lunes, 3 de junio de 2024

EL ACCIDENTADO VIAJE DE DUNE A LAS PANTALLAS



En 1963, la veterana revista de ciencia ficción "Analog" (sucesora directa de “Astounding Science Fiction”, comenzó a publicar "Mundo de Dune", una historia en tres partes firmada por el autor Frank Herbert, cuya única novela de ciencia ficción hasta la fecha, una aventura submarina ambientada en el siglo XXI titulada "El Dragón en el Mar", había aparecido siete años antes. Al año siguiente, esa misma revista publicó "Profeta de Dune", la continuación en otras tres partes del relato anterior.

 

Se trataba de una compleja saga con sustrato sociológico, ecológico, político y teológico que abarcaba varios mundos y se desarrollaba miles de años en el futuro. Las dos historias se recopilaron como "Dune" en 1965, ganaron los premios Hugo y Nebula. El libro se ha reeditado continuamente desde entonces, dando lugar a varias secuelas: "Mesías de Dune" (1969), "Hijos de Dune" (1976), "Dios Emperador de Dune" (1981), "Herejes de Dune" (1984) y “Casa Capitular de Dune” (1985); una trilogía de precuelas oficiales, la serie "Preludio a Dune", firmada por Kevin J.Anderson y Brian Herbert, el hijo del autor original; y tres adaptaciones al medio audiovisual: una película de David Lynch en 1984, una miniserie del año 2000 producida por Sci-Fi Channel y adaptada por John Harrison; y dos películas recientes dirigidas por Denis Villeneuve. Las modas literarias han ido y venido pero el legado de Herbert ha sobrevivido a todas ellas y perdura con inmejorable salud, lo que le ha merecido el calificativo de “Tolkien” de la CF y arquitecto de la mayor saga jamás escrita en el género.

 

Como ya he publicado la entrada correspondiente a la novela, me remito a ella para detalles referentes al argumento, personajes y temas.

 

El caso es que “Dune”, que llegó a las librerías en pleno auge de la cultura hippy de los 60, se convirtió en un éxito casi instantáneo por razones que incluso su autor se vio obligado a explicar. "No me propuse escribir un clásico ni un bestseller", le dijo a Ed Naha, autor de "The Making of Dune". "De hecho, para ser sincero, una vez publicado, no fui muy consciente de lo que estaba pasando con el libro. Tengo actitud de periodista hacia las noticias de ayer, ¿sabes? “Hecho, ahora déjame hacer otra cosa". Como escribir cinco secuelas, cada una aparentemente más extensa y de escala más épica que la anterior. Herbert agregó: "Los editores no creyeron que fuera a ser algo grande. No sabían lo que tenían entre manos. Cuando el libro triunfó, lo hizo en gran medida, a través del boca-oído. Los editores no podían satisfacer la demanda".

 

Sin otra referencia que las cifras de ventas, el interés de Hollywood por la exitosa saga era inevitable a pesar de la aparente imposibilidad de comprimir y adaptar una novela como “Dune”. Sin embargo, no fue hasta que "2001: Una Odisea del Espacio" (1968), de Stanley Kubrick, le dio al cine de ciencia ficción un brusco empujón evolutivo, que pudo contemplarse la factibilidad de un proyecto como “Dune”, al menos en lo referente al aspecto visual. Los derechos fueron en primer lugar adquiridos en 1972 por el productor de "El Planeta de los Simios", Arthur P. Jacobs. Herbert recordaría: "Aceptó una opción sobre el libro de nueve años de duración. En realidad, no salió nada de ese trato. Jacobs murió en 1973 y el proyecto quedó inmovilizado por sus herederos durante bastante tiempo".

 

En 1975, un consorcio francés respaldado por Michael Seydoux, un rico parisino ansioso por entrar en el negocio cinematográfico, compró los derechos a los herederos de Jacobs. Cuando todavía faltaban seis años para que la opción caducase, el proyecto cayó en las manos del director chileno Alejandro Jodorowsky (el venerado y en ocasiones vilipendiado cineasta tras la película de culto "El Topo"), quien se puso a trabajar en la adaptación.

