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martes, 8 de julio de 2014
2004- BATTLESTAR GALACTICA (2)
(Viene de la entrada anterior)
BSG recibió asimismo un aspecto visual más realista y sucio que la serie original, que además supuso un giro radical respecto a la ciencia ficción televisiva más tradicional. En la pequeña pantalla, la CF había estado relacionada de forma general (quizá injustamente pero no del todo carente de razón) con diseños de mala calidad, baratos y predecibles en la forma de consolas llenas de lucecitas parpadeantes sin significado alguno, trajes plateados o con coloridos chillones y atrezo absurdo e inverosímil. Moore y Eick evitaron deliberadamente esta estética, intentado transmitir una sensación de verismo.
La Galáctica ya no es un navío esbelto de impolutas líneas exteriores e interiores, sino una auténtica Estrella de Combate con un diseño claramente militar: grueso blindaje exterior, sin paneles de cristal con vistas al espacio –tan bonitos como inútiles y peligrosos-, ausencia de embellecimientos decorativos o comodidades superfluas, escotillas de manivela manchadas de grasa y óxido y corredores y hangares siempre bullendo con personal atareado en uniforme o monos de trabajo. El diseñador de producción Richardd Hudolin describía así cómo sintetizó su particular estilo: “No pusimos pantallas futuristas ni puertas deslizantes. Hay una mezcla de vieja y moderna tecnología, pero nada extraordinariamente llamativo. Combinamos elementos antiguos, como los teléfonos al viejo estilo y mapas de los que se hubieran podido ver en los barcos de guerra de los años cuarenta, con pantallas de ordenador y otros aparatos de los ochenta y noventa. Esto le dio al público un sentimiento de familiaridad con lo que veía”
En un episodio de la segunda temporada, “La Granja” (2005), tres personajes que se esconden de Adama (su rebelde hijo Lee, la presidenta Laura Roslin y el activista Tom Zarek) tratan de lanzar un mensaje a la flota defendiendo su postura. Para ello recurren nada menos que a un magnetofón y una cinta magnética, algo muy familiar todavía para gran parte de los espectadores. Este capítulo trata muchos de los temas más importantes de la serie: la lucha por el control entre militares y civiles, la difícil interacción entre los movimientos políticos legítimos e ilegítimos, la relación traumática entre padre e hijo… Sin embargo, en mitad de toda esa tensión y dramatismo, nos encontramos algo tan aparentemente anacrónico como un magnetófono. ¿Por qué, en una ficción en la que es posible el viaje más rápido que la luz, todavía se utiliza un casette analógico?
La respuesta se halla en el deliberado diseño retrofuturista de BSG, que incorpora entornos tales como almacenes abandonados o herrumbrosas fábricas con líneas de montaje, y que quiere reforzar una estética que no se limite a retratar la simple suciedad con estilo documental, sino que ayude a definir la filosofía y tono de toda la serie. BSG optó por un estilo visual que previamente se había identificado con la televisión más barata y de baja calidad –los decorados mil veces reciclados del Doctor Who original (1963-1989) o “Los Siete de Blake” (1978-1981) pero al que ahora se le daba un sesgo positivo.
No es que esta aproximación visual fuera nueva. En el cine, por ejemplo, películas como “Star Wars” (1977) y su viejo “Halcón Milenario”, o “Alien” (1979) con su interpretación proletaria e industrial de los viajes espaciales, habían sido una prolongación estilística del cine de ciencia ficción distópica de los setenta al tiempo que una reacción a la limpieza ultratecnológica de los sesenta, tipificada por “Star Trek”, “2001: Una Odisea del Espacio” o las series televisivas de Gerry Anderson. De la misma forma, Ronald D.Moore reaccionó a las restricciones con las que había tenido que lidiar mientras trabajó en “Star Trek: “Creo que las naves de alta tecnología con pantallas táctiles y computadoras parlantes se han utilizado hasta la náusea y además tienden a desplazar a los seres humanos fuera de la ecuación dramática. Quería una serie sobre los personajes, no sobre la tecnología que utilizan”.
