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viernes, 16 de agosto de 2013
1993-BABYLON 5 (1)
El éxito cosechado por “Star Trek: La Nueva Generación” (1987-1994) supuso a la hora de la verdad poco impulso en lo que se refiere a la producción de nuevas series televisivas de ciencia ficción. De hecho, muchas cadenas seguían pensando que el género era veneno para las cifras de audiencia. “Star Trek” no era más que la excepción que confirmaba la regla. A medida que transcurría la década de los noventa, los éxitos de “Star Trek: Espacio Profundo Nueve” (1993-1999) y “Star Trek: Voyager” (1995-2001) hicieron poco por cambiar la situación. Su adhesión a la franquicia de Gene Roddenberry los seguía convirtiendo en casos especiales.
Sin embargo, para cuando “La Nueva Generación” finalizó su recorrido en la primavera de 1994, ya se habían comenzado a emitir dos de las series de ciencia ficción más importantes de la historia televisiva del género. “Expediente X”, de la Fox, registró cifras de audiencia record, mayores aún que las conseguidas por cualquier serie de Star Trek. La segunda fue “Babylon 5”, aclamada por la crítica y adorada por los fans desde su primera temporada y cuya original propuesta consiguió atraer los suficientes espectadores como para que se completara su proyectado recorrido de cinco años. Estas dos series junto a la franquicia de Star Trek, hicieron de la década de los noventa la mejor de la historia hasta el momento para la ciencia ficción televisiva.
“Babylon 5” es una gran saga situada en el universo del siglo XXIII, en el que humanos y alienígenas tratan de limar sus diferencias pacíficamente a bordo de la enorme estación espacial de diez kilómetros de largo que da título a la serie. Dirigida primero por el comandante Jeffrey Sinclair y más tarde el capitán John Sheridan, los miembros de la tripulación deberán luchar contra una maligna e intrigante especie alienígena conocida como Las Sombras, una facción corrupta de políticos y militares terrestres y una siniestra organización de telépatas con sus propios objetivos. Pero veamos primero su génesis.
Joe Michael Straczynski (al que críticos y fans se refieren como JMS para evitar equivocarse con su difícil apellido) no era a mediados de los ochenta un recién llegado a la televisión. Tras una breve carrera como periodista, Straczysnki pasó a la pequeña pantalla en 1983, trabajando como guionista, editor y productor de varias series infantiles de animación como “He Man and the Masters of the Universe” (1983-85), “She-Ra” (1985-86), “The Real Ghostbusters” (1986-91) y “Captain Power” (1987-88), así como en “Se ha escrito un crimen”, “The New Twilight Zone”, “Jake y el Gordo” y otras series de imagen real. Además, JMS pasó varios años escribiendo comic books (“Teen Titans”, “Star Trek”), y artículos de periodismo de investigación y críticas sobre cultura popular además de guiones radiofónicos. En resumen, JMS sabía escribir.
Fue durante su trabajo como guionista para “The New Twilight Zone” cuando un día, mientras se duchaba, experimentó su personal epifanía sobre un nuevo programa televisivo. Se sintió tan inspirado que apenas tuvo tiempo de cerrar el grifo, saltar de la ducha y ponerse a escribir sus ideas en un libro de notas. Sería una space opera en forma de saga que se prolongaría cinco años y que incluiría a un amplio reparto de humanos y alienígenas. El primer título que llevó aquel borrador fue “El Proyecto Babylon”.
Esto sucedió en 1986. En esa época, estaba a punto de dar comienzo una nueva era para la ciencia ficción televisiva. Pero la ambiciosa premisa de Straczynski era un arma de doble filo. ¿Estarían dispuestos los estudios y las cadenas a aceptar una idea tan ambiciosa teniendo en cuenta que el presupuesto sería forzosamente limitado? Mientras el guionista pulía los detalles, se prometió que esta vez sería diferente. Todas las historias estarían pensadas y engarzadas unas con otras de antemano, algo que suponía toda una novedad en el medio televisivo, en el que las series se iban escribiendo sobre la marcha hasta que el público dejaba de responder. Ahora se trataría de una serie con un principio, un desarrollo y un final claramente definidos.
En la primavera de 1987, con una completa “biblia” sobre el universo que había imaginado y un borrador completo de la historia, Straczynski mostró su proyecto a John Copeland y Douglas Netter, un dúo de productores con quienes ya había trabajado anteriormente en “Captain Power and the Soldiers of the Future”, un programa infantil de imagen real. Se enviaron propuestas a HBO, ABC y CBS, pero las puertas parecían cerradas. Straczynski estaba convencido de que su idea era buena, pero estaba claro que eso no era suficiente para sacarla adelante. “Me costó cinco años vender el programa porque nadie quería competir con “Star Trek”, nadie pensaba que podía hacerse. Todos creían que sería demasiado caro. Cuatro años después, incluso mi agente empezó a decirme: “Déjalo. En ese tiempo podrías haber vendido dos o tres ideas más convencionales”. Pero yo estaba obsesionado con esta historia en particular. Sabía que podía hacerse. Quería hacer una saga como las que yo había crecido leyendo.”
