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domingo, 22 de noviembre de 2015
2003-JAKE 2.0
El productor y guionista Silvio Horta se encargó en 2006 de escribir y producir la adaptación norteamericana del serial colombiano “Betty la Fea” para la cadena ABC. Los premios y éxito de público que recibió por ese trabajo debió de consolarle por los relativos fracasos que había obtenido con sus primeras incursiones en el mundo de la televisión cultivando un género tan opuesto al de “Betty” como es el de la ciencia ficción.
Tras escribir el guión de la flojísima película “Leyenda Urbana” (1998), Horta pasó al mundo de la televisión, encargándose de escribir y producir la primera y única temporada de “The Chronicle” (2001-2002), en el que un grupo de periodistas investiga la presencia entre nosotros de aliens, mutantes y otras criaturas. A continuación, se decidió a intentar la aventura de crear su propia serie, proyecto que vendió a la hoy ya extinta cadena UPN. Su título: “Jake 2.0”.
El programa era un pastiche de elementos extraídos de diferentes géneros: acción, misterio, ciencia ficción, aventura, espionaje… Jake Foley (Christopher Gorham) era un tipo normal y corriente que trabajaba como técnico en computadoras para la secreta Agencia de Seguridad Nacional. Accidentalmente, resulta bombardeado por nanobots experimentales (“nanitas”) que penetran en su torrente sanguíneo y mejoran sus capacidades físicas y mentales hasta niveles sobrehumanos: tiene superfuerza y supervelocidad, oído y vista extraordinariamente agudos y la habilidad de manipular equipamiento electrónico mediante la concentración mental.
Se trata de una premisa propia de un comic book de superhéroes aunque sin uniformes de colores. Dado que Jake trabaja para una agencia de inteligencia, las avanzadas instalaciones que constituyen su base y los gadgets a los que recurre recuerdan mucho a la serie de televisión de los 60 “El Agente de CIPOL”. Las escenas de acción y las hazañas que el protagonista lleva a cabo gracias a los miles de “nanitas” microscópicos que navegan por su cuerpo, remiten a los dos programas “biónicos” de los setenta: “El Hombre de los Seis Millones de Dólares” y “La Mujer Biónica”. Con todo ello e incorporando algunos personajes originales de corte más moderno, Horta quería crear un atractivo héroe de la ciencia ficción para el siglo XXI.
Pero también deseaba ofrecer un héroe cercano al espectador, alguien con quien fuera sencillo empatizar aun cuando el entorno en el que se moviera resultara extraordinario o incluso inverosímil. Así, antes del accidente, Jake era un apasionado de la tecnología que estaba enamorado de una compañera de clase, Sarah Carter (Miranda Frigon), y que soñaba con el glamour de convertirse en agente de campo de la Agencia de Seguridad Nacional. De hecho, había enviado dos solicitudes para entrar en el programa de adiestramiento para ese puesto…y ambas habían sido rechazadas. Más tarde, Foley trabajaría con la doctora Diane Hughes (Keegan Connor Tracy), quien heredó la dirección del proyecto de nanotecnología y actuó como “canguro” de Jake, un individuo inseguro que no encajaba bien el rol de héroe. La relación entre Jake y Diane, que obviamente iría deslizándose hacia lo romántico, fue una de las bases de la serie.
Dado que Jake carecía de cualquier entrenamiento como espía, la tarea de entrenarle recaerá en el agente Kyle Duarte (Philip Anthony Rodriguez). Conforme iba cumpliendo misiones, Jake aprendió a manejar cada vez mejor los poderes que le otorgaban los “nanitas”, pero nunca perdió del todo su torpeza característica y su resistencia a la disciplina.
A medida que iba transcurriendo la serie, los guionistas se esforzaron por elaborar tramas y situaciones que alejaran a “Jake 2.0” del estereotipo superheroico, explorando cuestiones que no se encuentran muy a menudo en ese género. Por ejemplo, ¿puede tener Jake relaciones sexuales? ¿Cómo se siente al matar o pelear con otras personas, siendo que se trata de algo que nunca hizo antes de obtener los poderes? ¿Cuál sería su reacción más verosímil ante la aparición de una verdadera némesis?
Tres episodios que ejemplifican el tono y estilo de la serie son los que escribió Javier Grillo-Marxuach, el supervisor del programa y amigo de Silvio Horta desde que coincidieron en “The Chronicle”. En el quinto capítulo, “El Bueno, el Malo y el Friki”, Jake se hace pasar por un genio de las computadoras renegado para encontrar a otros tres expertos en electrónica que han robado fondos de la Reserva Federal. Gran parte de los diálogos incluyen referencias a obras de la ciencia ficción y los caracteres secundarios recibieron todos nombres de los personajes de “Tron” (1982).
En la novena entrega, “Whisky-Tango-Foxtrot”, un general comunica a la Agencia de Seguridad Nacional el robo de un artefacto nuclear, en el que podría haber intervenido un traidor, probablemente integrado en un equipo de las Fuerzas Especiales. Jake se infiltra en esa unidad como miembro de la misma, convirtiéndose en un soldado de gran habilidad gracias a sus “nanitas”. En “Atrapa a Foley”, el decimocuarto episodio (que no llegó a emitirse en el recorrido original de la serie), Jake sufría amnesia y acababa ganándose la vida en clubs de lucha ilegales en los que, claro está, destaca como el mejor adversario de todos.