 

"Dune" es mucho más que una novela de ciencia ficción", afirmó Jodorowsky. "Aborda temas como la creación de un mesías: la ascensión a través de los diferentes niveles necesarios para dominar las situaciones dañinas para la humanidad. También están los temas de la búsqueda de la eternidad, de superpoderes mentales, de la drogadicción y, básicamente, de la soledad. Es la historia de un hombre que desarrolla su mente lo suficiente como para llegar a la cima, pero una vez allí ha perdido todo contacto humano. Luego, para reencontrarse con ese contacto humano, tiene que intentar llevar a toda la especie humana hasta donde él se encuentra". Todos los mesías, desde Buda hasta Cristo y Mahoma, han tenido que afrontar la misma pregunta, observó. En cuanto al malvado Harkonnen, añadió, "lo vi como una visión del hombre contemporáneo. Una visión de un mundo donde nada es sagrado, donde el hombre nace en un cubo de basura, donde el mundo entero es basura" ("Era bastante anticatólico", dijo Frank Herbert sobre la interpretación que hizo Jodorowsky de la historia. "Solía ​​bromear con Alejandro sobre eso, le dije que su mayor decepción al escribir el guión probablemente fue el no encontrar una manera de fustigar al Papa".

 

El primer paso de Jodorowsky fue comenzar a conceptualizar los diversos elementos visuales del libro y para ello requirió la ayuda de tres artistas muy diferentes. El primero fue el dibujante de cómic francés Jean Giraud, también conocido como Moebius, que trabajaría en los diseños de criaturas y personajes; como dijo Jodorowsky, "para ayudar a recrear el guión, dibujo a dibujo". Giraud declaró a los realizadores del documental "Moebius Redux: A Life in Pictures": "Me impresionó estar junto a Jodorowsky porque había visto sus películas. En aquel momento, él era realmente el Hombre".

 

El segundo talento reclutado por Jodorowsky fue Dan O´Bannon, un talentoso artista, técnico de efectos especiales y guionista en ciernes que había trabajado estrechamente con John Carpenter en la comedia de ciencia ficción "Estrella Oscura” (1974) y que pronto disfrutaría del éxito como coautor, con Ronald D. Shussett, de "Alien". "Alejandro alquiló una gran oficina en París", recuerda O´Bannon, "nos puso a todos en una gran sala y nos dotó del material que pedimos".

 

El tercer as fue el ilustrador británico Chris Foss, conocido por sus llamativas pinturas para portadas de libros de ciencia ficción, que recientemente habían sido recopiladas en su primer libro, "21st Century Foss". "Jodorowsky estaba absolutamente emocionado con el libro", dijo Foss a "Cinefantastique", "y, de repente, recibí una llamada telefónica preguntándome si me gustaría trabajar en París. Me contrataron específicamente para trabajar en la maquinaria. Y debo agregar que no hay mucha maquinaria en “Dune”, pero cuando Jodorowsky y yo terminamos, ciertamente había bastantes artefactos exóticos". Los créditos en la publicidad inicial de la película ya dejaban clara la división de funciones de los artistas: "diseño de Jean Giraud, máquinas de Chris Foss, efectos especiales de Dan O´Bannon".

 

Durante cuatro meses, de agosto a diciembre de 1975, el triunvirato trabajó con Jodorowsky creando innumerables diseños de naves espaciales, recolectores de especia, personajes, criaturas, palacios y accesorios de todo tipo. "Fue un período fenomenalmente creativo", escribió Chris Foss en la revista "Skeleton Crew", "Incitado por el gurú Alejandro, produje algunos de mis trabajos más originales. Éramos, literalmente, un grupo de tres trabajando bajo las órdenes del maestro para crear una película multimillonaria... en un edificio de oficinas palaciego, sin reparar en gastos, con materiales proporcionados instantáneamente según los pedíamos y, lo más importante de todo, con un director que sabía lo que quería".

 

Otro artista que Jodorowsky quería para su epopeya cinematográfica de tres horas era el pintor surrealista español Salvador Dalí. Pero no para diseñar nada, sino para interpretar al emperador Shaddam IV. Sorprendentemente, el célebre artista aceptó, eso sí, exigiendo un salario nunca antes visto de 100.000 dólares la hora.

 

Fue precisamente en una reunión en casa de Dalí, a la que también asistió el pintor estadounidense Bob Venosa, cuando Jodorowsky descubrió la obra del surrealista suizo H.R.Giger. "Bob Venosa me llamó por teléfono y me explicó que el director Alejandro Jodorowsky estaba interesado en mi trabajo", escribió Giger en su libro "H.R.Giger´s Film Design". Ni corto ni perezoso, preparó diligentemente su portafolio y viajó hasta la casa de Dalí en Cadaqués (Gerona), donde se reunió con el pintor. Jodorowsky, sin embargo, ya se había ido a París. En diciembre de 1975, cuando Foss, O´Bannon y Giraud habían vuelto a sus respectivos hogares para pasar las vacaciones de Navidad, Giger se encontraba de visita en París y acudió al estudio de Jodorowsky para dejar sus datos de contacto. "Como resultado", dijo Giger, "Jodorowsky me llamó por teléfono y luego me mostró en su estudio el trabajo inicial para "Dune"".

