Fue durante la séptima década del siglo XIX que Julio Verne comenzó a publicar sus Viajes Extraordinarios (el primero de los cuales, ya lo comentamos, fue "Cinco Semanas en Globo", en 1863). Verne se comenta más detalladamente en sus respectivas entradas, pero sin extendernos mucho, digamos que la creciente popularidad del “viaje extraordinario” en aquella década y la siguiente tuvo antecedentes bastante anteriores por mucho que el impulso definitivo se lo diera Verne. De hecho, algunos de esos hoy desconocidos pioneros de los viajes fantásticos empequeñecen con su arrolladora imaginación la inventiva del propio Verne.
Uno de esos olvidados fue Achille Eyraud, cuya obra, “Viaje a Venus” es inencontrable a no ser como breve nota en los manuales especializados de CF o de historia de la astronáutica. De acuerdo con las referencias que he conseguido revisar, su relato no es particularmente destacable a no ser por un detalle: fue la primera mención de un sistema de propulsión a reacción (en este caso la proyección de agua) para impulsar la nave. Así, aunque fue mucho menos conocido y leído que “De la Tierra a la Luna” de Julio Verne, publicado el mismo año, su premisa científica era mucho más plausible que la de su compatriota.
Uno de esos olvidados fue Achille Eyraud, cuya obra, “Viaje a Venus” es inencontrable a no ser como breve nota en los manuales especializados de CF o de historia de la astronáutica. De acuerdo con las referencias que he conseguido revisar, su relato no es particularmente destacable a no ser por un detalle: fue la primera mención de un sistema de propulsión a reacción (en este caso la proyección de agua) para impulsar la nave. Así, aunque fue mucho menos conocido y leído que “De la Tierra a la Luna” de Julio Verne, publicado el mismo año, su premisa científica era mucho más plausible que la de su compatriota.
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