era él quien tenía que quedarse y hacer que las cosas funcionaran durante años. Por otra parte, era natural que poco a poco fueran acumulándose personajes recurrentes que vivían o visitaban habitualmente Espacio Profundo Nueve.
He dicho que Behr tuvo autonomía para desarrollar a su antojo la serie, pero esa afirmación hay que matizarla. Y es que Rick Berman, su superior jerárquico, no estaba de acuerdo en el hilo argumental bélico sobre la base de que Gene Roddenberry, de cuyo legado se consideraba custodio, no habría aprobado que Star Trek tratara sobre la guerra. Hubo tiras y aflojas antes de llegar a un acuerdo en terreno intermedio: habría episodios centrados en el conflicto bélico, pero también otros ajenos o paralelos al mismo.
Así, encontramos episodios muy interesantes de esta cuarta temporada que desarrollan subtramas más de fondo, como el mencionado “Juramento Hipocrático”, en el que Bashir y O´Brien conocen a un capitán Jem´Hadar que no se ha visto afectado por la sustancia que los Fundadores utilizan para controlar a su raza. Este líder espera liberar a otros congéneres suyos de la esclavitud de esa droga y, por ende, del yugo del Dominio. En “Nave Espacial Derribada” El Defiant destruye dos naves Jem´Hadar cuando éstas tratan de castigar a unos Karemma que querían reunirse con la Federación. En la historia en dos partes compuesta por “El Enemigo en Casa” y “Paraíso Perdido”, los Fundadores se infiltran en el gobierno de la Federación, obligando a Sisko a asumir el puesto de jefe de la seguridad de la Flota en la Tierra, declarar el estado de emergencia y prepararse para una invasión del Dominio. Este episodio dejaba bien claro los peligros que los Cambiantes suponían para todo el Cuadrante Alfa, ya que gracias a sus poderes podían hacerse pasar por quienquiera que desearan.
“Hasta la Muerte” desvelaba más información sobre el Dominio: que había existido desde al menos dos mil años; que los Jem´Hadar no duermen, comen, se relajan o relacionan con hembras; y que son considerados venerables ancianos al cumplir los veinte años. El argumento narra cómo el Defiant debe aliarse con la tripulación de una nave Jem´Hadar averiada para detener a un grupo renegado de los segundos
La despiadada crueldad del Dominio quedaba en evidencia en “La Enfermedad”, cuando Bashir, Dax y Kira llegan a un planeta cuyos habitantes, antes viajeros espaciales, sufren de una enfermedad incurable y letal que les fue inoculada genéticamente por los Jem´Hadar como castigo a su desafío al Dominio. En “Eslabón Roto”, cuando la inestabilidad molecular de su cuerpo cambiante impide que Odo conserve su forma sólida y pone en peligro su vida, los Fundadores admiten ser los responsables de su dolencia y que con ella pretenden obligarle a reunirse con ellos y someterse a juicio por matar a otro Cambiante. Como castigo, le anulan sus poderes metamórficos y le dejan atrapado permanentemente una forma humanoide. Fue un episodio de cierre de temporada que podía haber marcado un punto y aparte en el personaje y abierto nuevas posibilidades dramáticas para él, pero los guionistas desaprovecharon la oportunidad. Lo convirtieron en humano y luego pasaron a otras cosas olvidándose de él.
Dos excelentes episodios de la temporada no estaban centrados en la trama narrativa troncal, aunque sí relacionados con ella de forma indirecta. En el muy divertido “Nuestro Hombre Bashir”, se presenta otro grupo terrorista, “El Camino Verdadero”, opuesto a la firma de una paz permanente entre Bajor y Cardasia. Durante ese capítulo, el doctor Bashir asume en la holocubierta el papel de un superagente secreto británico de los años sesenta. El otro capítulo es “Los Hijos de Mogh”, en el que Worf se entera de que su familia, la Casa de Mogh, ha sido despojada de sus tierras, naves y puesto en el Consejo debido a que él rechazó unirse al líder klingon, Gowron, en su guerra contra Cardasia.
En mitad de toda la acción y suspense que ofrecía la temporada, los personajes siguieron estando en el centro de la serie, con antiguos enemigos trabajando juntos (Kira y Gul Dukat); amistades a punto de romperse que, sin embargo, consiguen sobrevivir y fortalecerse (O´Brien y Bashir); personajes que se enfrentan a castigos por crímenes cometidos (O´Brien y Odo); romance (Sisko y la capitana mercante Kassidy Yates; Kira y Shakaar; Dax y un Trill femenino); reuniones familiares (Gul Dukat y su hija mestiza bajorana; Worf y su hermano Kurn); y también traiciones (el oficial de seguridad Michael Eddington resulta ser un agente Maquis; el almirante Leyton manipula la amenaza Cambiante para instaurar la ley marcial en la Tierra y obtener así el poder que necesita para llevar a cabo una política más agresiva contra el Dominio).
Una controversia –bastante espuria pero parece que a muchos fans les gusta perder el tiempo con estas cosas.- se generó alrededor del mencionado cambio del uniforme de Kira, sustituyendo el anterior por uno algo más sexy mientras que ninguno de sus compañeros bajoranos a bordo de la estación disfrutó del mismo tratamiento. Llegaron las esperables críticas a los ejecutivos de Paramount por recurrir a trucos de baja estofa intentando atraer a los espectadores de “Los Vigilantes de la Playa”. Ronald Moore, entonces productor del programa, contestó que el cambio obedecía a la petición de la actriz ante la incomodidad que le causaba el viejo uniforme, petición que Nana Visitor negó haber hecho obligando a Moore a matizar aún más sus declaraciones y revelar que el no haber cambiado los uniformes del resto de bajoranos respondía a una simple cuestión económica. La verdad sobre el asunto es algo más amplia y escabrosa (como que quisieran obligar a la actriz a desfilar ante la cámara con un diminuto traje de baño), pero no me extenderé sobre ello.
Empezaron a correr entre los fans más acérrimos rumores poco halagüeños. Se quejaban de que la visión del futuro utópico que había imaginado Gene Roddenberry había sido traicionada, que “Espacio Profundo Nueve” no estaba a la altura y que su tono oscuro y poco complaciente con la Federación y la Flota chocaba frontalmente con el espíritu de Star Trek. A ello se añadían otros nubarrones. Paramount y Rick Berman admitieron públicamente que se habían equivocado al elegir a Avery Brooks como el comandante Sisko. Colm Meaney estaba insatisfecho con su contrato y quería marcharse de la serie. Inicialmente, el estudio había accedido a que se ausentara del programa ocasionalmente para participar en otras películas, pero cuando rechazó una de estas peticiones argumentando que ya eran demasiadas, Meaney expresó su descontento y Paramount le recordó que estaba obligado por contrato a quedarse. Al final, el estudio accedió a liberarlo de su contrato si cuando terminara la temporada seguía queriendo abandonar. Cuando los productores y guionistas empezaron a rebajar el perfil de su personaje previendo su salida, surgieron rumores de que el alférez Sito, de La Nueva Generación, podría sustituirle. Y para colmo, la empresa Playmates anunció el cierre de su línea de juguetes de EPN.
En julio de 1996, la revista “Variety” informó de que los ratings de audiencia de EPN habían seguido cayendo. Así que a pesar de haber ofrecido algunos episodios de gran calidad, introducido a Worf y los klingons y ampliado el panorama bélico entre los dos cuadrantes, el cierre de temporada tuvo un sabor agridulce.
(Continúa en la siguiente entrada)
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