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martes, 4 de marzo de 2014
1999- FARSCAPE (1)
Series como las dos primeras de “Star Trek” o “Babylon 5” fueron pioneras de un tipo de ciencia ficción televisiva basada en los personajes tanto o más que en la peripecia de que se tratara cada semana. En el cambio se siglo apareció un nuevo programa que iba más allá de las anteriores a la hora de presentar personajes de gran empaque y complejas relaciones entre ellos. De hecho, la australiana “Farscape” combina con habilidad el desarrollo de caracteres con intenso drama, humor extravagante y algunos de los efectos visuales más espectaculares vistos en la televisión hasta ese momento. Calificado como la primera serie de ciencia ficción verdaderamente adulta, “Farscape” demostró su capacidad de fascinación atrayendo a una legión de leales y activos fans.
La presentación que abría los episodios durante el primer año de “Farscape” dejaba muy clara la premisa de la serie: “Mi nombre es John Crichton. Soy astronauta. Fui alcanzado por una onda de radiación y salí despedido a través de un agujero negro… Ahora estoy perdido en algún lugar distante del universo, en una nave, una nave viva llena de extrañas formas extraterrestres...¡Mayday! ¡Mayday! Escuchen por favor, ¿Me oye alguien? Me persigue un loco comandante militar que puede hacer todo lo que yo no puedo. Sólo busco el camino de regreso a casa”.
Esta aparentemente sencilla idea en la que un humano es lanzado al meollo de una galaxia alienígena bullente de vida, partió de la imaginación del creador de la serie, Rockne O´Bannon. Éste, que había escrito el guión para la película “Alien Nación” (1988) y creó “SeaQuest DSV” para la NBC, empezó a trabajar en lo que se convertiría en “Farscape” tras un encuentro con Brian Henson, quien había asumido la dirección de Jim Henson Company tras la muerte de su famoso padre. En aquel momento, estaba interesado en embarcarse en un estilo más adulto en el que incorporar el uso de sus sofisticados animatrones y demostrar su capacidad para combinar éstos con las imágenes generadas por ordenador creando sofisticados efectos especiales. O´Bannon se puso a trabajar en ese nuevo programa, entonces titulado “Space Chase” (Persecución Espacial) y, una vez esbozado el marco de la acción, los personajes y el hilo principal de la historia, él y Henson empezaron a buscar alguna cadena interesada en comprar la serie.
Inicialmente, ésta resultó ser la Fox, que encargó a los creadores cuatro guiones en 1997. O´Bannon llamó entonces a David Kemper, con quien había trabajado en “SeaQuest DSV”. Pero, finalmente, la Fox y otras cadenas a las que se ofreció la serie, decidieron no contratarla. Pasaron un par de años sin resultados y Henson, O´Bannon y Kemper se dedicaron a otras cosas. Pero no abandonaron del todo el proyecto. Creían en su potencial y no estaban dispuestos a tirar la toalla definitivamente. Entonces entra en escena Sci-Fi Channel (hoy SyFy).
La cadena, fundada en 1992, había sobrevivido a base de reposiciones de viejas series de ciencia ficción. Pero en 1999 empezó a producir nuevos episodios de “Sliders”, una serie que compró a la Fox tras tres temporadas. Rod Perth, entonces presidente de Sci-Fi, estaba buscando una serie inédita y poco convencional que pudiera servir de bandera para la nueva etapa de la cadena. Leyó un par de los guiones que O´Bannon y Henson le habían enviado y les llamó para firmar un acuerdo. Sci-Fi compraría una temporada de la serie. “Farscape” vería por fin la luz.
Había, sin embargo, un problema de marketing a tener en cuenta. La Jim Henson Company era famosa en el mundo entero no solo por su creatividad y originalidad, sino, más concretamente, por los Teleñecos y películas de orientación familiar como “Cristal Oscuro” o “Laberinto”. Pero en esta ocasión, se trataba de lanzar un programa adulto. Había que hacer entender al público que sólo porque en la serie aparecieran animatrones creados y manejados por especialistas de la Henson Company, no se trataba de un programa para niños ni tenía nada que ver con “Barrio Sésamo” o los “Teleñecos”. Y no era tarea fácil, porque en todo el arte y los dibujos de diseño que se habían utilizado para promocionar la serie figuraba la leyenda: “From the Jim Henson Company”. No fue hasta que empezó a emitirse la serie que los espectadores descubrieron por ellos mismos la originalidad del programa y su carácter adulto.
