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domingo, 18 de agosto de 2019
1993- STAR TREK: ESPACIO PROFUNDO NUEVE (3)
(Viene de la entrada anterior)
“La Nueva Generación” había recibido críticas en el sentido de que no contaba con personajes femeninos de peso a bordo de la Enterprise. Con el tiempo se sabría que tanto Gates McFadden (“Doctora Crusher”) como Marina Sirtis (“Deanna Troi”) se sentían insatisfechas con la pasividad que lastraba sus respectivos personajes y que la productora y guionista Jeri Taylor pensaba que el responsable era Gene Roddenberry, quien básicamente dio a las mujeres de la serie el limitado papel de maternales cuidadoras (médico y psiquiatra respectivamente). Hay quien pone en duda esta afirmación argumentando que en los sesenta Roddenberry fue un pionero a la hora de dar voz a las mujeres en la serie original, llegando a plantear un segundo de abordo femenino que fue vetado por el estudio. Sin embargo, el Roddenberry de finales de los ochenta y principios de los noventa era ya un hombre envejecido del que varias mujeres relacionadas en su momento con “La Nueva Generación” tienen pocas cosas amables que decir –hoy se le habría acusado incluso de acoso sexual-.
Sea como fuere, para apaciguar a esos críticos y demostrar que Berman y Piller sí apostaban por féminas de carácter, desde el comienzo de su gestación EPN iba a contar con una mujer en un puesto de auténtico mando, concretamente la alférez Ro Laren. Ésta, como dije anteriormente, había sido un personaje presentado en un memorable episodio de “La Nueva Generación” escrito por Rick Berman y Michael Piller en 1991 e interpretado por Michelle Forbes. Ahora bien, los productores querían que Forbes firmara un compromiso por siete años, lo que a la actriz le pareció excesivo, rechazando la seguridad económica de la serie a favor de su libertad para intentar abrirse camino en el mundo del cine.
Afortunadamente, la marcha de Forbes llegó justo cuando Michael Piller estaba reescribiendo el piloto para darle más fuerza al primer acto. Pensó que hacer que la segunda de abordo no perteneciera a la Flota Estelar aportaría un grado extra de conflicto. Sisko y ella tendrían diferentes prioridades y formas de hacer las cosas. Ello pasaba por cambiar el personaje de Ro Laren por otra bajorana con un pasado muy diferente: la comandante Kira Nerys, interpretada por Nana Visitor.
Kira Nerys es la primera oficial de EPN y el enlace entre la Flota Estelar y el gobierno bajorano. Su actitud inicial es de crítica abierta hacia la presencia de la Federación en Bajor; no confía en el personal de esa institución y si ocupa ese puesto es porque su abrasiva personalidad le resulta incómoda a su propio gobierno. Es, también, una antigua terrorista (o luchadora por la libertad, según se quiera ver) que se enfrentó a los cardasianos ocupantes, un concepto que probablemente no hubiera sido posible incluir en la biografía de una protagonista tras los atentados del 11-S en Estados Unidos y la atmósfera de miedo y paranoia que le siguieron. Aunque es una persona inteligente y religiosa, el conflicto y la lucha es todo lo que ha conocido en su vida y la única forma que conoce de hacer frente a los problemas.
Kira Nerys se convertirá en uno de los pilares de la serie, un personaje que experimentará una profunda transformación y que con el transcurso de la saga encarnará los principales temas tratados por aquélla: dejar atrás el pasado aprendiendo siempre de él; conservar un lugar para la espiritualidad en un mundo tecnológico; aprender a confiar, a aceptar la ayuda de los demás y el valor de la amistad; darse cuenta de que la violencia no es la solución sino parte del problema.
Cuando el espectador la conoce por primera vez, Kira desconfía de la Federación, hace gala de un temperamento ígneo y rebelde, no tiene pelos en la lengua y se apresura a zanjar cualquier conflicto por la fuerza. No se disculpa por su pasado terrorista, odia con toda su alma a los cardasianos que tiranizaron su mundo y también a aquellos de su pueblo que colaboraron con los invasores. Y, aún así, conserva un profundo sentimiento religioso que la ayuda a continuar y una personalidad que, cuando se le presentan pruebas o razonamientos suficientes, le permite reconocer que se ha equivocado y rectificar.
Al término de los siete años que duró EPN, Kira conseguiría sofocar la ira incubada en su pasado como combatiente de la resistencia; forjar una férrea amistad con Sisko y, gracias a él, dejar de considerar a la Federación una intrusa y un peligro. Aún más, aprenderá que no todos los cardasianos son iguales y que también entre ellos hay gente buena. Ya no se sentirá tan inclinada a la violencia como primera reacción aun cuando siga siendo física y mentalmente una magnífica guerrera; simplemente, aprenderá el valor de la diplomacia y la contención.