Para enfatizar ese estilo casi documental, se optó a menudo por rodar “cámara en mano”, lo que permite movimientos más rápidos y naturales, además de transmitir una sensación de “visión subjetiva” potenciada por la inestabilidad, súbitos desenfoques, vibraciones y baja exposición lumínica inherentes a este tipo de técnica. Incluso para las secuencias de combate espacial, evidentemente realizadas mediante efectos visuales e infográficos, se optó por esa aproximación realista, como si contempláramos las evoluciones de las naves y los combates a través de una cámara instalada en una de ellas. Según Moore: “es como si un equipo documental de Discovery Channel estuviera mostrándote la historia”.
En relación a este aspecto de los efectos visuales, BSG fue una de las primeras space operas modernas que intentó y consiguió hacer algo diferente a partir de las escenas de combate espacial inventadas en “Star Wars”. Aquí vemos docenas de Vipers enzarzados simultáneamente en batalla contra las naves Cylonas, girando, disparando, esquivando misiles, regresando a la Galáctica en aterrizajes forzosos… todo con un grado de dinamismo sobresaliente sin sacrificar por ello la verosimilitud (que no realismo) en el tipo de evoluciones que las naves realizan.
También el montaje supuso un cambio sustancial respecto a lo que se venía haciendo en otras series de CF. Un episodio típico de “Star Trek: La Nueva Generación”, por ejemplo, muestra un estilo de montaje mucho más lento, con una preponderancia de los planos medios y largos propia de los programas dramáticos televisivos. Esto era a menudo necesario para disimular los fallos y la artificialidad en los decorados. Por el contrario, el formato de alta definición de BSG permitía –y exigía- un mayor grado de detalle: hay, por ejemplo, planos muy cortos de dedos pulsando botones y conmutadores, algo que anteriormente no se podía hacer so pena de revelar que la consola de mando en cuestión no era más que una plancha de madera con bombillitas de colores. Adecuándose al movimiento de cámara, además, el montaje es más dinámico, con rápidas sucesiones de planos.
Los productores, por tanto, quisieron diferenciar la Ciencia Ficción, y a BSG en particular, de lo que a menudo se considera su pariente cercano, la Fantasía. En palabras de uno de los directores de la serie, Michael Rymer: “Todas las demás películas con efectos se están haciendo más y más irreales y fantásticas. Nosotros queríamos ir en la otra dirección”.
Cuando hablamos de realismo, hay que hacer algunas puntualizaciones. En la comunidad literaria, por ejemplo, Ursula K.Le Guin afirmó que la Ciencia Ficción es un género fundamentalmente realista antes de que el escritor aplique una aproximación estilística particular. En otras palabras, se espera que una obra de ciencia ficción sea internamente coherente en cuanto al mundo y el universo que presenta, y no recurra a una metafísica preexistente (magia, hechicería o incluso la mística “Fuerza” de “Star Wars”). En estos términos, “Star Trek” (especialmente “La Nueva Generación”) sería un ejemplo notable de ciencia ficción realista, puesto que convenciones del género tales como el que todos hablen inglés están adecuadamente justificados (un traductor universal en ese caso concreto) y los diferentes argumentos vienen sustentados por descubrimientos científicos, no reales pero sí coherentes, desde cristales de dilitium a replicadores de materia.
El realismo, por tanto, es relativo y viene determinado por el sistema de representación de la realidad de una cultura o persona determinadas en un momento dado. Los temas y recursos visuales que a menudo son calificados como realistas no son a menudo más que opciones estéticas. En este sentido, BSG desafió la idea de que una estética tomada del formato documental tenga el monopolio de lo que se considere una representación fiel de la realidad, especialmente en el género de la ciencia ficción. Anteriormente, en la televisión norteamericana, este estilo “verista” había sido exclusivo del realismo “sucio” de series como “Policías de Nueva York” (1993-2005).