Por motivos financieros y creativos, “Farscape” fue rodada en Australia y producida desde Sydney (aunque la sede de la emisora se encontraba a caballo entre Los Angeles y Nueva York y la de la Jim Henson Company contaba con representación en Los Angeles y Londres). Asimismo, fueron actores locales los que encarnaron a los personajes principales… a excepción del protagonista, para el cual se escogió a Ben Browder. Norteamericano graduado en la prestigiosa Royal Central School of Speech & Drama londinense y conocido gracias a su participación en la serie “Cinco en la Familia”, obtuvo el papel del protagonista, John Crichton, un tipo “normal” que se encuentra de repente involucrado en un conflicto galáctico en compañía de unos pintorescos alienígenas.
Conforme se desarrollaba la producción en Australia, O´Bannon y Kemper se encontraron con que ese país-continente podía estar lejos, pero desde luego no carecía de actores y creativos de talento que ayudaron a dar forma a un nuevo y original mundo de ficción. El hecho de el único norteamericano fuese Browder mientras que el resto del personal, delante y detrás de las cámaras, fuera australiano, ayudó a darle a “Farscape” un toque diferente y fresco que lo alejaba de la ciencia ficción hasta el momento vista en la televisión.
Uno de los desafíos para O´Bannon y Kemper consistió en encontrar a otros guionistas que se alejaran de los tópicos archiconocidos y que fueran capaces de aislarse de la influencia de la omnipresente “Star Trek”. De entre todos los miles de historias que habían absorbido en su vida como lectores o espectadores, ambos trataron de ofrecer algo a la audiencia que resultara diferente y sorprendente.
“Farscape” elevó la premisa de una tripulación multiétnica a bordo de una enorme nave, ideada originalmente por Gene Roddenberry para “Star Trek”, a un nuevo nivel. De hecho, Moya, la astronave de Farscape, es una forma de vida inteligente, dedicada a servir a su tripulación, aunque en ocasiones decida actuar por su cuenta sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo. Su único medio de comunicación con la tripulación es el Piloto, un ser altamente especializado que se halla física y psíquicamente unido a Moya y con la que guarda una empatía especial. La parte superior del Piloto, dotada de múltiples brazos, opera los controles e interactúa con la tripulación; el resto consiste en una red de tentáculos neurales que llegan hasta lo más profundo de Moya. El propósito vital del Piloto es el servicio a los miembros de la tripulación pero su primera lealtad siempre será con Moya cuando surja un conflicto entre aquellos y ésta.
El concepto de la nave viviente no era completamente nueva en la ciencia ficción televisiva. Ya se había presentado en la canadiense “Lexx” y en “Babylon 5”, en la que los Vorlons utilizaban naves vivas. Pero la idea alcanza una más interesante concreción en “Farscape”, en parte gracias a la fascinante relación simbiótica entre Moya y el Piloto, y en parte porque Moya tiene más personalidad que Lexx o las naves Vorlon. A diferencia de Lexx, Moya es un ser totalmente pacífico (y desarmado), mientras que aquélla es una fuerza destructora de inigualable poder. De hecho, Moya es un ser alienígena en el más amplio sentido de la palabra: su forma, su inteligencia y sentimientos son inaprensibles para el resto de especies (excepto el Piloto, claro).
Curiosamente, a pesar de ser tan “alienígena”, Moya es un personaje con el que los espectadores pueden simpatizar. Se la interpreta a veces como una gran madre preocupada por sus “niños” (la tripulación) y que se siente responsable de su seguridad; además, una parte de la primera temporada se centra en el hecho de que Moya queda embarazada, comportándose erráticamente y dando por fin a luz otra pequeña nave, Talyn, por la que siente un gran afecto. Ésta, sin embargo, nace dotada de armas, producto de un experimento genético perverso que trataba de obtener este tipo de hibridación. El propio Talyn y sus desequilibrios emocionales se convertirá, más adelante, en un personaje de tanto peso como Moya.
