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martes, 26 de abril de 2016
2008- BABYLON – Mathieu Kassovitz
Puede que Francia sea uno de los pocos países que más hayan hecho para mantener con vida y dignidad al cine ciberpunk. Uno de sus films más influyentes fue, por ejemplo, “El Quinto Elemento” (1997), de Luc Besson, cuya fusión de acción ciberpunk y la temática metafísica de una mesías adolescente, todavía alimentan casi diez años después películas como la que ahora comentamos. Desde comienzos del nuevo siglo hemos podido ver otras incursiones galas en el ciberpunk más o menos explícito en “Distrito 13” (2004), “Immortel, ad vitan” (2004), “Renacimiento” (2006) o “Chrysalis” (2007).
El director francés Mathieu Kassovitz salió de la nada con su segundo film, “El odio” (1995), sobre la violencia incubada en los barrios de minorías étnicas de su país. A partir de entonces, el realizador se movió en el terreno del cine de género con “Los Ríos de Color Púrpura” (2000), un thriller sobre asesinatos y programas eugenésicos; la fallida producción americana “Gothika”, una historia de fantasmas con el sello de Dark Castle; y, por fin, su sexto film, “Babylon”, una incursión en el campo del cine de ciencia ficción ciberpunk.
Estamos en un futuro cercano. El planeta está sumido en un estado de cuasianarquía y el mercenario Toorop (Vin Diesel) sobrevive día a día en el duro ambiente de una ciudad rusa cuando es reclutado a la fuerza por el mafioso Gorsky (Gerard Depardieu) para que recoja, transporte y proteja un “paquete” hasta Nueva York. Éste resulta ser Aurora (Melanie Thierry) una bella adolescente de aspecto frágil recluida en un convento Neolita en Mongolia. Junto a ella, viaja como mentora y guardaespaldas una de las monjas, la hermana Rebeka (Michelle Yeoh). Aurora no ha salido en toda su vida del convento y una de las peticiones que la hermana Rebeka le hace a Toorop es que la ayude a proteger su inocencia de la corrupción del mundo exterior.
El trío viaja por Asia hasta cruzar el Estrecho de Bering, atravesar Canadá y entrar en los Estados Unidos, todo ello, como era de esperar, bastante accidentadamente, puesto que alguien, por algún motivo oculto, quiere apoderarse a toda costa de la muchacha y ha enviado a perseguirlos grupos fuertemente armados. Durante el periplo, Toorop se da cuenta de que Aurora tiene poderes y habilidades que la hacen más que humana…
Lo primero que habría que decir en descargo de Kassovitz es que lo que podemos ver hoy bajo el título “Babylon” no es más que el fantasma de la película que él dirigió –o quiso dirigir-. Preparó con ilusión este proyecto durante nada menos que cinco años, sólo para perder el control sobre el mismo y verlo desviarse completamente de su idea original. Así, cuando la película quedó terminada y lista para su estreno, desahogó en varias entrevistas su amargura con alarmante sinceridad desatando la polémica. Afirmó que la 20th Century Fox había interferido durante todo el rodaje hasta el punto de ordenarle cómo debía filmar determinadas escenas; padeció problemas de presupuesto y mala organización; y, para rematar, el estudio recortó la versión original de la película, dejando sus 161 minutos en 101 para su distribución europea y todavía diez minutos menos para la americana.
Según el director, la película debiera haber sido mucho más que una simple peripecia de acción. El núcleo de su historia era el tráfico de refugiados en el futuro así como temas políticos como la censura y el declive del nivel educativo. En lugar de eso, Kassovitz dijo que todo había quedado en “pura violencia y estupidez (…) Se suponía que la película debía enseñarnos que la educación de nuestros hijos condicionará el futuro de nuestro planeta. Todas las escenas de acción tenían un objetivo: o bien venían motivadas por un punto de vista metafísico o bien aportaban experiencia a los personajes. En lugar de eso, algunas partes del film son como un episodio malo de “24””.
La polémica estaba servida y en este caso no fue en beneficio de la taquilla, puesto que este tipo de problemas siempre tienden a suscitar sospechas entre los espectadores potenciales. Para colmo, la Fox, quizá para castigar a Kassovitz o bien por no invertir más en lo que consideraba iba a ser un desastre sin paliativos, no hizo prácticamente ningún esfuerzo en promocionar “Babylon”, estrenándola sin los preceptivos pases para la prensa, algo que ya manda señales negativas a los críticos y espectadores (todo ello no impidió, sin embargo, que el film subiera hasta la cima de las listas de recaudación francesas… en su primer fin de semana).