Kira, junto con Sisko, es una pieza fundamental en el mantenimiento del liderazgo y la estabilidad política y religiosa en Bajor y ambos trabajan incesantemente para asegurarse de que el planeta no resulte destruido cuando del cuadrante Gama surge la amenaza del Dominio. Con ocasión de la guerra galáctica que se desata a continuación, Kira acepta sus lazos con la Federación y con la Flota y se encuentra en la insólita posición de tener que defender a Cardasia. Gracias a los guionistas y a la actriz, esa gradual metamorfosis resulta totalmente convincente. Al final de la serie, recibirá un ascenso a coronel y un traslado a la Flota Estelar para asumir el mando supremo de la estación. A estas alturas, el hecho de que fuera mujer ya no sorprendía a ningún espectador y su asunción de poder y responsabilidades se produce de forma totalmente natural. El arco que completa Kira Nerys como personaje es una muestra del talento de los guionistas y la calidad de la serie.
El otro personaje femenino con el que abrió la serie y el último para el que se encontró una actriz fue el de Jadzia Dax. En el episodio de “La Nueva Generación” titulado “El Anfitrión”, se habían presentado a los Trill, una especie humanoide nativa del planeta del mismo nombre. Un cierto porcentaje de sus individuos eran híbridos compatibles con otra especie, unos gusanos inteligentes que podían vivir dentro del cuerpo de aquéllos formando un ser mixto y aportando la experiencia conjunta de todas sus vidas anteriores con otros anfitriones. Y es que los simbiontes tienen una vida extremadamente larga y cuando el actual muere, son transferidos quirúrgicamente a otro receptor.
Interpretada por la bella aunque inexperta Terry Farrell, Jadzia Dax es una científico muy capacitada cuya parte simbionte (el Dax de su nombre) tiene trescientos años y ha vivido en el cuerpo de otros siete anfitriones, tanto varones como hembras. El predecesor inmediato de Jadzia fue Curzon, que resulta que fue mentor y gran amigo del comandante Sisko. A través de él, Jadzia tiene a su disposición los conocimientos y experiencias (y también, como se verá en la serie, algunos sentimientos) de los 300 años vividos por varios Trills antes que ella. Como el propio Ira Steven Behr reconoció, al principio no supieron muy bien qué hacer con Jadzia. Al ver a la joven, hermosa y extrovertida Terry Farrell resultaba difícil imaginar a un sabio anciano dentro de su mente y les llevó algún tiempo hacerle justicia y expresar la dualidad que albergaba como suma de dos seres (uno de los cuales, además, conservaba los recuerdos de otros muchos). Así que Piller la convirtió en la reproductora automática de tecnocháchara, labor ejercida normalmente en Star Trek por los oficiales científicos y que tampoco le venía bien a Farrell. La actriz tenía dificultades para memorizar aquellas complicadas frases y se desenvolvía mucho mejor en escenas cómicas o en las conversaciones con Sisko.
No fue hasta que Behr asumió el control total de la serie, varias temporadas después, que empezó a darse cuenta de que podían jugar con sus antiguas personalidades y convertirla en una mujer atrevida, amante de la aventura y el riesgo. Entonces, el personaje floreció y la empezamos a ver relacionándose de tú a tú con los Ferengui o los Klingon…e incluso casarse con uno de ellos.
Hasta aquí los protagonistas de la serie, personajes sobre los que recaería el peso dramático de aquélla. Pero con el transcurso de la temporadas irían apareciendo otros secundarios que fueron desarrollados con tanto o mayor esmero que los titulares del programa. Si Quark era el primer Ferengui importante en la franquicia de Star Trek, también fue el primer protagonista que no pertenecía al núcleo de oficiales al mando y ni siquiera a la Flota. Y si éste acababa desvelando su lado amable, lo mismo ocurría con el pérfido Gul Dukat (Marc Alaimo), un líder cardasiano que había estado al frente de las fuerzas de ocupación de Bajor y que durante toda la serie es una espina clavada en el costado de los ahora residentes en EPN. Resultó ser un adversario con más facetas y carisma que ningún otro villano de la franquicia. Dukat es un racista brutal, un manipulador político sin escrúpulos y alguien que hará cualquier cosa, incluyendo torturar y asesinar en masa, con tal de alcanzar sus objetivos. Y, sin embargo y al mismo tiempo, es un leal hombre de familia con un personal que en ocasiones ayuda y rescata a los protagonistas y que incluso a veces cae víctima de las circunstancias.