En el primer episodio, tres prisioneros (D´Argo, Zhaan y el anfibio Rygel) tratan de escapar de su cautiverio y huir a bordo de Moya, que hasta ese momento había servido como nave prisión de los Pacificadores, una belicosa raza humanoide que trata de alcanzar la supremacía en la galaxia. De repente, en mitad de la persecución, el joven astronauta Crichton se materializa inadvertidamente a través de un agujero de gusano abierto en las cercanías de la Tierra durante un vuelo experimental de su transbordador. La confusión resultante provoca un accidente en el que muere el hermano del capitán pacificador al mando, Crais (Lani John Tupu). Los prisioneros, ahora libres, suben a Crichton a bordo de Moya y escapan de la pelea a la velocidad de la luz, arrastrando con ellos a la oficial pacificadora Aeryn Sun.
“Farscape” es principalmente una serie coral puesto que en muchos aspectos todos los personajes tienen la misma importancia. Sin embargo, Crichton, en su calidad de humano de finales del siglo XX, es el nexo de unión de los espectadores con la historia. No tiene idea de dónde está, cómo llegó allí o de la forma de regresar a la Tierra. Esa identificación de la audiencia con el personaje es la razón de que la serie haya mantenido su popularidad durante tanto tiempo.
Una vez a bordo de Moya, sus nuevos compañeros le inyectan unos nanomicrobios traductores para que pueda comprender y expresarse en cualquier lenguaje alienígena, pero ello no le impide sentirse confundido y asustado. Sus nuevos compañeros le parecen demasiado alienígenas para su humano cerebro y se pasa la mayor parte de esta primera temporada simplemente tratando de conservar la vida. El humor socarrón y autoparódico se convertirá en su defensa ante la nueva situación y sus continuas referencias a la cultura popular humana (cine, música, objetos domésticos cotidianos, marcas comerciales o la propia ciencia ficción…) desconcertarán a sus amigos al tiempo que hacen sonreír con complicidad a los espectadores.
A semejanza de Buck Rogers (en especial la serie televisiva sobre ése personaje producida por Glen Larson en 1979), Crichton es un pez fuera del agua. Ambos héroes se ven transportados al espacio profundo en su propia astronave sólo para verse rodeados por extraños alienígenas. Uno y otro trataban de aferrarse a lo que ya conocían sobre la historia y cultura de la Tierra como recurso para mantener la cordura en un entorno exótico y a menudo hostil. El resultado, claro, es que nadie a su alrededor entendía las referencias, giros y comentarios con que a menudo salpicaban sus frases.
Así, en el episodio en dos partes, “Heridas Autoinfligidas”, Crichton responde a las quejas de un personaje sobre las condiciones a bordo de una Moya víctima de un sabotaje y aparentemente moribunda con un sarcasmo: “¡Bienvenido a la nave de la Federación SS “Raja del Culo”!”. La mayor parte del capítulo “Ángel Vengador” (del cual volveremos a hablar más adelante) transcurre en el interior de la mente de un John Crichton en coma, ofreciéndonos un vistazo a sus pensamientos, los cuales consisten principalmente en un mosaico de referencias a la cultura popular norteamericana, desde Marilyn Monroe a Forrest Gump, de “¿Quién Engañó a Roger Rabbit?” hasta los dibujos animados de la Warner, pasando, claro, por el capitán Kirk de “Star Trek”.
El humor, a veces negro, a veces exuberante, fue una parte integral de la serie, pero siempre integrado como parte del drama y la acción, no como un fin en sí mismo, y a menudo articulado a través de las frases de Crichton en momentos de extrema tensión o sus diálogos con otros personajes alienígenas–que a menudo dan lugar a hilarantes malentendidos-.
He comentado que la identificación de los espectadores con Cricthon fue clave en el éxito de la serie, pero no lo fue menos la dinámica que se creó entre los personajes, todos ellos con instintos no ya diferentes, sino a veces opuestas. Así, por un lado, tenemos al grande y poderoso Ka D´Argo (Anthony Simcoe), con sus característicos tatuajes y tentáculos faciales; es un guerrero luxano, una criatura violenta, valiente e impulsiva por naturaleza, educación y experiencia vital. Por otro, Pa´u Zotoh Zhaan (Virginia Hey), de aspecto igualmente humanoide (aunque con una bella piel azul intenso), una pacífica sacerdotisa delviana de 812 años de edad. Zhaan, sin embargo, es en muchos sentidos más alienígena que D´Argo, puesto que su naturaleza es vegetal. Consagrada a la vida espiritual y al cultivo de su tranquilidad interior, Zhaan es la figura opuesta de D´Argo, aunque muchas de sus diferencias están asociadas a estereotipos de género (ella es femenina y pacífica mientras que él es el típico macho fuerte y agresivo).