El estilo de movimiento y encuadre de cámara adoptado por BSG incorpora elementos propios del “reality” televisivo, un formato que ha cambiado profundamente la forma en que vemos la televisión de entretenimiento en la actualidad. Para una audiencia familiarizada ya con el formato documental y los “reality”, los movimientos subjetivos de la cámara se han convertido en sinónimo de realidad en lugar de una técnica alienante que distraiga la atención del espectador.
Como ya hemos dicho, el diseño y la puesta en escena general de la serie tienen una clara conexión con nuestro presente. A bordo de la Galáctica, los personajes abren escotillas, consultan documentos salidos de impresoras matriciales y escuchan las noticias en radios analógicas. En el episodio de la segunda temporada “El Corte Final” (2005), D´Anna Biers graba entrevistas para el telediario de la Flota utilizando una minicámara que hoy ya se antoja antigua; Adama se afeita utilizando un espejo de Ikea; los infantes de marina se protegen la cabeza con un casco hoy estándar en muchas fuerzas de seguridad; en Cáprica, los miembros de la resistencia se enfrentan a la ocupación Cylon a bordo de vehículos Humvee…
Se ha argumentado que aunque todos estos detalles separen a BSG de la ciencia ficción más convencional tampoco la hacen más realista puesto que todas esas representaciones bien reconocibles de nuestra Tierra del siglo XXI, en lugar de sumergir al espectador en una estética familiar, le distraen con esas continuas referencias. Esta sensación llega a su clímax en la tercera temporada, cuando varios de los personajes comienzan a escuchar en sus mentes fragmentos de la canción de Bob Dylan “All Along the Watchtower” (1968). Hay una explicación “racional” -o al menos integrada en el argumento- de por qué sucede esto relacionándolo con ese mantra que se va repitiendo a lo largo de toda la serie: “todo ha sucedido ya antes y volverá a suceder de nuevo-; pero para algunos espectadores estos guiños resultaron imposibles de digerir. ¿Qué demonios pintaba todo eso en una serie de ciencia ficción?
Para esos fans que esperaban un remake más, digamos, respetuoso con los cánones de la ciencia ficción televisiva, las decisiones que se tomaron en cuanto al diseño de producción resultaron ser fuente de continuas distracciones. Para aquellos que esperaban ver pijamas plateados y alienígenas humanoides de piel verde, los intentos de establecer una ciencia ficción naturalista en BSG resultaron incómodos y poco satisfactorios. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que en ese universo exista un tratamiento preventivo contra el envenenamiento por radiación y en cambio no se pueda curar el cáncer de pecho? ¿Se pueden tener al mismo tiempo motores FTL (Faster Than Light) y pistolas que todavía utilicen balas convencionales? ¿Cómo se explica que esos humanos que viven –o vivirán o han vivido- a millones de kilómetros de la Tierra, vistan y se comporten como nosotros?
En realidad, acercar al espectador actual al mundo ficticio de BSG a través de su conexión con esos objetos e imágenes cotidianos respondía no sólo a una opción estética y presupuestaria (siempre es más barato reciclar elementos ya existentes que diseñarlos y construirlos desde cero), sino que estaba en sintonía con la forma en que los guionistas decidieron explorar determinados temas de nuestra actualidad. Sobre eso hablaré un poco más adelante.
Otra de las razones del éxito masivo de BSG fue la forma en que Ronald D.Moore y su equipo de guionistas supieron construir y desarrollar a los personajes. Éstos se presentan muy bien en la miniserie y a lo largo de las temporadas que siguieron no sólo nos irían dando más pistas sobre su pasado y los acontecimientos que les llevaron a ser quienes son, sino que les vemos cambiar y transformarse ante las dramáticas decisiones y experiencias que han de arrostrar: Cuando llega el final, todos han dejado atrás sus antiguos seres. Son personas nuevas, y la transición se ha realizado de forma coherente, verosímil y gradual, como debe ser en una buena obra de ficción.