 

"Esos artistas de ciencia ficción estaban diseñando naves espaciales, satélites y planetas enteros", recuerda el ilustrador, dándose cuenta de que se habían utilizado como inspiración varias imágenes de su propio portafolio. "Jodorowsky me dijo que sería feliz si yo participaba en el diseño de la película. Podría construir un planeta entero y disfrutaría de total libertad. A partir de mis diseños, se construirían maquetas tridimensionales a las que pudieran incorporarse los actores. También tendría la oportunidad de hacer trajes, máscaras, etc, según mis propias ideas". El planeta asignado a Giger iba a ser Geidi Prime, el hogar de los Harkonnen, rebosante de violencia y perversión. "En una palabra", observó Giger, "era mi especialidad. Lo único que no podía mostrar era sexo", añadió. "Por eso tuve que diseñar como si la película fuera para niños. Jodorowsky estaba harto de que sus películas fueran siempre censuradas".

 

A Giger le aseguraron que un equipo de treinta especialistas daría forma física a sus diseños y, aunque Jodorowsky insistió en que sus honorarios tendrían que igualar los de Foss -4.000 francos suizos al mes-, le garantizó que la publicidad resultante de participar en este proyecto sería inimaginable. "Nos separamos con el acuerdo de volver a hablar por teléfono sobre los honorarios", recuerda Giger, "y me dio el guión para que pudiera empezar inmediatamente con mi trabajo". De regreso a Suiza, el artista se sorprendió cuando el agente de Jodorowsky le dijo que pintara el paisaje pactado y lo llevara a París para ver si era adecuado para la película. "Así se trata a "los pequeños suizos"", se quejaría. Con todo, se puso a trabajar de inmediato, abocetando y pintando con aerógrafo numerosas imágenes del castillo de los Harkonnen, diseñado a imagen del propio barón Vladimir Harkonnen, grotescamente obeso y con un cierto aire a Buda maligno.

 

Entretanto, las dimensiones que estaba alcanzando el proyecto empezó a generar incertidumbres. "Sin exagerar, su guión habría necesitado una película de once o doce horas", aseguró Frank Herbert. "Era del tamaño de una guía telefónica". Moebius, a pesar de todo su entusiasmo, también albergaba dudas respecto a las posibilidades de la película. “El proyecto era gigantesco", afirmó. "Había escenarios enormes, escenas enormes, se suponía que habría ejércitos luchando en el desierto. Cuando estaba solo, me decía a mí mismo que era imposible, inimaginable (…) Al final, me di cuenta de que Alejandro hablaba muy en serio y que podía confiar en él".

 

La financiación siguió siendo el mayor obstáculo. "Teníamos suficiente dinero de Francia para producirla", explicó Jodorowsky, "pero Estados Unidos no nos aseguró la suficiente distribución. Para cubrir gastos habríamos necesitado al menos mil salas. Las grandes compañías se negaron a proyectar la película". No era de extrañar. Era un film muy arriesgado que, por su metraje, obligaba a las salas a dedicarle un solo pase por día. Y eso por no hablar de las excentricidades que venían acompañando un proyecto de sabor europeo que quizá no fuera del gusto del público estadounidense.

 

Ante la perspectiva de no poder distribuir su película al nivel que necesitaban -un componente crucial de la estructura financiera- el consorcio de Seydoux retiró la financiación. "El productor y, creo, Jodorowsky, viajaron a Los Ángeles poco antes de la Navidad de 1975, con la esperanza de despertar el interés estadounidense por la película y llegar a un acuerdo de coproducción", dijo Foss a "Cinefantastique". "Creo que hubo un desacuerdo en Los Ángeles sobre cómo se debía hacer la película. Teniendo en cuenta lo grande que ya era el presupuesto por entonces, la productora francesa no pudo -o posiblemente no quiso- financiarla enteramente en solitario".

 

Así, los ambiciosos planes de Jodorowsky para adaptar la novela de Herbert quedaron archivados para desilusión de los artistas involucrados. "Fue un gran shock descubrir que el proyecto había sido cancelado", dijo O'Bannon más tarde, "porque había planificado los siguientes años de mi vida en torno a él y trabajando con esa gente maravillosa. La película iba a ser simplemente extraordinaria y, de repente, todo desapareció. Lo primero que hice fue llorar".