Efectivamente, las cadenas pensaban que una serie que no se ajustara al modelo de episodios autoconclusivos impediría que nuevo público fuera incorporándose una vez el programa se hubiera iniciado, lo que reduciría excesivamente su nicho de mercado. En realidad, JMS estaba recurriendo al formato de serial tan habitual ya en los culebrones: la línea narrativa principal, con sus múltiples capas y temas, permitiría hacer evolucionar a los personajes de una forma muy raramente vista en la televisión.
Por fin, en marzo de 1989, las estrategias de mercado de las cadenas jugaron a su favor. Chris-Craft Television era un consorcio de cadenas de televisión independientes distribuidas por todo Estados Unidos. Uno de sus propósitos era convencer a Warner Bros para crear una nueva cadena, por lo que pensaron que “Babylon 5” les vendría bien para tal objetivo. Los productores consiguieron interesar a los ejecutivos del consorcio gracias principalmente a dos propuestas con implicaciones presupuestarias: por un lado, la decisión de situar la acción en una estación espacial y, por otro el recurso a efectos digitales –una muestra de los cuales, elaborada por ordenador por el mago de los efectos especiales Ron Thornton, fue exhibida para demostrar su factibilidad-. Al no necesitar múltiples decorados y maquetas, el ámbito financiero podría mantenerse siempre bajo un relativo control.
Sin embargo, las cosas se dilataron más de la cuenta. En el verano de 1989, Paramount rechazó la serie y, por fin, en diciembre de ese mismo año, Warner Bros puso en marcha la anunciada cadena sindicada, PTEN (Prime-Time Entertainment Network) con tres series, “Kung Fu: The Legend Continues”, “Time Trax”… y “Babylon 5”.
Straczynski fue muy específico en su declaración de principios incluida en el borrador que envió a Warner Bros, tal y como afirmó él mismo en un post de internet:
“Había visto tantos programas de ciencia ficción de presupuesto ajustado que siempre acababan sobrepasándolo, que quería desafiarme a mí mismo creando uno que cumpliera varios puntos importantes.
1) Tendría que ser buena ciencia ficción.
2) Debería ser buena televisión, y rara vez los programas de ciencia ficción eran al tiempo buena ciencia ficción y buena televisión. Generalmente son una cosa o la otra.
3) Adoptaría un enfoque adulto, intentando ser para la ciencia ficción televisiva lo que “Canción Triste de Hill Street” fue para las series policiacas.
4) Sería financieramente asequible, realizado con un presupuesto razonable.
5) No tendría que parecerse a nada de lo visto hasta la fecha en TV y presentaría no solo historias independientes, sino situadas sobre un tapiz mucho más amplio. El resultado es “Babylon 5”.
Durante años, en las convenciones, he escuchado a los aficionados lamentarse e incluso organizar coloquios titulados “¿Por qué no pueden hacerlo bien?”. Esta, creo firmemente, es la oportunidad de conseguir exactamente eso… hacerlo bien, tomarse la ciencia ficción en serio, crear personajes para un público adulto, incorporar auténtica ciencia pero mantener a los personajes en el centro de la historia".
Escribir esto antes incluso de que el episodio piloto se hubiera finalizado, significó una toma de posición nueva, diferente, una señal de que algo iba a cambiar en la ficción televisiva.
Entre agosto y septiembre de 1992 se filmó el episodio piloto, “La reunión”, que se emitió el 22 de febrero de 1993 como parte de la nueva programación del recién nacido consorcio PTEN. Los resultados de audiencia fueron buenos y la noticia comenzó a circular con rapidez entre la comunidad de fans de la ciencia ficción. La fe que la cadena depositó en el resultado del programa aseguró la financiación de la serie regular, que empezó su producción en unos estudios de Sun Valley, California, estrenándose en enero de 1994.
Babylon 5 comienza en 2258, diez años después del final de la guerra que enfrentó a la Tierra y los Minbari. La estación espacial del título está situada en “territorio neutral”, y cumple el papel de las actuales Naciones Unidas, pero a escala galáctica. En ella todas las razas alienígenas pueden reunirse, intercambiar mercancías e ideas, resolver sus asuntos diplomáticos y, en definitiva, tratar de alcanzar un entendimiento mutuo que impida el estallido de nuevos conflictos.