“Jake 2.0” fue básicamente una serie de “superhéroes” de los setenta actualizada a la sensibilidad actual y poblada por los algo estrafalarios personajes propios de la imaginación de Silvio Horta. No es de extrañar por tanto que en el capítulo “Agente Doble”, a los productores se les ocurriera llamar como actor invitado a Lee Majors, quien en los setenta protagonizara la muy exitosa “precursora” de “Jake 2.0”, “El Hombre de los Seis Millones de Dólares” que ya he mencionado anteriormente. Aquí interpretaba a un legendario agente de la Agencia ya retirado al que se trae de vuelta para intentar atrapar a una espía rusa.
Como suele suceder en estos casos, la ilusión de todo el equipo no bastó para mantener viva la serie. Puede que “Jake 2.0” fuera un superespía, pero había un enemigo al que no podía batir: un grupo de de ejecutivos de televisión nada dispuestos a apoyarle en su misión. Los ratings de audiencia fueron demasiado bajos como para justificar su continuación, si bien hay que decir que la falta de una adecuada promoción y su programación en el mismo horario que otras series ya bien establecidas como “Angel” o “Smalville”, probablemente tuvieron algo que ver. La cadena dio el hachazo a mitad de la primera temporada y ni siquiera emitió la totalidad de los episodios ya rodados, dejando cuatro inéditos y privando a los productores de darle un digno final a la serie, final que, por otra parte, los guionistas ya habían escrito ante la sospecha de que elprograma no iba a continuar.
En definitiva, una serie de tono ligero, que no se puede incluir en la división de honor de la ciencia ficción, pero que tampoco tuvo el recorrido necesario para demostrar su potencial. Cumplió como entretenimiento y parecía estar evolucionando más allá de los episodios autoconclusivos para plantear tramas de fondo de tono bastante más oscuro que en su comienzo. Ya nunca lo sabremos.
No he visto la serie y este texto me ha perecido muy interesante. La televisión en muy contadas ocasiones ha tenido la delicadeza de considerar el género de ciencia ficción como mereces o, puede que, tanto los productores como sus guionistas no hayan sabido nunca nada respecto al género. Desde que se inventó la televisión el género estuvo presente de la manera más errónea posible. Recuerdo La dimensión desconocida, del gran Rod Serling, donde no siempre tocaba el tema sino que se decantaba por la parte más fantástica, pero los capítulos dedicados a la ciencia ficción eran los peores y eso que se basaban, en la mayoría de los casos en relatos de escritores de peso, pero la escasa técnica era tan mala que podía más que la historia. Star Trek es ya un clásico pero hoy se hace difícil asimilarla, con esos trajes tan parecidos a los que hay expuestos en las tiendas de disfraces para niños. La música y el siempre reducido presupuesto que hacía estragos. Por ejemplo, el capítulo basado en ese clásico relato de Fredric Brown Arena, vemos al capitán Kirk luchando con un extraterrestre que da pena. Creo incluso que se puede ver la cremallera del disfraz. No voy a mencionar, ni mucho menos, todas las series de ciencia ficción, pero ahí están V o Stargate o las nuevas generaciones de Star Trek, etc. Me pregunto ¿el género solo da para esas cosas? Los verdaderos amantes de este género sabemos lo que es la ciencia ficción: no un género menor, como creen la mayoría, sino un género prodigioso de enorme repercusión para los siglos venideros. Dijo una vez Doris Lessing: “Adentrarse en la ciencia ficción cuando se ha pasado una temporada inmerso en el mundo literario convencional es como abrir las ventanas de una habitación pequeña, anticuada y con el aire enrarecido”. En fin, que no molesto más, amigo.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Sobre la ciencia ficción en la televisión se han escrito volúmenes enteros. Durante mucho tiempo el problema que ha aquejado a este tipo de programas de CF ha sido doble:por un lado, no contaban ni con el dinero ni con la tecnología necesaria como para recrear mundos, naves, alienígenas...; y, por otro, no se solían tomar en serio a sí mismas, sus guionistas no eran particularmente aficionados al género y estaban dirigidas a un público infantil. Ahora bien, a todo esto hay matices. Puede que hoy Star Trek nos parezca naif y poco elaborada, pero en la época gustó mucho y fue una de las series más influyentes de la historia. Recuerdo haber visto en los ochenta la serie TV de "Battlestar Galáctica" y me encantó. Yo tenía once años y fue uno de esos programas que iniciaron mi amor por el género. Otros fueron, por ejemplo, "Los Siete de Blake" o "Espacio 1999". Y, sin embargo, vistos hoy parecen cutres, poco elaborados. Es un poco injusto para sus creadores ver aquellos productos con los ojos de un espectador actual, acostumbrado a buenos efectos especiales, argumentos más elaborados y narrativas más dinámicas. Eran productos de entretenimiento, sin pretensiones de perdurar.
ResponderEliminarCreo que las cosas han mejorado bastante para la CF televisiva desde finales de los noventa y en este mismo blog tienes comentadas bastantes series. Luego están los gustos particulares, claro, pero creo que la tendencia ha sido positiva -lo que no quiere decir, ojo, que todas las series sean buenas-. En cuanto a la afirmación de Doris Lessing, bueno, es muy matizable y podríamos discutir largo y tendido sobre ello....
Gracias por comentar y no te preocupes, sus opiniones nunca molestan. Un saludo