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lunes, 11 de julio de 2011
1915- EL VAGABUNDO DE LAS ESTRELLAS - Jack London
En 1915, London había sufrido una pérdida devastadora: había invertido toda su fortuna en una elegante casa en su rancho, Wolf House, que acabó siendo pasto de las llamas, arrasando sus ilusiones y obligándole a continuar escribiendo para sobrevivir. A las pocas semanas del incendio, comenzó a trabajar en una novela, “The Star Rover”, que a pesar de ser mal recibida por la crítica y el público contemporáneos, hoy ha alcanzado cierto estatus de obra de culto
“El Vagabundo de las Estrellas” se basa en las memorias de Ed Morrell, que se pasó cinco años de confinamiento solitario en la prisión de San Quintín. La obra es una descripción del sistema penitenciario de California y pretende mostrar la resistencia del hombre ante el sufrimiento, resaltando el poder del espíritu respecto a la carne (lo que no deja de ser contradictorio con el marxismo y materialismo declarados que profesaba London). Es una de sus novelas más personales, escrita como autoterapia para sobreponerse a las desgracias sufridas.
El protagonista de “El Vagabundo de las Estrellas” es Darrell Standing, un profesor de agronomía de la Universidad de California condenado a muerte por el asesinato de un colega académico. Falsamente acusado de introducir dinamita a escondidas en la cárcel, el sádico alcaide lo tortura metiéndolo en una camisa de fuerza para que confiese. Pero Standing sobrevive al brutal castigo sumiéndose en trance, proyectando su espíritu a existencias anteriores. Revive entonces episodios de las vidas de un conde francés del Renacimiento; un muchacho miembro de una caravana al Oeste atacada por los pieles rojas; un eremita arriano del siglo IV; una especie de Marco Polo del siglo XVI en la entonces remotísima Corea; un legionario romano en la época de la crucifixión de Jesucristo y un náufrago del siglo XIX.
Resulta curioso que los críticos menospreciaran la obra por considerarla un desvarío fantástico que no llegaba a la altura de sus novelas realistas de aventuras más o menos autobiográficas, porque no solamente el relato carcelario estaba basado en las memorias de una persona real, sino que el propio London había estado encerrado en su juventud un par de veces acusado de robo de langostas, vagancia y mendicidad. Ed Morrell y Jack London se habían conocido por carta, pero en 1912 se encontraron cara a cara y el escritor hizo mucho por conseguir aliviar las penurias del recluso. Éste acabaría siendo un invitado regular en el rancho de London, donde le narraría sus escalofriantes vivencias, vivencias que acabarían encontrando su versión literaria en “El Vagabundo de las Estrellas”. Morrell había sido despojado de sus propiedades por las compañías ferroviarias y tras una serie de sabotajes contra las mismas llevado por su resentimiento, pasó a convertirse en atracador de trenes. Fue atrapado y sentenciado a una larga pena en la prisión de Folsom, de donde intentó escaparse, intento de fuga a raíz del cual fue trasladado a San Quintín y sometido a confinamiento solitario durante años.
“El Vagabundo de las Estrellas” es uno de los libros más apasionados de London. Brillantemente escrito y hábilmente tramado, tiene una prosa llena de energía y empatía con el sufrimiento de los presos y los lazos de camaradería que se crean entre ellos. El libro oscila entre la brutalidad y la belleza, entre la horrible pesadilla de la camisa de fuerza y el aislamiento del calabozo y los vívidos y brillantes sueños de otros tiempos.
Por otra parte, en mi opinión, la novela tropieza en el capítulo en el que el protagonista revive su vida como soldado romano en el Jerusalén de Cristo y Pilatos. London expone el marco social y político con lucidez y desapasionamiento, pero al final se rinde a un desenlace políticamente correcto y previsible que se corresponde poco con sus opiniones ateas. Habría sido interesante que expusiera su sin duda controvertida visión del hecho, pero tenía que vender la novela y tampoco London era ya el militante combativo de hacía unos años. De hecho, moriría poco después, en noviembre de 1916, tras una corta pero dolorosa infección.
“El Vagabundo de las Estrellas” es la prueba de que un buen libro puede sobrevivir a las malas críticas y al paso del tiempo. Hoy no es ni la más famosa ni la más recordada de las novelas de London, pero constituye una lectura interesante y de gran intensidad, digna de uno de los más importantes escritores norteamericanos del siglo XX.
(Por cierto, como curiosidad, aunque no se menciona a London por ninguna parte, la idea del libro fue fusilada en la película “The Jacket” (2005), dirigida por John Maybury y protagonizada por Adrien Brody y Keira Knightley)
Esa trama fantástica llegó a aburrirme
ResponderEliminarmmm interesante.
ResponderEliminarLa leí hace tiempo y la recuerdo con simpatía. La película me pareció un peñazo.
ResponderEliminar"Se basa en las memorias de Ed Morrel" ¿No se basa en las de Standing?
ResponderEliminarSegún la biografía de Jack London que obra en mi poder, fue Ed Morrel. Se aceptan correcciones no obstante. Un saludo.
ResponderEliminarBuenisimo el libro. Lo lei hace 4 años. Lo escogí sin saber de que iba, solo por el nombre y me impresionó. Lo recomiendo!
ResponderEliminarTengo entendido que se suicidó. Qué sabes de ello?
ResponderEliminarLo estoy leyendo y me parece genial.
ResponderEliminarSegún su mejor biografía, no se suicidó. Sufría de mala salud desde hacía años, tanto por su alcoholismo y excesos como por las aventuras y viajes de su juventud (tuvo escorbuto en el Klonkide y enfermedades tropicales durante sus viajes por el trópico) y tenía una seria afección renal que, a la postre, probablemente fue lo que le mató. La idea del suicido quizá venga por la identificación de London con el personaje de uno de sus libros, "Martin Eden". Eden era un trasunto de sí mismoj, una persona aventurera que, tratando de ganar el amor de una chica, intenta ser un gran autor, pasando grandes penalidades y experimentando rechazos. En ese sentido, el libro funciona como una auténtica autobiografía. Pero al final, Eden se suicida y, repito, no es como murió London.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por pasarte por aquí.
Pesadisimo no e podido leerlo
ResponderEliminarLo leí hace unos años sin saber de qué iba y lo recuerdo por chocante. Había partes que se hacían muy pesadas, pero me gustaba el estilo crudo y directo.
ResponderEliminarRecuerdo quedarme atascada en párrafos infumables porque resulta que apenas puntua las frases. No se si es cosa de la traducción o escribe así este autor.
Por cierto, la película está basada en un libro que se basa a su vez en este libro. De ahí que se parezcan bien poco.