 

Foss comprendía perfectamente cómo se sentía su amigo: "Dan estaba también bajo el hechizo de Alejandro", se lamentó, "así que su desilusión fue tan grande como la mía cuando un millón de dólares, cuatro meses y mucho trabajo después, el proyecto no se reanudó tras las vacaciones de Navidad". En cambio, Jodorowsky pasó a concentrarse en su tercer largometraje, "Tusk", sin, aparentemente, mirar atrás. "Siendo un ferviente adepto del yoga kármico, me interesa el trabajo que hago, pero no el resultado de ese trabajo, ya sea bueno o malo", dijo filosóficamente. "Así que disfruté muchísimo trabajando en "Dune", y para mí, de todos modos, la película estaba hecha".

 

Con el proyecto una vez más en el limbo, hubo de esperarse al éxito de “Star Wars” –posiblemente, a su vez, influenciado por la novela de Herbert, con su planeta desértico, su orden cuasi religiosa y su joven héroe con poderes místicos- para que se produjera un renacer del interés popular por la ciencia ficción. "Dune" volvió entonces a ser objeto de un intenso escrutinio por parte de varios productores, entre ellos Dino De Laurentiis. "Tenía un sentimiento especial hacia "Dune", le dijo el veterano cineasta a Ed Naha. "Conocía el libro desde antes de trasladar mi sede a Estados Unidos desde Italia, desde finales de los años 60. Una vez que me establecí aquí, en Estados Unidos, muchos productores me abordaron para colaborar en este proyecto. Pero tenía miedo. Francamente, "Dune" era la clase de película en la que quería tener una intervención fuerte. Si iba a lograrlo, tenía que ser capaz de tomar decisiones finales. Tenía ofertas de otros productores, pero eso limitaría mis aportaciones. Así que me mantuve lejos”. Sin embargo, cuando al término de los cuatro años restantes de la opción, los derechos volvieron a salir a la venta, De Laurentiis aprovechó la oportunidad de trabajar en el proyecto con su hija Raffaella, y los compró por dos millones de dólares.

 

Después de haber llevado a la pantalla un libro tan difícil de adaptar como la Biblia, en 1966, De Laurentiis no parecía tener miedo del alcance de este nuevo proyecto. "No sé por qué otras personas no han tenido éxito antes con 'Dune'", afirmó. "No hay ninguna razón lógica para fracasar. Quizás les preocupaba el guión. Quizás les asustaba el dinero. Quizás les preocupaban los muchos personajes de peso. Llevo demasiado tiempo en el negocio como para asustarme por cosas que deberían asustarme", añadió. "Uno corre un riesgo cada vez que hace una película. Sabía que correría un gran riesgo con "Dune". Sería muy arriesgado. O sería muy caro. Pero nunca me preocupo por el dinero cuando hago una película. Si tienes la idea correcta, el dinero llegará. Sólo hay que tener paciencia".

 

Contrataron al propio Herbert para escribir el guión. Pero, cuando su borrador de 176 páginas resultó inviable, De Laurentiis adoptó un enfoque diferente y contrató a Ridley Scott, aún fresco de su éxito en "Alien", para dirigir la película. Scott, que había trabajado en “Alien” con tres miembros del antiguo equipo de Jodorowsky -Dan O´Bannon y los artistas conceptuales Jean Giraud y H.R.Giger-, eligió para realizar un nuevo libreto al novelista y guionista Rudolph Wurlitzer ("Pat Garrett y Billy the Kid", 1973). "La adaptación de “Dune” fue uno de los trabajos más difíciles que he hecho", reconocería más tarde Wurlitzer. "Hice tres borradores antes de empezar a sentirme satisfecho con su estructura. Incluso el resultado inicial fue más un esquema de trabajo que un guión. ", añadió. "Pero ocho meses después, creí que Ridley y yo teníamos un guión de trabajo muy sólido para "Dune" que, al menos, se mantenía fiel al espíritu de la novela e inyectaba a la película una sensibilidad diferente a la del libro".