Los productores reunieron a un conjunto de actores de gran solidez que brindaron una magnífica interpretación a lo largo de toda la serie. La elección de Edward James Olmos como Comandante Adama resultó sorprendente y polémica. En la serie original, el personaje estaba interpretado por Lorne Green, epítome de la autoridad patriarcal y bonachona. El Adama de Olmos es la antítesis de aquél. Con su característico estilo interpretativo sobrio y rasposo, da vida a un oficial que reprime sus emociones y que se ha distanciado de su propia familia. Es una buena persona, pero llegado el momento no dudará en hacer lo que sea necesario, por cruel que pueda parecer, en aras del deber o la seguridad de la Flota. Especialmente intensos, por lo escasos y por la genialidad de Olmos, son esos momentos en los que se rompe la frialdad de Adama, dando rienda suelta al fiero carácter que esconde en su interior.
Su hijo, Lee “Apolo” Adama (Jamie Bamber) es muy diferente a su padre… y al mismo tiempo tan semejante que su relación no puede ser por menos que difícil. Excelente piloto de Viper y oficial responsable, las acciones de su padre acabarán poniéndole ante una difícil encrucijada: continuar en un ejército demasiado frecuentemente inclinado a la dictadura, o servir a la Flota en el ámbito civil, lo que para el comandante supondría una traición personal. No menos complicada será la relación que Apolo mantenga con Kara-“Starbuck”, de quien hablaré algo más adelante.
Otro de los personajes más complejos y atractivos de BSG es la presidenta Laura Roslin, interpretada por Mary McDonnell con una acertada mezcla de contención e intensidad, enfrentada y al tiempo atraída por el Comandante Adama. Antigua maestra metida a política, enferma de cáncer y obligada por las circunstancias a asumir una pesada responsabilidad que nunca deseó, Roslin irá pasando por diferentes fases en las que tendrá que tomar decisiones muy duras. En unos casos serán juiciosas y sensatas, otras serán innecesariamente crueles o incluso corruptas. El espectador sabe que en el fondo es una persona honesta que intenta hacer lo mejor posible su nada envidiable trabajo, pero al mismo tiempo no puede evitar disentir de ella en no pocos momentos de la serie.
Y, por supuesto, Gaius Baltar, personaje de cuyos cambios con respecto a la serie original ya hablamos anteriormente y del que comentaremos más aspectos un poco más adelante.
BSG fue extensamente publicitado en su andadura inicial como un espectáculo televisivo de obligado visionado. No sólo insuflaba nueva vida a un clásico sino que iba dirigida a un mercado, el de las cadenas por cable como Sci Fi Channel, que funcionan como boutiques especializadas para espectadores que buscan temáticas y enfoques muy concretos. Tras el éxito cosechado con la miniserie inicial, los productores recibieron luz verde a una temporada adicional de trece episodios que tuvo aún mejor acogida. A ella le seguirían otras tres de 22 episodios.
No sólo fue el formato de BSG pensado para satisfacer a una audiencia moderna, sino que empleó técnicas propias del serial/culebrón como la “narrativa flexible” (en la que la historia principal se va desarrollando sobre un complejo puzle narrativo en el que, a su vez, evolucionan un amplio reparto de personajes). Al igual que en los seriales tradicionales, los acontecimientos pasados se repiten de vez en cuando en forma de flashbacks. Como el serial progresa de semana en semana, ha de enfrentarse a problemas derivados del propio formato: primero, deben ser capaces de enganchar a nuevos espectadores que se suban sobre la marcha y, al mismo tiempo, mantener la continuidad de tal forma que quien se pierda uno o dos episodios no se quede colgado; en segundo lugar, los seriales deben generar suficiente interés y emoción entre los espectadores como para sobrevivir al hiato estival entre temporadas. Los finales de cada temporada de “Galáctica” y los breves avances que el canal iba dosificando en los meses veraniegos, supieron cumplir perfectamente tal misión, generando expectación y aumentando el atractivo potencial de la serie.
(Continúa en la siguiente entrada)
¡Por fin tengo el gusto de retomar tu blog y ya me he encontrado con un montón de nuevas entradas en él! Quise volver acá más o menos a partir de la última lectura que te hice y espero ponerme al día a la brevedad. Como siempre es un gusto leerte.
ResponderEliminarPues bienvenido de nuevo! Ya he visto que has estado muy ocupado con tu propio blog...
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