Elim Garak (Andrew Robinson), es otro cardasiano, el único que reside de forma permanente en EPN. Su fachada de educado y pacífico sastre esconde un pasado turbio como espía de los crueles servicios secretos de su pueblo. Expulsado por razones políticas de su planeta, su postura durante la mayor parte de la serie es de ambigüedad: nunca se llega a saber del todo si su intención es que le readmitan en su antiguo puesto o bien ha renunciado definitivamente a esa vida y se contenta con ayudar puntualmente a los actuales ocupantes de EPN.
Como ya he ido apuntando, “Espacio Profundo Nueve” se apoyó en gran medida para sus ideas y conceptos en lo que previamente se había explorado en “La Nueva Generación”. De hecho, fue el propio Picard el que cede el testigo de la estación a Sisko en el episodio piloto (ya comenté la relación entre ambos oficiales). La sincronía entre LNG y EPN no se limitó al reparto y, como veremos, muchos de los temas. Incluso el presupuesto por episodio, de 1.3 millones de dólares, era similar para ambas series. Es más, “La Nueva Generación” y “Espacio Profundo Nueve”, ambas ambientadas en el siglo XXIV, convivirían en la parrilla de programación. Los productores prometieron apariciones de personajes de una serie en la otra así como conexiones argumentales de vez en cuando.
Pocket Books aprobó la novelización del episodio piloto firmada por J.M.Dillard en octubre de 1992 y la primera semana de enero de 1993 se emitió por fin dicho capítulo, “Emisario”, en el que Patrick Stewart hacía una breve aparición como el capitán Jean-Luc Picard. En este episodio se presentaron los nuevos personajes y su situación particular, se descubría el agujero de gusano estable en las proximidades de Bajor y se establecían nuevos conflictos con los cardasianos. Al principio y como indiqué, Sisko sentía que su nuevo destino en un alejado planeta fronterizo era una especie de castigo. Estaba considerando seriamente renunciar a la Flota cuando que se produce el descubrimiento del agujero de gusano, que no sólo comunica con otro sector de la galaxia, el Cuadrante Gamma, sino que en su interior contacta con unos alienígenas que viven más allá del tiempo y que son reverenciados como dioses por los bajoranos. Sisko consigue comunicarse con ellos, lo que a ojos de los bajoranos lo convierte en el Emisario de aquéllos, una figura de gran influencia espiritual. Es por todo esto que el comandante cambia de opinión y comprende la importancia de convencer a Bajor para que se convierta en miembro de la Federación.
El estreno del piloto fue muy bien recibido por la audiencia generalista aunque el sector de los fans se escindió. A algunos no les gustaron las libertades que los productores se habían tomado con el prístino universo de Roddenberry, argumentando que los sentimientos negativos y el tono más oscuro traicionaban los ideales de aquél. Otros, por el contrario, vieron en esta nueva aproximación una madurez, una adaptación a los nuevos tiempos que abría nuevas posibilidades. Asimismo, este primer episodio ya daba importancia a la espiritualidad y la religión que, en general, recibía un tratamiento más serio y respetuoso que en las dos series predecesoras, sugiriendo quizá un declive en la confianza de la ciencia y la tecnología como solución para todos los problemas.
La mayor parte de las historias transcurrieron a bordo de la estación o en el planeta Bajor. Aunque la presencia del agujero de gusano empezó a influir en la política del Cuadrante Alfa al renovar el interés cardasiano por Bajor, sólo lo atravesaron individuos aislados, una pauta que parecía que iba a permanecer estable en el futuro. En lugar de centrarse en los tradicionales viajes por el espacio que podrían haberse emprendido por ese pasadizo, las tramas se centraban en los continuos conflictos que se generaban en el triángulo Bajor-Cardasia-Federación, con los Ferengi incordiando por los intersticios del sistema (si bien éstos eran más interludios cómicos que auténticas amenazas).
Los residentes del Cuadrante Alfa atravesaron por primera vez el agujero de gusano en el quinto episodio, “La Caza del Cautivo”; y otro capítulo, “El Nagus” aportaba información adicional sobre los Ferengi además de presentar al Gran Nagus Zek, que volvería a aparecer muchas veces en subsiguientes temporadas. Q, el omnipotente alienígena que se dedicaba a atormentar a Picard en “La Nueva Generación”, hizo su única aparición en “Espacio Profundo Nueve” en “Menos Q”, episodio en el que se menciona por primera vez el Latinio Prensado en Oro. El personaje de Q acabaría siendo más o menos fijo en la siguiente encarnación de la franquicia, “Star Trek: Voyager”. Otro de los episodios destacados fue el antepenúltimo, “Dúo”, en la que Kira tiene que enfrentarse a sus fantasmas en la forma de un criminal de guerra cardasiano.