Por otro lado, esa diferenciación no es tan simple como puede parecer en un análisis superficial. Porque D´Argo es un guerrero con corazón de oro, un ser emocional que se preocupa genuinamente por sus seres queridos y que gracias al contacto con el resto de sus compañeros –y especialmente la influencia balsámica de Zhaan- conseguirá suavizar su carácter. Y, en cambio, Zhaan oculta una versión violenta de sí misma, imbuida de odio y violencia, procedente de sus días previos al sacerdocio. De hecho, aunque ambos fueron hechos prisioneros acusados de asesinato, resulta que D´Argo no mató a su mujer Lo´Lann, mientras que Zhaan sí asesinó a su amante por considerar su ambición un peligro para la comunidad delviana.
La oficial Aeryn Sun (Claudia Black) es una sebácea, una especie similar a la humana en su apariencia exterior aunque con ciertas particularidades fisiológicas que se descubren a lo largo de la serie. En el primer episodio, Aeryn es una piloto de la élite guerrera de los Pacificadores que trataba de sofocar el motín de los convictos y recuperar el control de Moya. Al ser hecha ella misma prisionera durante un corto periodo de tiempo, cuando trata de regresar a las filas de su unidad es declarada “contaminada” por haber tenido demasiado contacto con los rebeldes y puesta ella misma en caza y captura. Traicionada y sin hogar, se ve obligada a unirse a aquellos a quienes antes perseguía.
Si D´Argo y Zhaan son como caras de la misma moneda, lo mismo puede decirse de Crichton y Aeryn, aunque en este caso el reparto de roles según género es menos convencional. Aeryn está adiestrada para una vida de disciplina y combate, mientras que Crichton es más sensible y tiene un sentido del humor del que carece completamente aquélla. Sin embargo, como ocurría en el caso de D´Argo y Zhaan, ambos tienden a influir uno sobre el otro. A medida que la serie avance, los dos acabarán desarrollando una clara tensión sexual, culminada en uno de los últimos episodios de la primera temporada, “Una Reacción Humana”, si bien la experiencia queda algo desvirtuada por cuanto en ese momento se encuentran en una especie de realidad virtual modelada por científicos alienígenas. Para la tercera temporada, la relación Crichton-Aeryn se hará explícita, convirtiéndose en uno de los subargumentos principales de la serie.
Si la dinámica entre ambos personajes sugiere que, después de todo, Aeryn no es tan alienígena, lo cierto es que todos los extraterrestres a bordo de Moya cuentan con características sospechosamente humanas, con la posible excepción del Piloto y de la propia Moya (aunque el primero va mostrando reacciones y emociones cada vez más identificables a medida que avanza la historia). Es el caso del quinto miembro de la tripulación, el anfibio Rygel XVI, un entrañable canalla que se las arregla continuamente para meter en problemas al resto de sus compañeros gracias a su comportamiento egoísta, codicioso y carente de cualquier escrúpulo –aunque también es cierto que cuando más se le necesita, cumple con su trabajo-.
Rygel es el antiguo Dominante del Imperio Hyneriano, antaño gobernante de más de 600.000 millones de súbditos, pero que fue depuesto por su propio hermano, quien lo envió preso a los Pacificadores. Su insaciable apetito le impulsa a comer con frecuencia y alimentar, de paso, su tendencia a eructar y expeler ventosidades (cuyo gas hace que las voces de los que están alrededor cambien a un hilarante tono en los momentos menos oportunos). Corrupto y venal, siempre está maquinando para sacar un beneficio de las difíciles situaciones en las que el grupo acaba metido. Con todo, es un hábil negociador y diplomático, cualidades muy valiosas en más de una ocasión.
(Continúa en la siguiente entrada)
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