 

De hecho, el infame primer borrador de Wurlitzer atenuaba los impulsos mesiánicos de Paul Atreides, diluía el peso de los Fremen y el barón Harkonnen y, lo más controvertido de todo, añadía una relación incestuosa entre Paul y su madre, lo que resultaba en que Alia, la extraña mujer-niña nacida con la capacidad mental de un adulto, no sólo era hermana de Paul sino también su hija. "Llevé un paso más allá lo que siempre vi como una atracción edípica, latente pero muy fuerte, entre Paul y Dama Jessica, su madre", explicó Wurlitzer. "Incluí una secuencia en la que los dos hacían el amor. Quise transmitir la idea de que se trataba del desafío supremo a ciertos límites, lo que hacía a Paul aún más heroico en el sentido de que, intencionadamente pero con amor, rompía un tabú". Este desarrollo disgustó tanto a Herbert como a De Laurentiis, y la subtrama fue eliminada de borradores posteriores.

 

Mientras Wurlitzer continuaba revisando y refinando el guión, Scott preparó una oficina de preproducción en Pinewood Studios e invitó a su colaborador en "Alien", H.R.Giger, a incorporarse como diseñador de producción... otra vez. Segundo intento para Giger, que en este punto estaba interesado en la idea de fabricar una gama de muebles con su inquietante estilo “óseo”, por lo que vio la oferta de Scott como la oportunidad de hacer realidad sus visiones. "Mi participación en el renovado proyecto de "Dune" me brindó la oportunidad de convertir mis diseños en muebles para los Harkonnen con presencia en la película", explicó. "Se acordó que mi contrato me otorgaría el copyright sobre mis diseños y, más tarde, podría quedarme con los modelos”.

 

Así que Giger se puso manos a la obra y diseñó una silla Harkonnen para, a continuación y con la ayuda de sus colaboradores Cornelius de Fries, Dino Zerbini, Bruno Reithaar y Bettina Roos, esculpir un prototipo de tamaño natural. Giger también realizó dos nuevas pinturas de "Dune": una en la que aparece la silla sobre un elaborado fondo pintado con aerógrafo, y otra que representaba uno de los gusanos de Arrakis.

 

Giger aún no había firmado oficialmente ningún contrato con De Laurentiis cuando recibió una llamada telefónica de su amigo Ridley Scott informándole de que aquél había cedido la producción de la película a su hija, Raffaella, y que, él, Scott, había decidido abandonar el proyecto. "Después de siete meses dejé "Dune". Para entonces, Rudy Wurlitzer había entregado un primer borrador de guión que consideré una destilación decente del libro de Frank Herbert. Pero también me di cuenta de que "Dune" iba a requerir mucho más trabajo, al menos dos años y medio. Y no tuve el ánimo de enfrentarme a ello porque mi hermano mayor, Frank, murió inesperadamente de cáncer mientras yo preparaba la película de De Laurentiis. Así que le envié un mensaje a Dino y le dije que el guión de "Dune" era suyo".

 

Herbert se tomó con filosofía este nuevo fracaso en llevar su épica novela a la  pantalla: "Después de un tiempo, sinceramente, llegué a dudar de que alguna vez llegase a hacerse una película. Los nueve años casi habían terminado".

 

Como sustituto de Scott, Raffaella sugirió al joven cineasta estadounidense David Lynch, que había continuado el éxito de su primer largometraje, "Cabeza Borradora" (1977), con otra cinta que llamó todavía más la atención, “El Hombre Elefante" (1980), nominada a ocho premios Oscar. Lynch, después de haber rechazado dirigir "El Retorno del Jedi" (1983) y no haber podido encontrar un hueco en la productora Zoetrope de Francis Ford Coppola para su propio proyecto de ciencia ficción, "Ronnie Rocket", aceptó la oferta de De Laurentiis.

 

Lo primero que hizo fue rechazar de inmediato todos los diseños de preproducción ya realizados, incluido el de H.R.Giger. Lynch diría: "No me gustó su enfoque. No me gustaron los diseños en el libro y no me gustó ninguno de los que había visto. Fue un problema". Así que contrató como artistas conceptuales a Tony Masters y Ron Miller, que habían participado en "2001: Una Odisea en el Espacio", y a Bob Underwood ("Excalibur", 1981) como diseñador de vestuario. Comenzó luego a escribir su propia adaptación de la novela con la ayuda de los guionistas de "El Hombre Elefante", Eric Bergren y Christopher De Vore. Con 200 páginas, su primer borrador fue incluso más extenso que el que en su día había presentado Herbert. Transcurrió otro año antes de que finalmente se diera luz verde al sexto borrador de Lynch, -si bien continuaría experimentando cambios a lo largo de toda la producción.