En beneficio de su director hay que decir que “Babylon” resultó ser, a pesar de todos esos obstáculos y desencuentros, una película a ratos decente con varios momentos destacables. El propio Kassovitz admitió haber quedado satisfecho con algunos pasajes. Al comienzo hay una escena espectacular que capta la atención del espectador y en la que la cámara inicia un tremendo descenso desde la órbita terrestre hasta la pupila de Toorop, en la que vemos reflejada una explosión antes de que pronuncie las palabras: “Qué lástima que hoy fuera el día en que morí”. Las primeras secuencias son puro cyberpunk: Toorop atraviesa andando decrépitos barrios de alguna ciudad rusa, regatea en un mercado para comprar lo que parece un gato muerto, vuelve a su apartamento para cocinarlo y se sienta a comer justo antes de que un grupo de mercenarios armados hasta los dientes irrumpan en la habitación. El protagonista reacciona con aparente indiferencia antes de explotar en un festival de acción homicida, arreglar cuentas con el líder del comando y luego rendirse pacíficamente a los supervivientes. Igualmente impactante es la escena en la que Toorop accede a realizar la misión, se monta en un coche y éste es izado por un helicóptero y transportado a su punto de origen dejando atrás bajo sí ciudades corroídas por su propia industria.
Kassovitz se las arregla en esos momentos iniciales para atraer al espectador a su idea del futuro: una Rusia empobrecida en la que la gente vive en barriadas miserables, vehículos acorazados, discotecas decadentes, emigrantes desesperados, una Nueva York cubierta de anuncios de neón y proyecciones láser…todo punteado por artilugios de alta tecnología, desde el estupendo plano electrónico que porta Toorop hasta los coches con ventanillas-pantallas digitales pasando por drones o pasaportes electrónicos implantados. En el mundo de “Babylon” la tecnología ha seguido avanzando de forma espectacular…para que la disfruten sólo unos pocos. La mayoría vive aún entre artefactos mecánicos en ciudades dirigidas por señores del crimen.
Las escenas de acción no llegan a apoderarse de la película suplantando todo lo demás, tal y como los ácidos comentarios de Kassovitz podrían hacer pensar. No nos enfrentamos aquí a algo como “Desafío Total” (1990) o “La Isla” (2005), en las que una acción desaforada y metida con calzador marginaban lo que de otra forma hubieran sido historias inteligentes y absorbentes. Hay sólo un puñado de momentos de acción de cierta duración: la lucha en la jaula de la discoteca, la persecución sobre las motonieves a través de Canadá y el tiroteo que se desata en el clímax. Sí que es difícil, sin embargo, determinar lo que el director pretendía que significaran, ya que, como hemos citado antes, cada secuencia de acción no era simplemente un recurso para acelerar la trama, sino etapas dentro del viaje espiritual de los personajes. La secuencia más extraña –y quizá la que se acerca más a la visión original de Kassovitz- es la agónica carrera para subir a bordo del submarino ruso que emerge del hielo, la angustia de Aurora al ver al resto de refugiados abandonados a su suerte en las aguas gélidas y la súbita aparición de su habilidad para determinar intuitivamente el funcionamiento de las cosas cuando intenta hacer regresar al submarino para rescatarlos.
La trama se desploma al final, cuando el guión se queda atrapado en un confuso misticismo del que es incapaz de sacar nada en claro. También aquí es difícil imaginar lo que acabó descartado en la sala de montaje, pero cuando llegamos a la explicación que ofrece el personaje de Darquandier acerca de lo que está pasando, la historia cae en picado en lo absurdo para no recobrarse nunca más. (SPOILER) Resulta que Aurora había sido diseñada genéticamente por su padre para servir de mesías a la iglesia encabezada por su mujer y cuyo embarazo, de algún modo no explicado, es de gran importancia para la Humanidad. Tampoco está nada claro por qué esa iglesia trata de asesinarla cuando se supone que va a ser su mesías. O, ya puestos, por qué ponen a Aurora bajo la protección de Toorop y luego se pasan el resto de la película intentando recuperarla. Se menciona que ella podría ser una especie de arma virológica, pero la idea se desecha tan pronto se expone. El final nos deja con Toorop criando a los niños de Aurora (dos gemelas que, de forma bastante extraña, parecen ser de razas diferentes) y el críptico comentario “Se aproxima una tormenta”, que no explica nada en absoluto. No es de extrañar que tanta gente se sintiera irritada con una película cuyo final es desastroso, aunque es difícil determinar, dada la injerencia de estudio en el montaje, quién es el verdadero responsable.
La historia del “guardaespaldas-mensajero” del futuro no era en 2008 algo ni mucho menos nuevo y ya la habíamos podido ver desarrollada en otras películas como “Ciborg” (1989), “Johnny Mnemonic” (1995) o “Hijos de los Hombres” (2006). Con esta última es con la que “Babylon” guarda más similitudes, especialmente en la idea de la chica de estatus casi divino en tanto portadora en su vientre del destino de la Humanidad. El personaje de Aurora bien podría ser una antepasada de la Leloo de “El Quinto Elemento” o la River de “Firefly” (2002), jovencitas de aspecto angelical que esconden en su interior un poder letal.