El constructor y principal promotor del proyecto fue la Tierra. Como en el universo de Star Trek, la Tierra parece disponer de un gobierno mundial, que en este caso controla, además, cierto número de colonias en otros planetas. Pero, a diferencia del utópico futuro imaginado por Gene Roddenberry para su Star Trek, el de B5 está plagado de problemas sociales, políticos y económicos.
La especie humana está menos avanzada (especialmente en lo que a tecnología se refiere) que muchas de las otras especies con las que ha contactado. De hecho, una de las razones del establecimiento del proyecto Babylon fue la mencionada guerra Tierra-Minbari, que estalló debido a un simple malentendido después de que una nave terrestre, al contactar por primera vez con una Minbari, interpretara mal sus señales, abriendo fuego y matando a su principal líder. En el conflicto que siguió, la propia Tierra fue casi aniquilada por la superioridad tecnológica de la Federación Minbari. Sin embargo, éstos –tal y como se nos informa en el transcurso de la serie- detuvieron inexplicablemente su avance cuando estaban a punto de llegar a la misma Tierra, ofreciendo en cambio su rendición y poniendo punto final a la guerra. Algunos terrestres consideraron tal resultado como una victoria, pero la mayoría de los líderes humanos se dieron cuenta de que las fuerzas terrestres no eran rivales para la mayoría de las civilizaciones alienígenas de la galaxia. El proyecto Babylon fue así concebido como un intento de evitar futuros conflictos entre especies.
Babylon tiene una fuerte dimensión utópica en su visión de cooperación y comprensión entre especies. De hecho, las voces en off que abren los episodios de la primera temporada definen a la estación como “nuestra última y mejor esperanza para la paz”, haciéndose eco de las palabras elegidas por John Kennedy para describir a las Naciones Unida en su discurso inaugural de 1961. El proyecto está apoyado con igual decisión por otras especies, particularmente los Minbari.
La estación tiene una población estable de 250.000 personas de más de veinte especies distintas, todas tratadas, al menos teóricamente, como iguales. De ese número, el 42% son alienígenas, por lo que los humanos constituyen sólo una ligera mayoría. Por otra parte, el proyecto Babylon ha estado marcado por el desastre desde sus inicios. Por una parte, hay quien, en la Tierra, lo ve como una táctica dilatoria que retrasará una nueva e inevitable guerra, danto tiempo a los humanos para que reconstruyan y amplíen sus fuerzas a un nivel que les permita enfrentarse a los Minbari con posibilidades de éxito.
Por otra, Babylon 5 lleva ese número porque es la quinta en una serie de estaciones con un destino trágico. Las tres primeras fueron destruidas misteriosamente hallándose aún en fase de construcción, mientras que la cuarta desapareció sin dejar rastro justo antes de entrar en servicio. Así, Babylon 5 comienza su misión rodeada de un aura de peligro que sugiere que hay fuerzas misteriosas que se oponen a su objetivo.
La misma estación es un gran trabajo de ingeniería en la mejor tradición del género, dando por sentado que la tecnología en el año 2258 habrá avanzado más allá de lo imaginable en estos momentos. Con casi diez kilómetros de longitud y un peso de 25 millones de toneladas, Babylon 5 es básicamente una ciudad girando sobre su eje para conseguir gravedad interior, dotada de diferentes espacios con atmósferas específicas para acomodar a especies no respiradoras de oxígeno y un impresionante catálogo de instrumentos de comunicación, armamento y soporte vital que ayudan a dirigir la estación.
La serie presenta también una tecnología de viaje espacial muy avanzada, necesaria para mantener un contacto regular con otras especies alienígenas y que éstas puedan viajar con facilidad desde sus respectivos mundos a Babylon 5 y viceversa. En este caso, el viaje interestelar se consigue mediante el uso de portales al hiperespacio, una zona inestable que permite trasladarse a gran velocidad entre puntos distantes del espacio normal.
Uno estaría tentado de afirmar que Babylon es un milagro de la tecnología si no fuera porque, a diferencia de muchos otros programas de ciencia ficción, aquí se deja claro que la estación se construyó con un enorme esfuerzo humano y económico. De hecho, debido a problemas presupuestarios, algunas zonas de la misma se dejaron sin terminar. Además, problemas de índole práctica marcan el día a día, lo que exige una ingente cantidad de trabajo. Por ejemplo, el continuo flujo de naves que llegan a la estación para comerciar deben ser cargadas y descargadas por los operarios por mucho que máquinas de avanzada tecnología les ayuden en la tarea. Uno de los momentos clave en la primera temporada acontece en el episodio “Por cualquier medio necesario” (mayo 1994), cuando los trabajadores de los muelles amenazan con ir a la huelga por los bajos salarios y las peligrosas condiciones del servicio.
(Continúa en la siguiente entrada)
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