 

Aunque Raffaella De Laurentiis declaró a "American Film" que "fue necesario que David rompiera el código para convertir este libro en una película", Chris Foss, uno de los artistas involucrados en la visión nunca materializada de Jodorowsky, no quedó convencido. "El 'Dune' que finalmente llegó a la pantalla fue lamentable en comparación con la visión de Alejandro". Frank Herbert, fallecido en 1986, lo expresó con más tacto: "Muchos han intentado filmar "Dune". Todos fracasaron".

 

Un cuarto de siglo después de que la adaptación de Lynch fracasara en complacer a los fans, los financieros y los cinéfilos -ni siquiera al propio director, quien obligó a eliminar su nombre de un remontaje posterior-, Sci Fi Channel produjo una ambiciosa adaptación de la primera novela con un formato de miniserie en tres partes emitida en horario de máxima audiencia. Con un coste estimado de 20 millones de dólares, fue escrita y dirigida por John Harrison, anteriormente conocido como guionista de la película "Dinosaurios" (2000) de Disney. Entre los rostros más conocidos del internacional reparto se encontraban William Hurt, Saskia Reeves, Ian McNeice y Giancarlo Giannini, mientras que el debutante británico Alec Newman fue elegido como Paul Atreides. Estrenada el 3 de diciembre de 2000, la miniserie obtuvo las cifras de audiencia más altas del Sci Fi Channel hasta la fecha, ganó dos premios Emmy y generó una continuación en 2003, "Hijos de Dune", que mezclaba elementos de ese libro con otra de las secuelas, "Mesías de Dune".

 

Mientras los aficionados seguían debatiendo los méritos de las dos miniseries, un popular foro de internet sobre "Dune" insinuó, en enero de 2007, que se estaba preparando una nueva adaptación. Corría el rumor de que abogados especializados en el sector del entretenimiento estaban elaborando planes para una nueva película que vendría dirigida por un nombre conocido a quien apasionaba la novela. Y, efectivamente, en marzo del año siguiente, "Variety" anunció que Peter Berg, director de "La Sombra del Reino” (2007), sería el encargado de la nueva adaptación a la pantalla grande bajo el paraguas de Paramount Pictures. "El proyecto está en manos de los guionistas. Los productores buscan una adaptación fiel", decía el informe, añadiendo, “Los cineastas consideran de especial actualidad el tema de los recursos ecológicos finitos". Como productor se designó a Richard Rubenstein, que ya había desempeñado la misma función para la miniserie de Sci-Fi Channel y su continuación. Junto a él y también como productor, se nombró a un hombre de confianza de Paramount, Kevin Misher, responsable de "El Rey Escorpión" (2002) y el éxito sorpresa "La Intérprete" (2005), además de “El Tesoro del Amazonas” (2003), segunda película de Peter Berg como director.

 

Pero de todo aquello nada salió y hubo de esperarse nada menos que hasta 2021 para ver la novela adaptada con esmero y fidelidad por un director, Denis Villeneuve, con tanta valentía como gusto y talento. Pero eso es otra historia… Probablemente, la visión cinematográfica más audaz –que no la más fiel- de la novela de Herbert siga siendo para siempre la de Alejandro Jodorowsky, perdida para siempre en las arenas del tiempo.

 


4 comentarios:

  1. Muy interesante esta entrada. ¡Gracias!

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  2. Elhorrordelaltillo4 de junio de 2024, 22:31

    Muy buen artículo, por cómo condensa la amplitud de este tema, le da estructura y cómo lo adereza con los fragmentos de entrevistas, que aportan más detalles. Qué bien hecho, es acabar de leerlo y notas la pasión que hay. Admirable.

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  3. Había leído algo muy por encima sobre el Dune de Jodorowsky y su relación con la producción posterior de SW y Alien pero hay datos y citas que desconocía escritos con rigor y pasión como dicen más arriba. Recuerdo leer sobre la reunión de Jodorowsky en París con Orson Welles, al que ofrecía para que participase en la película un chef personal que le atendería 24 horas al día. Igual recuerdo mal pero comentaba la misma fuente que Welles se comió dos pollos enteros y se bebió dos botellas de vino él solo durante aquel encuentro.

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    1. Yo siempre he sido de la opinión de que es una suerte que aquél engendro que se estaba incubando nunca llegara a la ver la luz. Habría sido insoportable, pretencioso y para nada fiel a la obra original. Ha sido mucho mejor que se haya quedado en esta historia de producción abortada, repleta de anécdotas y delirantes propuestas, que probablemente es más divertida de revisar de lo que hubiera acabado siendo la película.

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