Aparte del episodio piloto, el más relevante de la temporada fue el último, “En las Manos de los Profetas”, en el que se narraba el comienzo de las hostilidades entre los bajoranos y la Federación cuando una de las líderes espirituales del planeta, Vedek Winn, aspirante a ocupar el puesto de Kai (máximo cargo religioso en un planeta profundamente creyente), declara que las enseñanzas científicas sobre el agujero de gusano que Keiko O´Brien imparte en la escuela de la estación son blasfemias de acuerdo a las creencias bajoranas. Este conflicto entre Bajor y la Federación continuaría agravándose en temporadas posteriores. Es un episodio que explora la vida espiritual bajorana y expone el choque entre la civilización tecnológica y racional de la Federación y el misticismo que domina la vida cotidiana de Bajor.
Robert Hewitt Wolfe recuerda que sólo fue con el octavo episodio, “Dax”, escrito por Peter Allan Fields y Michael Piller, cuando comprendió el potencial de la serie. En él, Jadzia Dax es secuestrada para someterla a juicio por un crimen cometido por el Trill que lleva dentro en una encarnación anterior. A diferencia del Star Trek tradicional, los héroes no tienen que ser siempre inocentes; son, de hecho, falibles y complicados. Por otra parte, la estructura básica de la serie seguía siendo, como sus predecesoras, de episodios autoconclusivos, aunque el tener tantos personajes recurrentes había empezado a introducir lentamente elementos de esa continuidad a la que tan reacio había sido siempre el estudio.
Los dieciocho episodios de la primera temporada pueden dividirse básicamente en tres grupos. En primer lugar, los diez primeros se escribieron específicamente no sólo para presentar a cada uno de los personajes principales sino definirlos de una forma que “La Nueva Generación” no había sabido hacer con los suyos hasta la segunda o tercera temporadas. En segundo lugar, episodios que mostraban las dinámicas conjuntas de esos personajes y otros que trataban de tantear el terreno para ver hasta dónde podían llegar. Por último, el resto de los capítulos, más ordinarios, eran historias que de una u otra forma apelaban a los fans más clásicos y convencionales.
Los ratings de la primera temporada situaron a “Espacio Profundo Nueve” en el cuarto puesto de todas las series sindicadas, superada sólo por “La Rueda de la Fortuna”, “Star Trek: La Nueva Generación” y otro concurso, “Jeopardy!”. Aunque eran cifras muy buenas, era evidente que EPN tenía que competir con muchas otras series de CF, algo que no había sucedido en los primeros años de “La Nueva Generación”. Los creadores de ésta encarnación habían sido pioneros en la nueva ola de la CF televisiva moderna y tuvieron tiempo para definir su visión, refinar la producción y establecer un núcleo fiel de seguidores. “Espacio Profundo Nueve” recibió tres premios Emmy en su primera temporada, pero sólo en categorías técnicas y no en interpretación o guiones.
Las críticas en general fueron positivas, resaltando el esfuerzo realizado para definir la dinámica política y social de una parte de ese gran universo creado por Roddenberry pero que a menudo siempre se quedaba confinado a los márgenes de las historias. Otros fans reaccionaron con menos entusiasmo, criticando la poca variedad de escenarios y prefiriendo las aventuras de la Enterprise. A lo largo de toda esta primera temporada de EPN la acción quedó, como he dicho, confinada al a estación y el planeta Bajor y las naves estelares no jugaron prácticamente ningún papel. El estudio (además de querer eliminar al personaje de Bashir) llegó a sugerir que en la segunda temporada instalaran cohetes en la estación para que así pudiera viajar por el espacio y correr aventuras. Afortunadamente, los responsables creativos se negaron a semejante proposición.
Hubo quejas acerca de que el grupo central de personajes no transmitían sensación de “familia”, como los oficiales de las dos Enterprise. En mi opinión, era esta una afirmación superficial. En la serie clásica, Spock y Bones no se llevaban muy bien pero aún así se profesaban afecto. Aquí encontramos personajes muy unidos, como Odo y Quark, Bashir y Garak, Kira y Dax, Dax y Sisko, Odo y Kira, Bashir y O´Brien… Todos ellos se preocupaban por los demás y cuidaban del resto.
En cualquier caso, estaba claro que EPN quería ser diferente de sus predecesores.
(Continúa en la siguiente entrada)
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