Ahora bien, en este caso se introduce deliberadamente un paralelismo religioso que parece fuera de lugar habida cuenta de que la película acaba siendo básicamente una cinta de tiros, persecuciones y explosiones. Y es que Aurora, como la Virgen María, no sólo tiene de su lado el poder del amor y la inocencia, sino que es, literalmente, una madre virgen. Situar su origen en un laboratorio de ingeniería genética, su persecución por parte de una iglesia –cuya líder, por cierto, también es una mujer, como si de la madrastra de Blancanieves se tratara- y sus múltiples y un tanto incoherentes poderes milagrosos no son consecuencia de la torpeza del estudio en la mesa de edición, sino de Kassowitz y su coguionista Eric Besnard (aunque el responsable último bien podría ser el escritor Maurice G.Dantec, en cuya novela “Babylon Babies” se basó el guión. No he leído el libro, así que no puedo aclarar este punto).
America, en el mundo futuro imaginado por Kassovitz, está gobernada por corporaciones empresario-religiosas que compiten por el poder como las mafias criminales hacen en Rusia. Y Aurora es el producto de un plan pergeñado por la lideresa de uno de esos cultos (Charlote Rampling) para hacerla pasar por un milagro que refuerce su posición. La idea de la redentora creada genéticamente no es mala, pero por desgracia Kassovitz quiere convertirla en una auténtica Virgen María. Por eso tiene el poder de usar su aspecto angelical e indefenso para romper las defensas de los violentos hombres que la rodean –y predecir el futuro, y sentir el dolor ajeno, etc…- Y, naturalmente, Aurora, la Virgen, también ha de redimir a nuestro protagonista, Toorop, a quien literalmente mata para luego devolverle la vida. En fin: una Virgen María, una redención vía resurrección, un falso profeta y un confuso final en el que el antiguamente rudo y desaseado Toorop viste resplandeciente lino blanco y cuida a las criaturas nacidas de la virgen… Una alegoría católica sin demasiado sentido y totalmente fuera de lugar en una película que, al fin y al cabo, va sobre mercenarios, terroristas, refugiados y malvados cultos religiosos que quieren dominar el mundo.
Para Vin Diesel, “Babylon” podría haber sido la oportunidad de avanzar en su desde hace años adormilada carrera –podría incluso habernos hecho perdonar, que no olvidar, su participación en horrores como “XXX” (2002) o “Un canguro super duro” (2005)-, pero nos encontramos con el mismo personaje-tipo en el que él mismo se ha encasillado: duro, de imponente vozarrón, taciturno, cínico, ocasionalmente socarrón… pero con un corazoncito generoso y leal latiendo bajo su endurecida coraza. La única variación que introduce es haberse dejado el pelo un poquitín más largo que en otras películas.
Michelle Yeoh es mucho mejor actriz que Diesel, pero dispone pocos momentos que le permitan demostrarlo. Melanie Thierry tiene una belleza de carácter angelical muy adecuada al personaje que encarna, pero éste es tan enigmático y confuso que tampoco podemos apreciar nada más en su interpretación. Como curiosidad, destacar el breve pero divertido papel de un especialmente narigudo Gerard Depardieu como el jefe mafioso Gorsky.
El principal problema es que a nadie del reparto se le da la oportunidad de desarrollar su personaje. Hay una escena con el trío protagonista metido en una tienda de campaña en el desierto helado del Ártico y otra en la que una semidesnuda Aurora se aproxima física y emocionalmente a Toorop, que destilan un mayor sentimiento y contención; pero ambas parecen fuera de lugar en la película, como si sólo se tratara de los obligatorios puntos y aparte de ritmo más lento con los que ahondar un poco más en los personajes y que son rápidamente olvidados en cuanto acaban.
“Babylon” es, por tanto, el tráiler de una película que nunca fue. Su idea de base –al menos la que ha llegado hasta nosotros, no la original de su director- no es nueva, pero al menos la puesta en escena sobre un decorado distópico resulta interesante. Los primeros cuarenta o cincuenta minutos son entretenidos e incluso prometedores; a partir de ese momento se convierte en un film de acción del montón pero con unas pretensiones metafísicas que no sabe cómo encajar ni explicar, para terminar –por decir algo- de una manera confusa e inconcluyente.
Yo la encontré entretenida, la ambientación es interesante y variada, por ejemplo la escena del submarino. Eso si, mejor no intentar entender a fondo la historia...
ResponderEliminarEn eso coincido, aburrida no es...
ResponderEliminarNo la conocía y la encontré un dia zapeando...me interesó el principio lo bastante para seguirla. Al principio promete, como comentas, con el mundo que describe. La escena del submarino está bien. Eso si, hacia el final, cuando la historia se enreda, decae mucho. También me pareció que en la edición debió perder mucho. En cualquier caso, excelente articulo, como siempre.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Veo que opinamos por el estilo respecto a esta película... Un saludo
ResponderEliminarEste año 2017 Luc Besson va a estrenar la adaptación del cómic Valerian Agente Espacio Temporal.
ResponderEliminarSi, los efectos tienen pinta de ser de primera. Aunque se trata de un comic difícil de adaptar. ¿Qué elegir? Tiene tantas buenas aventuras. No se, veremos...
ResponderEliminarDonde verla
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